Estos tres hermanos noblejanos son un caso paradigmático sobre lo que supone apostar por estudiar una carrera, Ingeniería Mecánica, por vocación y sin que influya el transtorno que pudiera ocasionar la distancia, en este caso, entre Noblejas y Almadén o la difícil comunicación entre el noreste de la provincia de Toledo y el suroeste de la de Ciudad Real.
Nada les ha impedido a estos tres hermanos estudiar y graduarse en el centro de la Universidad de Castilla-La Mancha que querían, la Escuela de Ingeniería de Almadén, cuya formación alaban sin dudarlo al mismo tiempo que reconocen que les ha permitido una rápida incorporación al mundo laboral como ingenieros, según cuenta a Lanza, Marta Elena Puerta, la menor de estos tres hermanos toledanos cuya graduación como ingeniera tuvo lugar el pasado 3 de diciembre.
Javier Puerta, el primero de los hermanos que llegó a la Escuela hoy trabaja en la ITV de Ocaña mientras que su hermana Cristina lo hace en el Grupo Duomo, una la empresa dedicada al diseño y fabricación de componentes metálicos para la industria de las energías renovables, ubicada en Villarrubia de Santiago (Toledo).
No es el caso, todavía, de Marta Elena que, de momento, ha optado por estudiar el máster en Educación del Profesorado, en Tecnología Informática, para ejercer como docente, aunque no descarta preparar el doctorado porque parte de su felicidad la vincula a ser en el futuro docente en Almadén. “Yo sería muy feliz siendo profesora en la Escuela de Almadén”, reconoce en conversación mantenida con este digital.
“Si el próximo año quiero comenzar el doctorado, tendría que hacer otro máster en ingeniería y seguir estudiando tres años más ya que a mí lo que me gustaría, si algún día soy profesora de Universidad, es serlo en mi Escuela”, insiste sin vacilación alguna.
Cercanía entre profesores y alumnos
En calidad de graduada, Marta Elena Puerta fue la encargada de pronunciar el discurso en nombre de todos los alumnos, en el acto de graduación celebrado en la Escuela de Almadén y al que asistió el rector de la UCLM, Julián Garde, y en el que recibió el Premio Extraordinario Fin de Grado.
En su intervención, tuvo palabras de agradecimiento para todos sus profesores “que se han preocupado por mí y se han alegrado por mis éxitos y los de mis compañeros. En muy pocas universidades consiguen esta cercanía y cariño mutuo que nos tenemos profesores y alumnos y eso es una cosa que hace única a la EIMA”, expuso ante el auditorio universitario.
Sus hermanos, Javier y Cristina, presentes en el acto como referentes y ejemplo a seguir para ella, recibieron una mención especial y el aplauso de todos ya que “gracias a ellos me decidí por estudiar en esta Escuela (…) y es una de las mejores decisiones que he podido tomar en mi vida”, dijo una emocionada Marta Elena, tal y como recuerda ahora cuando cuenta que acabó su intervención entre lágrimas “porque hablé de todos los compañeros y amigos que he hecho allí” y que se han convertido en su familia.
El paso de estos tres hermanos de Noblejas por la Escuela de Almadén partió de Javier, un joven al que, desde niño le gustaba la mecánica y mostraba una gran afición por arreglar coches con su padre, así como por desarmar –y armar- juguetes para ver su mecanismo. Tras un primer contacto con la Universidad en el campus de Toledo, donde hizo el 1º de Electrónica, el pionero de los tres hermanos optó por trasladarse a estudiar a la Escuela de Almadén y comenzar Ingeniería Mecánica y abrir, de paso, el camino a sus dos hermanas.
Diseño de estructuras y matemáticas
Tras la experiencia de Javier, Cristina lo tuvo claro y eligió el mismo centro y el mismo grado, pese a que la docencia era otra opción que barajaba. “A mi hermana le gustaba mucho el diseño de estructuras y las matemáticas y eso hizo que se inclinara hacia el grado de Ingeniería, además de que ya teníamos la experiencia de mi hermano a quien le había ido muy bien en la Escuela”, recuerda Marta Elena.
Ella, la benjamina, en cambio, quería ser ingeniera desde la adolescencia, aunque la opción de Magisterio también estaba ahí. “Pero elegí Ingeniería en Almadén porque entiendo que está más valorada y si quiero ser profesora lo puedo ser. Creo que, finalmente, acabaré siéndolo, pero con mi carrera de ingeniería, que siempre ha sido mi sueño”, explica.
La Escuela de Almadén: Una segunda casa
Preguntada por lo que ha supuesto para ella su paso por la Escuela de Almadén, Marta Elena no duda al asegurar que es “una segunda casa” en la que los profesores se caracterizan por la cercanía y un trato “con mucho cariño”.
Lo que encuentras allí, -dice- por mucho que busques en otra Universidad es imposible. Puedes ir a Madrid, pero sabes que eres un número. No te conocen por tu nombre, ni saben quién eres, ni si te va bien en las clases, si te enteras o si vas a clase… Sin embargo, en Almadén es todo lo contrario. Incluso si pones cara rara durante una clase, el profesor sabe que algo no has entendido”.
Sobre la formación que se imparte en la Escuela, no tiene ninguna duda. “Estamos todos contentísimos con la formación que hemos recibido en Almadén –sentencia-. “Si a mí me dicen ahora que tengo que volver a estudiar una carrera y tengo que elegir una universidad en España o en el mundo, yo volvería a Almadén, sin duda. No lo digo por decir, sino de verdad. Y mis hermanos igual”.
Resolver dudas
“Te pongo un ejemplo. Durante el primer curso fui a una academia en Noblejas a clases particulares de Cálculo I y el profesor nos daba el mismo temario a una compañera que estudiaba en la Politécnica de Madrid y a mí. Pero, claro, no es lo mismo que un profesor explique para 90 personas a otro que si tienes dudas te invita a que vayas a resolverlas en horas de tutoría o el cualquier otro momento. Y si vas, te va a atender.
¿Y has recomendado estudiar en la Escuela de Almadén?. Sí, claro. Con mi hermana estuvo estudiando un chico de Noblejas porque mis padres le hablaron muy bien de Almadén a su familia. Y a un amigo mío del Instituto me lo encontré en mi escuela cuando yo ya estaba en 4º, porque se había venido de Toledo.
Acabados los estudios, ¿Qué relación queda con Almadén?. La mejor amiga de mi hermana es de Almadén, estudiaron juntas la carrera y mantienen muy buena relación a día de hoy. Y mi hermano mantiene tres o cuatro amigos con los que se ve con frecuencia. Al ser tan poquitos en la Escuela, se hacen amistades y todo el mundo se conoce y está junto siempre.
Polígono industrial
Marta Elena Puerta ha realizado su Trabajo Fin de Grado (TFG) sobre la viabilidad de implantar un polígono industrial en Almadén. De hecho, -explica- encontramos un terreno donde se podría hacer, a 4 kilómetros del pueblo. Actualmente está el Pozo de las Nieves a 2 kilómetros del centro, y se podría construir otro con una extensión mucho mayor.
Con el acto de graduación en la Escuela de Almadén, Marta Elena cerró una etapa de cuatro años que nunca pensó que le ocasionaría tanto pesar acabar. Atrás quedaban muchos momentos y recuerdos vividos y personas que permanecerán “siempre en mi corazón”, una etapa que, sin embargo, concluye con el orgullo de ser ingeniera.