En plena efervescencia de las ideas que convulsionaron el siglo XX, el marxismo y el fascismo, durante la Segunda República que trajo la democracia real a España -incluido el voto femenino-, Ciudad Real ya tenía una prensa propia que ardía con soflamas como esta: “¿Qué podemos esperar del obrero que se pasa las horas de descanso leyendo El Socialista, Solidaridad Obrera, Mundo Obrero, del hombre que tiene continuamente en sus manos la prensa revolucionaria como El Sol, El Heraldo, El Mercantil? Frente a esa prensa impía, descreída, despreocupada o neutra hay otra prensa, buena, sana, cristiana, católica”.
La cita, textual, pertenece a un editorial de El Pueblo Manchego del 7 de julio de 1932, y la recoge el historiador Isidro Sánchez en su exhaustivo libro ‘Ciudad Real y su prensa. (1811-2021)’, en el que cuenta que la Editorial Calatrava, del obispado, pasó en 1932 a ser propiedad de José María Gil Robles, líder de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), el principal partido católico y antirrepublicano de los años previos a la Guerra Civil.
El mismo periódico que publicó este editorial, incautado tras el golpe militar contra el Gobierno que desencadenó la guerra, siguió activo con publicaciones que cambiaron de mensaje; hasta 1937 con la cabecera El Pueblo Manchego, órgano del Frente Popular, y de 1937 a 1939 como Avance, afín al partido socialista en el que se recogen artículos recordando al alcalde de Ciudad Real José Maestro, “fusilado el 18 de julio de 1937 en Valladolid por el ‘delito’ de ser diputado”, explica Isidro Sánchez, o anuncios de mítines en plena guerra (Ciudad Real fue retaguardia del frente republicano), como este: “Gran mitin comunista, el domingo 9 de mayo a las diez de la mañana en la plaza del Ayuntamiento”, y citan la intervención de una serie de oradores entre los que sobresale, Dolores Ibárruri, Pasionaria, acto al que animan asistir con un contundente “¡Antifascistas! acudid todos a escuchar a nuestra gran Pasionaria”.
Todo esto tiene que ver con Lanza porque una vez acabada la guerra los fundadores del periódico -falangistas- llegaron a un acuerdo económico con la Editorial Calatrava para aprovechar sus instalaciones, sus medios y su personal técnico. Lo vivió Carlos María San Martín, del equipo fundacional de Lanza en 1943, y lo recoge en su libro ‘El diario Lanza, un periódico singular. Recuerdos de un director’ (Instituto de Estudios Manchegos, 1985).

San Martín, ‘Kasama’, que entró como subdirector en 1943 y acabó dirigiendo el periódico hasta su jubilación en 1982, asegura que Editorial Calatrava contaba con medios que resultaron muy útiles a Lanza, como un teletipo, dos linotipias y dos máquinas planas de impresión. Disponía además de un taller de fotograbado, no muy frecuente en los periódicos de provincias. Todo hasta que en 1963 el periódico dispuso de instalaciones propias en la actual calle Libertad (Comandante Guerrero).

Una linotipia centenaria de la Editorial Calatrava
Parte de ese material, incluida una linotipia centenaria que casi con toda seguridad es la misma que fundió en plomo las letras de las ideas de los que se batieron en la guerra y contaron después una parte de que lo que ocurría en los años de miseria y represión del primer Lanza, es propiedad de la Junta de Castilla-La Mancha y está en los almacenes del Museo de Ciudad Real guardando polvo, pero completamente intacta.

La linotipia de los primeros ‘Lanzas’
“La linotipia que tenemos en el museo la donó en 1998 Severiano Calvillo, dueño de la Imprenta Calvillo, procedente de los talleres de la Editorial Calatrava. La recibimos por su valor histórico como máquina centenaria que había caído en desuso cuando en su momento fue un objeto tecnológicamente muy interesante”, afirma Ignacio de la Torre, director del Museo de Ciudad Real, depositario de una máquina que la Junta se plantea ceder a la Fundación Pública Diario Lanza para un proyecto de museo en la planta baja de su sede actual.
Esta linotipia más que centenaria (se calcula que tiene unos ciento veinticinco años) será una pieza a exhibir al lado de la rotativa en desuso en la que se imprimió el periódico hasta hace alrededor de una década, cuando tuvo que cerrar por los costes, en plena crisis de los periódicos en papel, unos años antes de tomar la decisión de que Lanza fuera un periódico digital con una publicación semanal en papel.

Hay fotografías de personal de los talleres del periódico trabajando con una linotipia coincidente con esta pieza de arqueología industrial descubierta en los almacenes del museo, e incluso una máquina de huecograbado también relacionada con Lanza por testimonios y fotos, que podrían engrosar el material del museo.
El proyecto, en el que la Fundación Pública Empresarial Diario Lanza lleva trabajando desde noviembre, consta de partes: por un lado recuperar todo el patrimonio material del periódico y reunirlo en su sede actual de la Ronda del Carmen -desde los años ochenta-, como es el caso de la linotipia; y por otro lado mostrarlo al público para explicar el oficio de los trabajadores de talleres, oficina, publicistas, periodistas y fotoperiodistas que han formado parte de las redacciones en distintas etapas de Lanza, cabecera decana de la prensa de Castilla-La Mancha.
Museo para compartir la historia de Lanza con Ciudad Real
“El museo sería una manera de compartir la historia del periódico decano de la región, mostrar cómo se ha hecho la labor informativa en cada tiempo. Al final es que toda la historia, o buena parte de la historia de Ciudad Real desde los años cuarenta hasta 2023, está en sus páginas”, asegura la directora Conchi Sánchez.
Aparte de máquinas como la linotipia, el primer sistema automático de composición de textos para impresión tipográfica, un trabajo artesano hecho por especialistas curtidos en Lanza no sin penalidades (pasaban horas y horas aspirando vapores de plomo, tecleando y componiendo contrarreloj en espacios minúsculos), se están recopilando bobinas de papel, máquinas de escribir, teléfonos, agendas, cámaras fotográficas de distintas épocas, las primeras nóminas de la plantilla de 1943 o el acta por la que en 1951 se transfirió el periódico a la Diputación de Ciudad Real, propietaria en la actualidad.
Lanza, integrado en la vida cultural de Ciudad Real
“Perseguimos la idea de integrar Lanza en la vida cultural de la ciudad y atraer nuevos lectores que sientan el periódico como algo suyo. Queremos contar una historia de éxito, que un medio de comunicación público haya resistido ocho décadas, con tantos cambios sociales, políticos y tecnológicos, y con periodistas profesionales, sobre todo a partir de la creación de la Escuela de Periodismo”, añade la directora.
El proyecto cuenta con el respaldo de la Diputación y de manera concreta del actual presidente José Manuel Caballero, que lo está siguiendo desde el principio. También colaboran el servicio de Archivo y de Prensa de la Diputación, en particular Isidro García de la Fuente, en la digitalización inicial del material fotográfico que se ha podido recuperar desde los años noventa hasta la actualidad.