La huella de un dedo en una caja de Nesquik de tres kilos, en la que una vecina de La Solana y su marido guardaban ahorros de toda una vida de sacrificio en el campo, podría ser clave para condenar a uno de los presuntos autores de un timo de la estampita perpetrado en La Solana en 2011 a una mujer de mediana edad (53 años en ese momento).
Lo más chocante del engaño es la cuantía: 200.000 euros, una cantidad de dinero que el marido de la denunciante, agricultor, iba sacando del banco según recibía subvenciones y pagos por su trabajo para ahorrar y comprarse una nave agrícola en la que guardar el tractor y otros aperos.
Diez años después el matrimonio sigue sin dinero, sin nave y con el consuelo al menos de que el presunto timador, Gregorio F.L., un hombre de 28 años de fuera de la provincia, pueda ser condenado a dos años y medio de cárcel por un delito de estafa agravada.
“A mí me anularon la voluntad”
Pero, ¿cómo alguien entrega casi un cuarto de millón de euros a un desconocido, al que además dejó pasar a su casa? “A mí me anularon la voluntad, yo ya no era persona desde que me empujaron al coche”, ha repetido la víctima como principal argumento, ante la sección primera de la Audiencia de Ciudad Real que ha juzgado el caso de forma telemática, en contra de su criterio, pero como mal menor para cerrar un asunto que estuvo cinco años parado por falta de autor, y que después del auto de apertura de juicio oral se ha suspendido varias veces.
Ayudaba a su padre, tapicero ambulante
El correoso presunto timador ha sido juzgado por videoconferencia desde un juzgado de la provincia de Ávila, aunque con su abogado defensor en la sala de la Audiencia Provincial, para negarlo todo. Ha dicho que ni siquiera sabe bien dónde está La Solana. Su vinculación con la provincia es que su padre es tapicero ambulante y en aquella época (2011), con solo 18 años, iba por “esos pueblos de Ciudad Real” trabajando en el tapizado a domicilio.
Pudo tocar la caja de Nesquik en un supermercado
No recuerda dónde estuvo el 7 de febrero de 2011 ni qué hizo, cuando la mujer sufrió el timo, y solo se explica que su huella esté en la caja de Nesquik de los 200.000 euros o bien porque haya podido pararse en algún supermercado de La Solana y tocar el envase que luego compró la mujer, o que hubiera entrado a desayunar con su padre en alguna casa de La Solana después de hacer un trabajo. Explicaciones peregrinas para la fiscal del caso, que considera que este hombre es el autor material del timo, aunque este jueves la denunciante, que lo ha tenido que ver a través de una pantalla, haya sido incapaz de reconocerlo (hace unos años sí lo identificó en una fotografía en el juzgado).
“Me estuvieron siguiendo”
La víctima, que menos en el detalle de qué esperaba obtener a cambio de 200.000 euros, ha sido persistente y clara en su acusación, asegura que aquel 7 de febrero fue al cajero a sacar dinero “se ve que me estuvieron siguiendo”. Cuando llegó a su casa, sobre las once de mañana, una chica, “que parecía que no era normal”, dice, le preguntó por un estanco, ella se lo indicó, y se dio cuenta que llevaba una riñonera repleta de billetes de 50 euros. En ese momento apareció ‘el gancho’, el acusado G.R.L., y poco después la mujer ha dicho en el juicio que “la empujó al coche”, que tenía aparcado por allí, con la supuesta chica discapacitada y anularon su voluntad de tal forma que ya no supo qué hizo la hora larga que pasó con los timadores.
“Decía que iba a quemar el dinero”
“Ella decía que iba a quemar el dinero, que quería chuches, y le propusimos cambiárselo, no sé muy bien qué me paso”, ha relato hoy en el juicio. En su primera declaración dio más detalles. Explicó que la chica decía que llevaba “estampitas y papelitos” que iba a quemar y animada por el acusado accedió a entrar a su casa, para salir con 85 euros que le propuso cambiar a la falsa discapacitada por la bolsa con el dinero, de un supuesto premio de la lotería.
Pero los timadores no se conformaron con eso, le pidieron más billetes, y accedió a entrar en su casa, acompañada del acusado, e ir al lugar en el que guardaban los ahorros, un falso techo en un cuarto de baño al que para acceder hasta se tuvo que subir en una escalera. Del escondrijo sacó la famosa caja de Nesquik con la que salió para hacer el trueque.
Se volvió a montar en el vehículo con ellos
Como la timadora quería el dinero en una bolsa, la mujer se montó en el coche con la pareja y los acompañó a comprar la bolsa de tela para el intercambio, movimientos que quedaron registrados después por varias cámaras (grabaron el coche azul que la Guardia Civil comprobó después que había pertenecido al padre del acusado), y se marcharon a las afueras del pueblo para hacer el intercambio.
Toallitas y papelitos en vez de billetes
Sin que la mujer se diera cuenta, “la chica empezó a darme besos y a decir que era muy buena persona”, se supone que el acusado cambió los 200.000 euros por toallitas higiénicas y papelitos, que entregó en la caja de Nesquik y en otra bolsa a la señora. Le mandó que se fuera a su casa mientras él supuestamente llevaba a la falsa discapacitada al centro del que se había fugado, y que no abriese las bolsas hasta que no regresara.
Cuando la mujer llegó a su domicilio comprobó que la bolsa estaba llena de toallitas de papel. Se puso tan mal que ni siquiera abrió la puerta a sus hijas, que fueron a buscar al padre al campo para abrir la vivienda y acceder al interior.
Sacaban dinero del banco para guardarlo
El marido, que también ha testificado, ha entregado documentación que acredita que durante años estuvo haciendo reintegros en el banco para guardar dinero en casa y así juntar para comprarse la nave, de ahí que la fiscal considere acreditado que la estafa asciende a esa cantidad: 200.085 euros.
“No tuvo ni que contar el dinero, se lo di contado”
Este testigo ha explicado que esa caja de cacao la tenían años ahí para guardar el dinero, en billetes de 50 y en fajos envueltos en papel de aluminio “para que no se quemasen si había un incendio”, con la cantidad que había en cada paquete. “No tuvo ni que contar el dinero el artista, se lo di contado”, ha dicho.
A preguntas de la defensa, que cuestiona que hubiera tal cantidad de por medio en el engaño, el marido de la denunciante ha afirmado que ese capital es el fruto de años y años de trabajo en el campo (desde los diez años), sin vacaciones ni restaurantes.
Tras la denuncia en febrero de 2011 el equipo de la policía judicial de la Guardia Civil de Manzanares hizo una inspección ocular e intervino los objetos de la estafa, entre ellos el paquete de cartón de Nesquik en el que encontraron la huella, que se registró y cotejo con otras del Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), de acceso de todas las fuerzas de seguridad en España.
Detenido en Oviedo con un billete falso
Al acusado de este timo, que según su abogado no tiene antecedentes, lo detuvieron en el 2015 cuando intentó pagar con un billete falso en Oviedo, le tomaron las huellas, y comprobaron que coincidían con este caso sin resolver de La Solana.
La Guardia Civil del puesto de Manzanares, partiendo de la identidad del sospechoso, retomó la investigación y comprobó que además de la huella el padre del acusado tenía un coche que según diversas grabaciones fue el que utilizaron los timadores en La Solana.
El juicio ha quedado visto para sentencia, con quejas del abogado de la defensa de que por un delito leve te tomen la huella dactilar.
