Mercedes Camacho
Ciudad Real
Lágrimas de lluvia, de un cielo que desde por la mañana descargó sobre el cadáver aún húmedo de Doña Sardina, y un cortejo fúnebre muy animado, protagonizaron este miércoles el entierro de la Sardina en Ciudad Real. Una sardina que este año “resucitó” mientras la quemaban y saltó de la pira funeraria en la que ardía, aunque finalmente lo que parecía un claro caso de ‘catalepsia’, finalmente fue sólo un reflejo del cuerpo ‘sin vida’ de Doña Sardina que finalmente desapareció entre llamas, aunque en el suelo, como marca la tradición.
La despedida de Doña Sardina comenzó, como es tradicional, en la “capilla ardiente” instalada en la Plaza Mayor, donde la Federación de Peñas -con rosquillos y mistela- demostraron que las penas con pan son menos penas. A mostrar sus condolencias en nombre del Ayuntamiento de Ciudad Real, se acercaron los concejales de Festejo, Manuela Nieto-Márquez, y el de Régimen Interior, David Serrano; así como Don Sardino, a quienes acompañaron en su dolor los profesionales y usuarios del centro Guadiana.
Ya por la tarde, el divertido sepelio estuvo protagonizado por un cortejo funerario en el que se entremezclaban demonios de fuego, pescadores zancudos, malabaristas, gatos -que más que llorar a la finada esperaban el momento de zampársela- y una charanga que acompañó los restos de Doña Sardina en su traslado desde la capilla ardiente hasta la hoguera, donde las concejalas del equipo de Gobierno Manuela Nieto-Márquez y Sara Martínez, despidieron a tan notable vecina.
Finalmente, la Federación de Peñas volvió a demostrar esa máxima de las penas y el pan y “suavizó” la tristeza de los ciudarrealeños que se congregaron en la Plaza Mayor con una deliciosa “sardinada” en memoria de la difunta, en la que colaboraron E. Leclerc y Señorío de Guadianeja.
Sin embargo, en Ciudad Real el entierro no es el punto y final de los Carnavales como en la mayoría del país, sino tan sólo el ecuador. Como recordó Nieto-Márquez, aún queda hoy la fiesta de mayores, mañana la infantil, el sábado la comida popular de máscaras en la Plaza de la Constitución y el domingo, si el tiempo lo permite, el desfile de Carnaval.