La Soledad mostró con sobriedad su conmovedor dolor pero tuvo que resguardarse

Con el corazón en un puño se vivió ayer la salida de la procesión de la Virgen de la Soledad, que se retrasó media hora por la amenaza de lluvia y cuyo desfile tuvo finalmente que desplazarse hasta el Guardapasos tras llegar al Camarín. La pasada Semana Santa no pudo salir la procesión por el agua, que también motivó el regreso del desfile los dos años anteriores, de manera que la ilusión se percibía acrecentada en San Pedro entre los hermanos y costaleros que decidieron afrontar la inquietud iniciando el recorrido y mostrar por primera vez el palio de cajón del paso de la Soledad y la imagen de María de Cleofás del Misterio de la Virgen de la Amargura.
También, como novedad, se pudieron contemplar los cuerpos de ciriales, tras los que sacaron, a cuclillas 30 costaleros con relevos, el Misterio de la Virgen de la Amargura, recibido con aplausos por numerosos ciudarrealeños y cuyo caminar fue alentado por la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Prado-La Pasión.
La impactante sobriedad de la procesión, en la que el negro por el tremendo desconsuelo de la Virgen se extendió por la ciudad, también tuvo uno de sus momentos más emotivos en la salida, con los costaleros de rodillas, del paso de La Soledad, cuya imagen, con su rosa de plata en una mano, iluminó la devoción en los rostros de muchos ciudarrealeños.
La Banda de Música Reina de la Amargura, de Jaén, acompañó el palio de la Virgen en una procesión también llamada popularmente de ‘las mantillas’, como las que llevaron, con flor de la pasión en el lado izquierdo del pecho, varias mujeres de las familias Contreras Raboso, que se desplazan todos los años desde Toledo para participar en el desfile, y Contreras López, que acuden desde Pamplona.
El Hermano Mayor, José Enrique López Jurado, calculó que unas 200 personas entre los músicos, costaleros y nazarenos participaron en la procesión que tras cruzar la Plaza Mayor y la calle Feria, se dirigió al Camarín de la Virgen, donde se decidió que era necesario resguardar de la lluvia las imágenes con lo que el desfile se encaminó hasta el Guardapasos.