La decisión del Gobierno de no reanudar la docencia presencial este curso sino que los alumnos regresen a las aulas el próximo ha coincidido casi con el final de un curso académico marcado por el impacto del Covid-19, un virus que ha puesto contra las cuerdas al sistema sanitario y confinado en sus casas a toda la sociedad española durante, hasta hoy, 46 días, y que finalizará con enseñanza a distancia. Hasta el próximo mes de septiembre que comience el nuevo curso escolar de manera presencial solo abrirán los centros para clases de refuerzo y para alumnos menores de seis años cuyos padres estén trabajando.
Cinco docentes de otros tantos centros educativos de la provincia han contado a este digital sus impresiones ante la situación que tiene por delante la enseñanza. Es el caso de Lola Sánchez, directora del IES Torreón del Alcázar, Mercedes Barreda, directora del IES Juan de Távora, Esther Jiménez, directora del colegio Juan Ramón Jiménez, Juani Caro, orientadora en el IES Bernardo Balbuena de Valdepeñas y Raquel Serrano como presidenta del AMPA del colegio Carlos Vázquez de Ciudad Real.
Mantener la distancia necesaria
El regreso a las aulas en el mes de septiembre con el nuevo curso “es lo más lógico” porque hacerlo ahora supone modificar el trabajo que hay en marcha y las instalaciones no están preparadas para mantener la distancia necesaria que evite contagios, asegura Lola Sánchez Mascuñano, directora del IES Torreón del Alcázar de Ciudad Real.
La directora de este centro bilingüe asegura que hasta ahora el trabajo desarrollado es del 200% con todos los alumnos, incluso velando por su salud emocional, y un hipotético regreso a las aulas coincidiría con la evaluación de junio y sobre un regreso para recuperaciones asegura que habría que ver las circunstancias, como podría ser el caso de la prueba de acceso a la Universidad mientras que los alumnos de la rama sanitaria están incorporados a sus prácticas. En definitiva, “este curso está realmente terminado”, asegura la directora de un centro en el que se imparten clases de ESO, Bachillerato y los ciclos formativos de electricidad y electrónica.

Los profesores de este centro ya están trabajando en la coordinación para para que el comienzo del próximo curso no suponga un problema para los alumnos, como no lo fue el salto digital que dio la enseñanza hace mes y medio ya que en este centro “teníamos mucho adelantado”.
En este sentido, Lola Sánchez destaca el trabajo «sin horas» que ha desempeñado el profesorado, en el que está incluido velar por el estado de ánimo de los alumnos en su casa, y recuerda que, pese a este trabajo ímprobo, la nueva etapa ha demostrado que la presencia física del docente en el aula es «insustituible”. Hace falta la vida en las aulas, concluye Lola Sánchez.
Actividad docente con garantías
De su lado, a la directora del IES Juan de Távora de Puertollano, Mercedes Barreda, ve acertada la medida del gobierno de volver a las aulas en septiembre en vez de ahora, al final de este curso atípico, porque la actividad docente no puede desarrollarse con garantías para todos porque las instalaciones educativas no están preparadas para mantener la distancia que exigen las autoridades sanitarias con motivo de la pandemia.
A juicio de la directora de este centro, y profesora de francés, las instalaciones de los centros educativos (pasillos, aulas y otros espacios) no están preparadas para mantener la seguridad que se exige de ahí que sea más seguro posponer el regreso al inicio del próximo curso. “Me parece bien –asegura- cuanto más se posponga mejor ya que tendremos más seguridad. Aunque todos tengamos ganas de volver a clase, lo más sensato es que volvamos en septiembre”.
Sobre la apertura de las aulas a pruebas como la EvAU, Barreda confía las autoridades educativas para que su desarrollo se lleve a cabo con las garantías necesarias.
Planificación para abordar el regreso
Juani Caro, orientadora en el IES Bernardo Balbuena de Valdepeñas, habla de “prudencia” y planificación para comenzar a abordar el regreso a las aulas ya que la crisis sanitaria obligará a tomar medidas de prevención que incidan en la protección de los alumnos con plenas garantías. A su juicio es muy complicado volver a las clases en las circunstancias actuales, de ahí que los esfuerzos haya que destinarlos a planificar los recursos educativos, el personal necesario para abordar la enseñanza con unas ratios óptimas y, también, con unos nuevos horarios.

Además, Caro entiende que el regreso a las aulas en septiembre conllevará, al menos en el primer trimestre, un refuerzo docente que compense muchos de los contenidos que no se han visto en este tercer trimestre por ello será necesario contar con recursos de apoyo e incidir en la lucha contra la brecha digital que ha quedado al descubierto y evitar que se vuelva a repetir en un futuro inmediato.
Partidaria de trabajar desde ya para anticiparse en la toma de decisiones que palíen las necesidades que traerán la vuelta a las aulas, como las dimensiones de éstas, la ratio y un mayor número de docentes, Caro insiste en la cautela con la que se debe abordar el regreso a las aulas para las clases de refuerzo y para los alumnos menores de 6 años cuyos padres estén trabajando tal y como contempla las medidas del Gobierno.
Un jarro de agua fría
La presidenta del AMPA del colegio de Carlos Vázquez de Ciudad Real, Raquel Serrano, considera que la decisión de no volver al colegio hasta septiembre “es un jarro de agua fría” porque, como madre, tenía la esperanza de que los alumnos pudieran incorporarse ahora antes de que acabara el curso y no finalizar las clases de esta forma. “No es normal”, asegura mientras explica que una de sus hijas, por ejemplo, se incorporará el próximo curso al Instituto y no ha podido ni despedirse de sus amigos. “No es mormal que los niños acaben el curso de esta forma”, insiste.

Raquel Serrano, en cambio, está muy satisfecha con el papel que han desempeñado los profesores en esta etapa de docencia digital y pone el acento en la situación de aquellas familias que tienen que volver al trabajo y no tienen con quien dejar a sus hijos. Esta situación se extiende y acrecienta en el verano al no existir actividades programadas para los próximos meses, como las Escuelas de Verano o los campamentos, y esta situación excepcional se complica para aquellos padres que trabajan los dos. «En verano nos coordinamos con los abuelos y con las actividades estivales pero ahora no sabemos cómo lo vamos a hacer», señala.
En este sentido, es necesario recordar que para ayudar en esas situaciones familiares, el Gobierno planteará a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) «reforzar todas las actividades de conciliación» y se establecerán «determinadas excepciones para que, en la fase 2 de la desescalada, aquellos niños que no tengan presencia familiar en sus casas tengan la capacidad de ir a un centro escolar», según detalló este martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Recuperar la convivencia
A Esther Jiménez, directora del colegio Juan Ramón Jiménez de Puertollano, que las clases se retomen en septiembre le preocupa por lo que supone de pérdida de contacto entre los niños pero no tanto por los contenidos. A su juicio, los contenidos de Infantil y Primaria se pueden recuperar perfectamente en el próximo curso pero no así, en cambio, lo que supone la convivencia entre los más pequeños. “Aprender a convivir”, lo llama ella, en esas etapa de la vida en la que socializar es muy importante.

La también profesora de Valores Sociales y Cívicos para alumnos de 6ª curso de Preimaria reconoce que los centros no están preparados para soportar las medidas que conlleva hacer frente a una crisis sanitaria de las dimensiones de la pandemia actual, cuanto más un centro de educación infantil y primaria en el que la edad de los alumnos implica una convivencia extremadamente cercana y en la que se comparten muchas de las herramientas de estudio. “No está preparado el centro, habría que aumentar tres veces su tamaño para cumplir con las medidas sanitarias”, aclara a preguntas de este digital.
En cuanto a cómo abordaría el centro que dirige el regreso de los menores de 6 años cuando ambos progenitores trabajen, tal y como anunció este martes el presidente del Gobierno, la profesora Jiménez asegura que aún no conocen cómo se llevaría a cabo esta medida aunque reconoce que, por las características socioeconómicas de las familias de los alumnos de su centro, son pocas en las que se de la circunstancia que trabajen ambos cónyuges.