Jueves, 12:30 de la tarde, en pleno centro de Ciudad Real y a tres días de que el Madrid y el Barcelona disputen ‘el clásico’ en el Camp Nou. Dos jóvenes veinteañeros discuten, frente a un Sportium, sobre cómo y a quién apostar en este partido. “Le voy a meter 10 euros a que empatan, que el Real Madrid no está muy bien…”, dice uno, mientras que el otro comenta que el partido es un “ultimátum” a Lopetegui y cree que el Real Madrid se va “a poner las pilas”, por lo que ha metido otros 10 euros a que gana el Madrid. Acceden al local y al rato salen. Mientras tanto, un ir y venir constante de personas, la inmensa mayoría jóvenes, entran y salen del local con sus tickets de apuesta en las manos.
Las salas de apuestas ya forman parte del ecosistema de las ciudades y municipios de la provincia de Ciudad Real, al igual que ocurre en toda la geografía española. Centrándonos en nuestra provincia, se han abierto 49 establecimientos de juego desde 2014, cuando en ese año solo había una quincena de este tipo de locales. Este incremento de lugares de juego, ha supuesto un incremento del 326% en tan solo cuatro años, según los datos que ha facilitado a este periódico la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, quien se encarga de tramitar las licencias de este tipo de locales a través de la Dirección General de Tributos y Ordenación del Juego.
A pesar de este gran incremento de salas de apuestas en la provincia, desde la JCCM, la directora general de Tributos y Ordenación del Juego, Susana Pastor, asegura que el incremento es generalizado en toda la región y en España, sobre todo en comunidades autónomas donde no existe regulación en este aspecto, como la comunidad de Madrid, Extremadura o Asturias, ya que en el resto de comunidades, como ocurre en Castilla-La Mancha, la apertura de este tipo de locales se limita a criterios de distancia o poblacionales, como ocurre, por ejemplo, con las farmacias.
“Intentamos controlar más el juego que al propio jugador, salvo que sea menor de edad”, indica la directora general, a través de la planificación de este tipo de locales para “controlar” la apertura de nuevos establecimientos de juego en la región “sin cerrar el mercado”. “Se puede limitar de forma razonable y motivada, pero no podemos cerrar el mercado en el ejercicio de una actividad, que es legal, y que genera más de 4.000 empleos directos en toda Castilla-La Mancha”.
No obstante, la directora general asegura de que si no fuera por la planificación de la JCCM “habría muchísimas salas de apuestas más”, ya que este año solo se han concedido 10 licencias de apertura de salas de apuesta en Castilla-La Mancha de las 68 presentadas.
El incremento desmesurado de este tipo de locales de ocio se traduce en que ha aumentado notoriamente el número de jugadores, ya que es evidente que si éstos no existieran o se mantuvieran como hace cinco o seis años, el número de casas de apuesta se mantendría. Hasta hace poco, en la provincia, al igual que en el resto de España, los salones de juego y los locales de apuestas deportivas eran negocios diferentes, sin embargo, se podría decir que actualmente ambos negocios se han fusionado, lo que hace que gente que se acerca solo a apostar, acabe también jugando a la ruleta o a las tragaperras y por ende, se acentúe la “enfermedad” que afecta a los usuarios de este tipo de salas de ocio, la ludopatía.
Cada vez más jóvenes
En la provincia de Ciudad Real existen asociaciones como LARCAMA que tratan a las personas adictas a los juegos de azar y que cada vez atienden a más personas jóvenes con problemas con las apuestas deportivas. “Actualmente lo que más tratamos es juego on-line y apuestas deportivas, sobre todo en personas muy jóvenes”, explican Alicia Rodríguez y Ana María Muñoz, psicólogas de LARCAMA. “Entre el 80 y el 90% de jóvenes entre 18 y 35 años que tratamos es a consecuencia de las apuestas deportivas”, indican las psicólogas, lo que significa que las salas de apuesta es “lo que más daño está haciendo a los jóvenes”, puesto que antes, “hace tres o cuatro años”, solían llegar al centro “una o dos personas al mes por el tema de las apuestas, mientras que ahora la inmensa mayoría de los que vienen son por esto”.
Las psicólogas coinciden que en los pequeños municipios el problema se agrava. “Hay pueblos que tienen dos o tres salas de apuesta”, denuncian. “Llega el invierno, ¿y dónde vas? Pues al Sportium. Ahí te ofrecen tomar café, cerveza, copas, estar toda la noche… Y si a eso le sumas que lo ven como una forma de ganar dinero fácil, pues ahí tienes el incremento de este tipo de locales todos estos años”. “Tenemos chavales que antes de salir los sábados van a la casa de apuestas, ponen entre todos un euro o dos, y si ganan se pagan el botellón. Y si les toca una vez, pues de los cinco chicos que empezaron a echar, tres se convierten en asiduos porque empiezan a pensar que van a ganar dinero fácilmente”, continúan explicando las dos psicólogas.
A pesar de todo, señalan que es un problema generalizado, que afecta tanto a grandes como a pequeños municipios, ya que la publicidad de este tipo de establecimientos “vende” que se trata de dinero fácil. Aspecto que consideran que se debería de “controlar”, ya que “todos” los anuncios publicitarios, tanto en radio como en televisión, te invitan a apostar de manera radical. Y ponen de ejemplo un anuncio publicitario que te dice textualmente: “apuesta, apuesta, apuesta” con una música estridente.
“Es un tema bastante problemático”, señalan las dos psicólogas, quienes esperan que se empiece a controlar para intentar bajar las altas tasas de ludópatas que existen y que van al alza. Creen que se debería de controlar como en su día se hizo con el tabaco, o en menor medida, con el alcohol.
La publicidad, el verdadero problema
Muchos psicólogos y expertos achacan este problema al aumento de la publicidad en televisión, internet, radio, prensa y en casi todos los productos que ‘consumen’ los jóvenes, sobre todo en el ámbito deportivo. Es raro no ver al día varios anuncios de casas de apuestas que se publicitan bajo la imagen de algún futbolista, tenista, o incluso periodistas deportivos de renombre.
La industria del juego online en España ha pasado en cinco años de ganar 229 millones de euros anuales a 560 millones. En estos últimos tres años está creciendo a un ritmo del 30% anual. Con tantos beneficios, el presupuesto para publicidad del juego online se ha disparado en los últimos años. Ésta es una de las razones por las que no paramos de ver anuncios de marcas de casas de apuestas, casinos y póker online.
Entre todas las casas de juego online y físicas que operan en España invirtieron 103 millones en publicidad en 2017. Si todas estas marcas contabilizasen como una sola, hubiera sido la marca que más dinero habría invertido en publicidad ese año.
¿Qué las hace tan atractivas? ¿Por qué enganchan a miles de personas? El experto en publicidad digital y ciencias del comportamiento, Hugo Sáez, lo explica mediante la teoría de ‘La Caja de Skinner’ en su perfil de la red social Twitter.
La caja de Skinner
Skinner quería averiguar cómo conseguir que un animal repitiese muchas veces y durante un tiempo prolongado un comportamiento concreto. Para lograrlo ¿debías recompensarlo cada vez que lo hacía? ¿O sólo algunas veces? Para contestar a estas preguntas diseñó la “caja de Skinner”: una caja con una palanca que al pulsarla ofrecía a un animal una recompensa en forma de comida. También incluía una señal que le indicaba al animal cuando accionar la palanca.
Skinner buscaba que el animal pulsara la palanca muchas veces y durante un tiempo largo. Para incentivarlo le recompensó con comida cada vez que accionaba la palanca, pero el animal la pulsaba hasta llenarse la tripa y después paraba. En cambio cuando recompensó a los animales de forma variable, unas veces sí y otras no, sucedió algo sorprendente: no paraban de pulsar la palanca. Incluso cuando ya no les ofrecía comida, los animales continuaban haciéndolo.
Skinner demostró que los animales se vuelven “adictos” a un sistema que les recompensa de forma variable. Recompensarles aleatoriamente por una acción lograba que repitieran ese comportamiento compulsivamente. ¿Pero sucede esto también con las personas? Para responder basta con observar las “cajas de Skinner” que hay en bares y casinos, las máquinas tragaperras. Su funcionamiento es idéntico: luces que emiten la señal de cuando actuar, una palanca para intentar conseguir la recompensa y un premio emitido de forma variable.
Ahora, las tragaperras han evolucionado, convirtiéndose en ‘tótems de apuestas’ por los que a diario pasan miles de jóvenes. A pesar de que todo el mundo sabe que estas máquinas están diseñadas para que el jugador pierda dinero, la gente sigue utilizándolas desde hace decenas de años.