La jornada inaugural de la muestra puso en escena la historia de cinco mujeres que fueron condenadas por brujería por la Santa Inquisición, “una obra muy actual con varios mensajes que reivindica el papel de la mujer y denuncia su discriminación a lo largo de la historia. También hace un guiño al tema político y utiliza un lenguaje muy inclusivo”, según indicó la directora del grupo, Mari Carmen Rodríguez, tras la representación.
La historia se divide en dos partes. La primera revela una ambientación en plena época inquisitorial, con las brujas refugiadas en una lúgubre cueva. Después aparecen en el siglo XXI porque su carne murió, pero no su espíritu, que comprueba cómo el mundo ha cambiado. Es ahí donde aparece una alcaldesa que reconoce, por fin, el papel de las brujas en aquella cueva, devolviendo la paz a esas almas vagantes.
La directora, también creadora de la obra, se mostró exultante después de la actuación “teníamos cierto temor por las infraestructuras, ya que un gran porcentaje del montaje se basa en la iluminación y el sonido, necesitando gran material técnico, pero gracias al excelente trabajo de la Diputación todo salió perfectamente”. A nivel artístico, “el elenco estuvo a la altura y estamos muy contentas con el resultado, ya que teníamos miedo a que no gustase o no se entendiera el mensaje”, apostilló.
El público, que llenaba el patio de butacas de la Casa de Cultura (con todas las medidas sanitarias correspondientes), disfrutó de este original y divertido montaje. Entre los espectadores, junto al jurado calificador, estuvo presente el vicepresidente de la Diputación Provincial, David Triguero, que puso en valor el concurso en tiempo de pandemia. Destacó el trabajo desarrollado para llevar la cultura a diversos pueblos gracias a esta iniciativa que cumple ahora treinta ediciones, siendo muy escrupulosos con todos los protocolos anti Covid.