Las restricciones por la viruela ovina -todavía hay limitaciones para el movimiento de las cabañas fuera de la región-, la sequía y los costes de alimentación animal -por su escasez- están lastrando a la ganadería.
Así lo asegura César Delgado Rodríguez, de la empresa ciudarrealeña ‘Producción Ovina’, que gestiona y ofrece asesoramiento y servicios veterinarios a unas 100.000 cabezas de más de 40 explotaciones de ovino lechero de las provincias de Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Toledo.
Delgado avisa de la situación de un sector “al límite”, por los altos costes de producción, la falta de alimento y la baja rentabilidad de las actividades en las explotaciones en extensivo.
Desde la granja de ‘Los chapis’ en Argamasilla de Calatrava, el ingeniero agrónomo, con los datos en la mano, dibuja un escenario negro para fincas de esta dimensión, con unas 3.300 cabezas.
Explica que la viruela ovina y caprina, ha provocado serías pérdidas en ganaderías afectadas, “hasta hace unos días sin autorizaciones para introducir nuevos animales”, más allá del cerco a los movimientos de animales, sobre todo en las comarcas con focos, como la de Alcázar de San Juan en el territorio ciudarrealeño o en Cuenca, y de las exigentes medidas sanitarias.
Es un factor que ha provocado la devaluación del precio de los corderos, unido a otro fenómeno más preocupante y transversal como es la sequía.
La falta de lluvia y las altas temperaturas han llevado al estrés hídrico en los cultivos de cereales para forraje de secano, cuya cosecha apenas alcanzará el 10%. De esta manera, fincas como la que gestiona tampoco tendrán opción (también siembran) a realizar ensilados, frente al 1,2 millones del año pasado registrados en la de Argamasilla de Calatrava.

Incluso en tierras de Castilla y León, históricamente con más humedad y precitaciones, se reducirá al mínimo la campaña de alfalfas y vezas, informa Delgado. Por ello sus precios se han más que duplicado (un 250% más), de 30 a 72 pesetas el kilo al inicio de campaña.
La paja es otro subproducto que también ha registrado un alza vertiginoso por su escasez, y ha pasado de 8 pesetas hace un año el kilo a las 92 pesetas en la actualidad.
“Solo los regadíos y las vegas”, remacha Delgado, tendrán futuro en la alimentación animal, a la que una explotación familiar de varios miles de cabezas tendrá que dedicar un montante extraordinario para el verano porque “no hay forraje”.
Otro elemento que ha contribuido al déficit de alimento natural para los animales es, señala Delgado, el aumento de las exportaciones de forraje a China, Arabia Saudí y Corea del Norte por parte de las empresas deshidratadoras de distintas provincias, como Toledo y Albacete.
Más de un 30% de subidas
En conjunto, los costes se han incrementado por encima del 30% en el primer trimestre, se suman al 42% del año pasado, “y siguen al alza”
Tan solo la leche ha subido una media del 26% -un porcentaje similar al del año pasado-, un beneficio que apenas compensa la caída de ingresos del resto de líneas productivas.
Es el caso de la compra de corderos, se pagan a 3,7 euros el kilo -no alcanzan los 4,31 de media- y están por debajo de los costes de producción.
Tampoco tendrán este año ingresos por la lana tras el esquilado (realizado en ‘Los Chapis’ esa semana), dado que está fuera del mercado y serán gestionada “como un residuo, a través de los contenedores de cadáveres”.
Respecto a las ayudas aprobadas recientemente tanto para agricultores como para ganaderos, el agrónomo asegura que “no son eficaces”, como las rebajas del IRPF o para la contratación de primas de cobertura, dado que “muchos no tienen el seguro en el cereal de secano”.
Es el mismo caso que las subvenciones para fertilizantes, un gasto menor en las explotaciones, que apenas alcanza el 0,02% en la finca de Argamasilla.
El asesor ve más óptimas las ayudas directas a la alimentación y a los agricultores “para que puedan traer grano de fuera y amortizar las pérdidas”. De esta manera, “nosotros podremos disponer de materia prima a coste asumible”, concluye.