Los mayos son consustanciales a Pedro Muñoz. La localidad no se entiende sin los mayos, ni al revés. En el corazón de La Mancha, Pedro Muñoz ha sabido conservar y hacer crecer la Fiesta del Mayo Manchego con una simbología y unas características propias. Fiesta popular de origen ancestral ligada a la exaltación de la primavera, encuentra su origen en la reunión espontánea de grupos de jóvenes en la noche del 30 de abril para cantar a las mozas y a la Virgen.
El canto de los mayos ha sobrevivido como una “herencia obligada” transmitida de padres a hijos y ha sabido reinventarse. En la actualidad, más de 4.000 personas inundan las calles de Pedro Muñoz en la noche del 30 de abril y no menos de 5.000 personas llenan la plaza de toros en el festival que se celebra cada 1 de mayo en el marco de esta fiesta declarada de Interés Turístico Regional desde 1992.
La historia popular cuenta que antes del 30 de abril, las familias con jóvenes casaderas encalaban sus fachadas. Entonces, los mozos se reunían en el pretil y la plazoleta de la iglesia, donde acudían los vecinos para pronosticar las vinculaciones de los pretendientes.
Se agrupaban en torno a la “farola”, un candil o linterna adornado con ramaje o flores que tenía como misión servir de luz a los rondadores, dada la escasez de iluminación de las calles hasta bien entrado el siglo XX. Al toque de ánimas los grupos de jóvenes iniciaban su recorrido, mientras los vecinos se iban retirando a sus casas sin prisas y expectantes. Los grupos llevaban instrumentos musicales básicos, bandurria, guitarra, quizá una trompeta y algún que otro rudimentario.
Si los padres de la joven abrían las puertas al grupo, o permitían que ésta se asomase a la calle por la reja, era señal de aprobación a la relación. Entonces el mozo pintaba en la fachada de su enamorada una cenefa o maceta con flor. Si en lugar de abrir la puerta, ésta permanecía cerrada, era señal inequívoca de rechazo. El mozo en lugar de pintar la cenefa o maceta tiraba el tarro de pintura a la pared. Era lo que se conocía como “enramá”.
La evolución de la fiesta
A comienzos de la década de los años sesenta del siglo XX, los mayos, por imperativos de la vida moderna, comenzaron a decaer en la gran mayoría de pueblos de La Mancha. En Pedro Muñoz seguían gozando de gran brillantez y participación, por lo que surge un movimiento que encabeza el Ayuntamiento para renovar y a la vez fortalecer la costumbre y tradición del mayo. Así en el año 1964 se reunió una Comisión Especial creada para organizar un festival donde el mayo fuese el protagonista. En la noche del 30 de abril de 1964 se celebró en la Plaza de España la primera Fiesta del Mayo.
Al año siguiente la fiesta tuvo tal resonancia que acudió mucho público de localidades vecinas y un gran número de personalidades relacionadas con actividades turísticas. Se volvió a celebrar en la Plaza de España en la noche del 30 de abril, con nombramiento de reina y damas, que en la actualidad llegan a más de 500 -aparte de los nuevos rondadores-. En la tercera edición se procuró otorgar un carácter regional, por lo que participaron agrupaciones de varios pueblos de alrededor y así el festival creció. Por allí han pasado desde presentadores de la fama de Isabel Tenaille.