Recorren medio centenar de kilómetros diarios. Sin motorizaciones, sin gases contaminantes, pero con el acogimiento de los pueblos del camino, a modo de estaciones de servicio. Y ahora que está tan de moda lo que llamamos ‘España vaciada’, su iniciativa cobra aún más protagonismo. Ellos son Santi Cordón, Patxi Uriz y Alberto Marín, tres amantes de la naturaleza, de los productos que da la tierra y de la gastronomía tradicional.
En este momento cruzan España a lomos de su ‘verducleta’, una suerte de tándem bicicletero que transporta semillas que van depositando en su camino de Tudela a Málaga, donde llegarán para proyectar su documental ‘Los últimos de La Mejana’ en el Festival de Cine de la capital de la Costa del Sol.
Este jueves, la verducleta hizo parada y fonda en La Solana. Entró en el patio del Palacio Don Diego, donde fue recibida por el alcalde, Luis Díaz-Cacho, encantado de recibirles. Llevan una camiseta con el lema ‘Orgullo rural’.
“Me siento muy identificado con lo que vienen reivindicando porque nosotros vivimos en el medio rural de los sentidos y de las emociones, el mejor espacio del mundo”, declaró el regidor. Elogió su ‘locura’ de atravesar España con este proyecto, y en concreto el Campo de Montiel “como la locura y sueños de don Quijote”.
“El mundo rural tiene que creérselo”
Santi Cordón dijo que cuando murió su padre, con el que compartió diez años en la huerta de la Mejana de Tudela, se dio cuenta de que había que mantener ese legado natural. “Yo soy cocinero y cocino desde la tierra, “para mí sembrar ya es cocinar, y veo que si no hacemos algo morirá ese cultivo artesano de la tierra”.
Patxi Uriz, ganador de un Goya por ‘Hijos de la tierra’, aceptó el reto de ayudarle e iniciar un documental, que ha sido aceptado por el Festival de Málaga en el prestigioso certamen ‘Cinema cocina’. La tercera pata del banco fue, precisamente, Alberto Marín, impulsor de la ‘verducleta’.
“El mundo rural tiene que creérselo y pelear por lo suyo, luchando por el medio ambiente y dejando de ser alimentariamente dependientes de los grandes productores”, declaró.
A medio camino, su parada en La Solana incluyó la proyección del documental y un encuentro gastronómico en la Casa de la Encomienda con el curso de cocina de la Universidad Popular. Hubo intercambio de recetas culinarias, entre ellas unas ricas gachas manchegas.