El mes de marzo ha sido uno de los más lluviosos de las últimas décadas en gran parte de España, y esta abundancia de precipitaciones tendrá consecuencias, tanto positivas como negativas, en las zoonosis, el grupo de enfermedades infeccionas que los animales pueden trasmitir al hombre.
Estas enfermedades pueden ser trasmitidas a los humanos por contagio directo o a través de parásitos o algún otro agente intermediario como mosquitos o garrapatas, ha explicado Christian Gortázar, catedrático del Área de Sanidad Animal de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y profesor titular en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), con sede en Ciudad Real.
Gortázar ha recordado que aunque las lluvias son necesarias para la naturaleza, para la agricultura, para la ganadería y para muchas otras cuestiones cotidianas, desde el punto de vista de la sanidad animal también tienen su punto positivo o negativo.
En la balanza de lo positivo, está que este año habrá una menor incidencia de la tuberculosis animal, puesto que al haber más agua habrá más charcas disponibles, lo que supondrá menos concentración de animales y menos transmisión de la enfermedad, además de que habrá más comida, mejor condición física y una menor susceptibilidad de acabar infectados.
Al respecto, el profesor del IREC ha comentado: «Los investigadores tenemos perfectamente estudiado a lo largo de una serie de muchos años, por ejemplo, cómo hay una relación entre las sequías y la tuberculosis», de forma que en años muy secos hay brotes mucho más intensos.
Este efecto se debe a que al haber poca agua los jabalíes tienen muchos menos puntos donde beber y tienen mucha menos comida, lo que les obliga a juntarse, provocando que la transmisión de la enfermedad se produzca con más facilidad.
Por eso, lo esperable es que en un año como este se dé exactamente lo contrario: «Es decir, que a mayor abundancia de charcas de agua, habrá menos concentración de animales y, por lo tanto, menos transmisión de la tuberculosis», ha augurado el investigador.
Consecuencias negativas
Pero las copiosas lluvias de marzo también tendrán consecuencias negativas, como el incremento de algunos vectores de transmisión como es el caso de mosquitos y garrapatas, de los que habrá mucho más presencia esta primavera y este verano.
Esta circunstancia hará que haya más preocupación por enfermedades como la fiebre del Nilo Occidental (FNO) que transmiten los mosquitos o la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que transmiten las garrapatas, ya que según ha comentado Gortázar: «A más agua, todos sabemos que habrá muchos más mosquitos y muchas más garrapatas».
Ya hay precedentes en los últimos tres, cuatro o cinco años, ha señalado el investigador, que ha apuntado: «Si uno se fija, cada año va habiendo unos poquitos casos más, por ejemplo de fiebre del Nilo», pero también más brotes de algunas otras enfermedades como la fiebre hemorrática de Crimea-Congo, Leishmaniosis, o la fiebre catarral ovina ( Lengua Azul).
El profesor del IREC ha advertido que los años húmedos «les vienen de maravilla, por ejemplo, a las garrapatas» y que klas enfermedades transmitidas por estos arácnidos van a más, de año en año.
«El año pasado, desafortunadamente tuvimos prácticamente récord de casos de fiebre hemorrágica en la península ibérica. No fueron muchos, pero lo esperable es, por la tendencia que hay, cada vez sean más, y este año es muy favorable para que tengamos aún más casos», ha añadido Gortázar.
Medidas preventivas
El investigador ha señalado que ante la mayor posibilidad de sufrir estas enfermedades, lo más conveniente es tomar alguna medidas preventivas.
En el caso de los mosquitos, poner unas mosquiteras es una inversión de bajo coste, pero muy eficaz y muy útil. Además, eventualmente, incluso en épocas de muchísimos mosquitos, se debe evitar estar en el exterior justamente al atardecer o al amanecer, que es cuando ellos están más activos y están buscando sus presas, y utilizar repelentes.
En el caso de las garrapatas, «el riesgo quizás no es tanto para la gente en general, sino, para aquellos que pasean por el campo, y especialmente para quienes trabajan con el ganado o practican la actividad cinegética y está en contacto con los animales», ha precisado el catedrático de la UCLM.
Todas estas personas tienen más riesgo que «se le suba una garrapata», por lo que ha recomendado que «deberían tener un poco de precaución, por ejemplo, llevar pantalones claros que nos delaten un poco la presencia de una garrapata, desde luego no ir en pantalón corto y no dar facilidades al enemigo».
Y eventualmente podrían incluso «ponerse unos collares repelentes de perro en los tobillos o utilizar otros productos que de alguna forma, reduzcan el riesgo de picadura de garrapata».