Belén Rodríguez
Ciudad Real
La Puerta de Toledo, el monumento más emblemático de Ciudad Real ya se puede contemplar desde todos los ángulos en la nueva “plaza abierta”, en palabras del concejal de Urbanismo Alberto Lillo, para el paseo tranquilo y la contemplación, que ha quedado tras la tercera fase de obras de adecuación del entorno, que han durado más de un año.
El resultado, tras la retirada del vallado y con opiniones para todos los gustos según ha podido comprobar este periódico, cumple con el objetivo del proyecto según Lillo, que remarca que “no se diseñó con este equipo de gobierno”, y que consiste en darle protagonismo al monumento, antes tapado por coches y un transformador eléctrico que ha habido que demoler y soterrar.
“Todavía queda margen de mejora en la zona, pero creo que se ha recuperado el monumento para los vecinos”, señala Lillo, que entiende que una plaza diáfana, con arbolado todavía por crecer y abierta en pleno agosto “pueda parecer dura e inhóspita, pero si se pusieran más elementos se le restaría protagonismo al arco central”.
El concejal de Urbanismo admite que no ha sido una obra fácil, en especial la parte relativa al transformador, no obstante esa circunstancia no justificaría que la empresa contratista se haya retrasado un mes y medio con respecto al plazo pactado, por lo que se verá si esa circunstancia puede ser motivo de sanción. Según explica la inversión, en parte financiada por la entidad Bankia, ha sido la prevista inicialmente.
La recepción oficial todavía no se ha producido, faltan trámites y flecos para cerrar el expediente, aunque la plaza ya esta lista.
Dentro de ese “margen de mejora”, el concejal de Urbanismo señala que es posible que con el remanente de tesorería de este año que tiene el Consistorio se pudiera hacer alguna actuación nueva para mejorar ese entorno, en el que también está previsto en un futuro demoler las viejas instalaciones militares de la calle Altagracia, “pienso que se va a quedar un espacio interesante para la ciudadanía”.
En obras desde 2008
Las obras en la Puerta de Toledo, resto emblemático de la muralla medieval de Ciudad Real, arrancaron por el año 2008. Entonces se reorganizó el tráfico mediante la construcción de una gran rotonda y se siguió con la restauración de los restos medievales.
En esta última fase, la tercera, un diseño del arquitecto municipal Emilio Velado, se ha recuperado el monumento para el paseo y el disfrute vecinal. Se han suprimido espacios de aparcamiento y ampliado aceras, se han soterrado las conexiones eléctricas y se ha dejado un espacio central diáfano para resaltar la belleza e importancia de la Puerta de Toledo, una de las pocas que quedan en pie de la vieja muralla, y a la que ahora se puede ir tranquilamente paseando.
La última fase de la intervención ha durado más de un año.