Los hosteleros solaneros se echaron a la calle para protestar por el cierre de sus establecimientos. Después de casi dos meses de inactividad, el gremio se manifestó por unas medidas que consideran injustas y que no son la solución a la pandemia que padecemos, según defienden. El mensaje que lanzó la Asociación de Empresarios Hosteleros de La Solana fue rotundo, sólo piden que les dejen trabajar.
La manifestación partió desde la zona de la Plaza de Toros a las 10:30 de la mañana y fue secundada por unos doscientos vehículos aproximadamente. La comitiva, que se hacía notar por el sonido de los claxon, completó un circuito urbano que finalizó en la Plaza Mayor. Todos los automóviles lucían carteles alusivos a la protesta, con rótulos como “Salvemos la hostelería”, “No somos el virus” o “La hostelería es de todos”.

La marcha discurrió con total normalidad y no se registró ningún tipo de incidente. La manifestación contaba con todos los permisos correspondientes y estuvo perfectamente coordinada por la Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil. Los manifestantes fueron muy cuidadosos con las medidas sanitarias, respetando la distancia de seguridad y ofreciendo geles hidroalcohólicos a su llegada a la Plaza Mayor.
Los hosteleros estuvieron arropados por gentes de otros sectores, especialmente el de comerciantes, además de público en general que también se solidarizó con los promotores. A nivel político, hubo representación de concejales de varias formaciones políticas del Ayuntamiento de La Solana, además del propio alcalde Luis Díaz-Cacho.

Al finalizar el recorrido, se leyeron sendos manifiestos en apoyo de la hostelería y contra el cierre de establecimientos. Los hosteleros Pedro Cañadas y Gabriel Onsurbe fueron el altavoz de ambos textos reivindicativos que narraban el calvario que llevan sufriendo de forma ininterrumpida desde finales de diciembre. Solicitaban más ayudas a los autónomos, reducción de impuestos y flexibilizar las restricciones, entre otras cosas, mientras siguen haciendo frente a los gastos a pesar de tener sus negocios con el candado puesto.
La lectura del manifiesto congregó a medio millar de almas que protagonizaron un fuerte aplauso tras su finalización. También sonó otra ovación similar cuando se guardó un minuto de silencio por las personas fallecidas por el Covid y sus familiares.
Los hosteleros se mostraron muy satisfechos por la alta participación registrada y por el buen desarrollo de la actividad, agradeciendo todas las colaboraciones recibidas.