La imagen de entrada a la Dehesa Boyal es ya diferente: algo falta en el paisaje. La voladura de la torre de Viesgo este viernes,a las 12 de la mañana puntualmente, dejaba sentimiento de tristeza entre los puertollanenses. Mucha era la expectación que había creado ver caer la torre de refrigeración de la Sevillana, como siempre se le ha conocido y llamado, entre todos los puertollanenses desde diferentes puntos de la ciudad. Los videos que se subían de manera inmediata a las redes sociales eran prueba y muestra del interés que había suscitado esta demolición de uno de los símbolos industriales de la ciudad de Puertollano.
Así, la propia empresa Viesgo lanzaba un tweet en el que se decía “un final de cine para una central de Óscar, muchas gracias central de Puertollano”, para otros significa la pérdida de un “monumento” que era la antesala de la Dehesa Boyal y que desde el año 1972 ha marcado este paisaje. De hecho, algunos vivían estos tres segundos de derribo de la torre con lágrimas en los ojos al ver caer uno de los símbolos industriales de Puertollano en una ciudad en la que el sentimiento y el arraigo con las grandes empresas está muy vinculado desde hace ya muchas décadas, y es que los puertollanenses sienten sus empresas como algo propio y siempre se identifican con el pasado, presente y futuro industrial de la ciudad.
La empresa Control Demeter era la encargada de realizar la explosión controlada de la torre de refrigeración de Viesgo.
Viesgo ha llevado a cabo esta voladura de la torre de refrigeración que formaba parte de la central térmica de Puertollano, cerrada desde 2013. La compañía eléctrica concluye así otro de los hitos enmarcados en los trabajos de desmantelamiento que está llevando a cabo en la central con el objetivo de ponerla en seguridad y que está previsto que concluya a mediados del próximo año.
Motivos de seguridad
La decisión de la voladura de la torre de la central, que ya ha agotado su vida útil y que, además, no puede ser aprovechada para sustentar la actividad de otro tipo de central, obedece a motivos de seguridad.
La torre de refrigeración, que tenía una altura de 122,5 metros y una anchura de casi 90 metros en algunos tramos, ha caído en una fase única que ha durado apenas tres segundos para la que se han utilizado cargas muy pequeñas de explosivos que han colapsado puntos críticos de su estructura.
Ni los vecinos ni los edificios de Puertollano, cuyo núcleo urbano se encuentra a más de 4 kilómetros de la central, han sufrido ninguna disrupción con ocasión de la voladura.
Con carácter previo a la misma, las instalaciones y equipos de superficie que se encontraban en las cercanías de la torre fueron desmontados temporalmente o protegidos, una medida extensiva también a los árboles y plantas del entorno inmediato.
Además, se colocó un perímetro de seguridad que se extendió hasta los 300 metros alrededor de la instalación.
Miguel Antoñanzas, Presidente de Viesgo, ha celebrado “el perfecto desarrollo de la voladura, que ha cumplido los requisitos irrenunciables de desarrollarse de forma segura y con el menor impacto posible para los habitantes de Puertollano” y ha agradecido a las Autoridades locales “su magnifica disposición para hacer que haya sido un éxito”.
Antoñanzas ha querido agradecer asimismo “el tesón, esfuerzo y profesionalidad de las personas que han trabajado en la central durante sus 42 años en funcionamiento, en que se han producido 39.467 Gwh equivalentes a 228.659 horas de funcionamiento, que han realizado una gran contribución a la seguridad de suministro del sistema eléctrico español.