La junta de personal de justicia de Ciudad Real se ha encerrado este viernes en los juzgados de Valdepeñas –en realidad es una asamblea continua que durará hasta el mediodía de este sábado- en protesta por el “caos” y la “pendencia brutal” (número de asuntos pendientes) a la que han llegado ambos órganos judiciales, los más colapsados de la provincia.
Los trabajadores de los juzgados y los representantes sindicales aseguran que están en una situación límite que el Ministerio de Justicia debe afrontar. “La tasa de pendencia es tan elevada, del 4,26 por ciento, que al ritmo de trabajo actual de la poca plantilla se necesitarían 51 meses sin que entraran asuntos para poner el juzgado al día”, asegura Ricardo Rosales, presidente de la junta de personal.
La tasa media de pendencia en los juzgados mixtos es de 2,29 por ciento, lo normal es que todos la superen en un punto pero no en el extremo al que se ha llegado en Valdepeñas tras años de inacción.
2016, el año de no retorno
La mala situación de partida de estos juzgados, que los sindicatos de justicia llevan denunciando años, se agravó en 2016, cuando entró en vigor el proyecto ‘papel cero’ y digitalización de los expedientes judiciales.
Esa supuesta mejora en la práctica ha supuesto más carga de trabajo y problemas de estrés y salud laboral por no llegar a tiempo. La situación es especialmente grave en el juzgado que se encarga de violencia de género, y empieza a serlo en la gestión de los asuntos penales (se ha derivado personal a civil, que es la jurisdicción más atascada).
Con este panorama la junta de personal lleva años haciendo quejas y escritos al ministerio que caen en saco roto. Vamos, que ni les contestan.
“Justicia solución”
En este inicio de 2020 y bajo el lema “Justicia solución” los trabajadores reivindican la creación de un nuevo juzgado, más plantilla, creación de un decanato y un servicio común de notificiación y embargos.
Sobre esas cuestiones se pronunciarán los trabajadores en la asamblea nocturna cuyo contenido se dará a conocer este sábado al mediodía.
Rosales lamenta sobre todo el mal servicio que se presta a la ciudadanía “y el tiempo que se pierde atendiendo a la gente que, con razón, pregunta por su asunto”. “Esto es un bomba de relojería, hemos llegado a una situación extrema”.