Los cazadores de Ciudad Real han visto cumplidas las expectativas en la temporada de caza menor -que acabó el pasado 8 de febrero- por la abundacia de piezas, tras criar en un escenario natural favorecido por las abundantes precipitaciones de la primavera y un verano suave.
Excepto la liebre, diezmada por la mixomatosis, la campaña ha sido “muy buena” o incluso «histórica» para la perdiz roja o el conejo.
Así lo han dicho a este diario portavoces de las organizaciones de cazadores y gestores de fincas, que han celebrado los resultados en la campaña 2018-2019, la primera bajo el marco de la última ley autonómica, aprobada en marzo
Manuel Aranda, presidente de la Federación de Caza de Ciudad Real, quien sin “echar las campanas al vuelo”, ha aplaudido el balance de este periodo cinegético, que se practica mayormente en cotos sociales, abierto durante cuatro meses desde el 8 octubre (excepto la perdiz roja con reclamo cuya veda concluyó el 23 de enero).
“Ha sido medio alto en abundancia”, con una solvente presencia en el caso de las perdices, tras una reproducción más masiva, debido a la conjunción de factores, como la climatología o la menor presión de los predadores.
Respecto a la liebre, ha tenido «malos” resultados porque apenas se ha cazado en los cotos, con gran afectación de la enfermedad vírica, que es típica de los conejos.
Precisamente, esta especie ha tenido un comportamiento dentro “de la tónica de otros años”, es decir, “abundante en la comarca de La Mancha”, y con poca presencia en otras zonas de tradición cinegética de la provincia.
Con todo, Aranda señala que se ha rebajado la situación de emergencia cinegética del mamífero, denunciada durante meses por los agricultores del vértice manchego de Castilla-La Mancha, tras un control de su poblaciones con capturas permitidas por la Administración.
Por comarcas, la más favorable a la práctica ha sido la de más extensión con es la de La Mancha, con cientos de cazadores en las grandes poblaciones como Alcázar de San Juan, Pedro Muñoz, o Manzanares, entre otras muchas.
La mayoría de piezas de caza menor son para consumo doméstico, ya que, como ha recordado Aranda, la venta de piezas abatidas con plomo está prohibida, y los mercados se abastecen con ejemplares de granja.
La organización que preside Aranda cuenta en la provincia con 5.000 cazadores federados, cerca de un tercio de las registradas a nivel regional, y dentro de los niveles de los últimos años.
Aranda ha defendido la práctica de la caza en todas sus modalidades, tanto la deportiva en sociedades vinculadas a los municipios y en cotos federados como la organizada en monterías, que «atraen a muchos aficionados», nacionales o extranjeros.
Caza mayor
Respecto a la caza mayor, cuyo plazo está abierto hasta el 21 de febrero, el portavoz de la Federación provincial ha indicado que también está siendo una temporada positiva, por la proliferación de reses tanto de ciervo como de jabalí, con «buenos trofeos».
Histórica
Por su parte, el presidente de la Asociación de Propietarios Rurales para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente (Aproca), Luis Fernando Villanueva, ha coincidido en calificar de «bueno» el balance de caza menor, incluso ha ido más allá y ha señalado que ha sido «histórico», sobre todo para la perdiz roja, hace unos años amenazada por sus caídas de población.
«Ha sido ideal no solo para las especies sedentarias, sino también para las migratorias, como la tórtola, paloma torcaz y codorniz (se cazaron entre agosto y septiembre), favorecidas por el retraso en las cosechas.
Sobre la liebre, Villanueva se ha mostrado preocupado por la mutación del virus típico del conejo, tal y como han confirmado tres laboratorios. Precisamente, ha adelantado, estos establecimientos, junto con la Fundación Artemisan, las universidades de Córdoba y de Jaén y el Ministerio de Agricultura están trabajando en un proyecto para encontrar una posible vacuna.
Ha señalado que ha habido cotos en los que se ha perdido mas del 90% de la población.