En la escalinata de la ‘lonja’ de la parroquia de Santa Catalina, a los pies de la torre, la foto de familia precedió a la lectura de un manifiesto que habla por sí solo. Fue redactado y leído por los propios colegiales, escenificando así la importancia crucial de, y obvia, de las generaciones más jóvenes en el futuro de la comarca. He aquí algunos fragmentos de su alegato:
“Hoy estamos aquí para hablar de nuestra comarca, el Campo de Montiel, y de nuestros pueblos, que tienen un encanto especial por sus monumentos, sus plazas, sus gentes, su historia, sus valores naturales, sus colores, sus tierras, sus olivas, sus viñas, sus cereales…”. “…Salvar el medio rural está en nuestras manos porque nos estamos cargando el planeta poco a poco y tenemos que hacerlo por nuestras tierras, por nosotros y por todo lo que nos rodea…”. “…Yo quiero que mis hijos puedan ver cómo es mi mundo, para que vean lo bonito que es vivir entre la naturaleza. Hagamos todo lo posible…”. “…Hay que montar negocios para que haya trabajo y que la gente no tenga que emigrar; para recuperar habitantes debemos potenciar nuestra economía, alimentos como el queso y el vino, carnes como el cerdo, la oveja o la cabra; también el cultivo de frutos secos como el pistacho o la almendra. Y, cómo no, nuestro oro líquido, el aceite de oliva…”. “…Todos los pueblos del Campo de Montiel tenemos que convencer a los jóvenes para que se vengan a vivir a los pueblos”.
En declaraciones a la prensa, Luis Manuel Ginés expresó su satisfacción por el impacto de esta segunda edición. “Hemos pasado por municipios que no habíamos pasado y nos ha sorprendido la respuesta. En todos ha habido más respuesta que el año pasado y en La Solana también”. Destacó la masiva presencia de niños, que han redactado el manifiesto. “Ellos tienen que hablar de nuestra comarca, es importante que la conozcan y la valoren”. “Desarrollamos actividades en los colegios con ese objetivo y merece la pena el esfuerzo”.
Ginés recordó que el Campo de Montiel actual lo forman 23 pueblos con un contingente de 50.000 habitantes, y que en los últimos cuatro años se han perdido 4.600. “No podemos quedarnos de brazos cruzados porque hasta los niños son conscientes de ese problema”. “Es un trabajo de todos buscar soluciones para que nuestros jóvenes no se marchen”. “Lo principal es ilusión, esfuerzo, compromiso y unión”.