Enfermeros de la sanidad pública en Ciudad Real de diferentes perfiles cuentan cómo han vivido 2020, un año que la Organización Mundial de la Salud declaró ‘Año de la Enfermería’, sin saber hasta qué punto lo iba a ser. “Hemos dado el 200%, más que nunca se ha demostrado que somos el corazón y el alma del sistema sanitario”
Si hay un colectivo profesional al que la pandemia de coronavirus ha puesto a prueba en el último año es la enfermería, “el corazón y el alma del sistema sanitario”, dicen, tanto por volumen como por dedicación a los cuidados del paciente infectado.
“Ha sido un año muy difícil, con momentos duros, pero tenemos que sentirnos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho para afrontar los nuevos retos que hay”, comenta José Miguel Pérez, enfermero de medicina familiar y comunitaria en Alcoba de los Montes. En la misma línea Miguel García Ayala, enfermero de la UCI del Hospital General, destaca la capacidad de adaptación de la profesión, “por desgracia las unidades de críticos se han triplicado, y con un personal de enfermería que en estos cuidados se caracteriza por una gran especialización”.
Buscar enfermeros de UCI donde no los había, cuando los pacientes ingresaban en críticos de cinco en cinco, demostró “de qué clase de personas está hecho este oficio”, apostilla García Ayala. En los meses más duros de la pandemia hubo que tirar de profesionales de atención primaria o urgencias y emergencias, que dejaron su puesto de manera voluntaria para formarse “a una velocidad de vértigo” y asumir ese durísimo trabajo con EPI (equipos de protección individual) en hospitales devastados por el virus.
Eloísa Fernández, enfermera con 43 años de oficio que decidió retrasar su jubilación (en la segunda quincena de marzo) para echar una mano, recuerda “el silencio” del Hospital General de Ciudad Real, “todo fue planta covid” en la primavera de 2020.
Belén González Galán, enfermera de cuidados geriátricos en la residencia Gregorio Marañón, cayó infectada en los primeros días del estado de alarma. Vivió de cerca el impacto de un virus que entró en su geriátrico “de pronto”, para sembrar de “estrés” y “desconcierto” la forma de trabajar.
Pilar Ramiro, enfermera de medicina familiar y comunitaria, terminaba en mayo la residencia en esa especialidad en el Hospital General. El virus paró la formación pero le ofreció un trabajo del que a día de hoy se siente muy orgullosa: enfermera de vigilancia epidemiológica, es decir, rastreadora, la nueva especialidad de la enfermería surgida de la covid.
Salvar vidas, más claro que nunca
En plena tercera ola de contagios, en la que más que nunca piden a la población que siga las recomendaciones porque se presenta un año 2021 muy parecido a 2020, estos cinco enfermeros relatan en esta serie de entrevista para Lanza por el Año de la Enfermería cómo más que nunca han sentido que su trabajo va de salvar vidas.
Esto no afecta solo a gente joven
De cara a lo que viene, “duro y largo”, el enfermero de UCI Miguel García recalca: “Hay que recordarle a la gente que esto no es una patología que afecte solo a gente a mayor, afecta a gente joven de 40, 45 y 50 años; y a gente de 20, 25 o 30; no respeta a nadie. Tenemos que estar alerta todos. Si te dicen que te quedes en casa, quédate, hay un abanico muy amplio de herramientas para controlar la pandemia”.