Melody pasó como un ciclón por La Solana, como una auténtica ‘diva salvaje’. Más de 3.000 espectadores (las entradas estaban agotadas desde hace días) siguieron la actuación de la sevillana en el recinto ferial, aprovechando el marco de la II Feria Agroalimentaria ‘Saborea La Solana’. Y a fe que dejó buen sabor de boca en los miles de fans que fueron a verla.
La expectación era tal, que antes de las 9 de la tarde ya había colas en las inmediaciones de la entrada a la feria, que a esas horas todavía apuraba las actividades previstas para ese día, algunas de ellas cambiadas de hora para adecuarse a las circunstancias. Había gente de toda edad y condición, con público llegado desde varios puntos de la provincia y región. El ambiente previo ya era espectacular en el bulevar del parque municipal.
Ana María De Dios actuó como telonera, amenizando la espera a ritmo de rancheras y coplas de Isabel Pantoja. Hubo que esperar hasta ver saltar a Melody al escenario. A las 23.10 lo hizo, acompañada por un gran espectáculo de luz y sonido. Salió escoltada por cuatro bailarines, que ayudaron a dar vistosidad al concierto con intensas coreografías. La cantante, recién llegada de su atribulado paso por Eurovisión, no tardó en recibir el cariño de la gente, con múltiples pancartas apoyando su paso por el festival continental y dejando claro que mereció mucho más. Ella respondió con creces sobre las tablas. Hizo un recorrido por las canciones que la han acompañado a lo largo de su carrera, desde las primeras como De pata negra o Ese niño, así como su reciente single El apagón. Entre canción y canción, Melody recibió varios regalos del público, en un ambiente de gran complicidad.
Aproximadamente a la mitad del espectáculo invitó a su padre, Lorenzo Molina, ex componente del grupo Los Kikos, a compartir escenario con ella. Juntos, interpretaron Loco. El progenitor de la ‘diva’ se mostró muy agradecido con el público por todo el cariño que estaban brindando a su hija, no solo tras su paso por Eurovision, sino también por 25 años de trabajo duro en pos de la música.
El broche de oro lo pusieron las dos canciones más esperadas por el público. Primero, su famoso Baile del gorila, y después la eurovisiva Esa diva, con las que acabó de meterse al público en el bolsillo, totalmente entregado. Fueron casi dos horas de espectáculo.
La cantante dijo que después de tantos meses de trabajo, toda esa energía que se vivía en ese momento era “como un bálsamo para mi corazón“.
