Ya no se puede decir lo de ‘metido en el laberinto, da igual blanco que tinto’ ya que las cifras y un simple vistazo a las copas de vino de los bares y restaurantes se puede decir que no lo es, que claramente se elige el blanco.
Sorpaso es la palabra utilizada cuando buscas información al respecto. Algo que se observa en datos como en el consumo interno teniendo como referencia el dato interanual a junio de 2024 según el Infovi (sistema de información de Mercados del sector vitivinícola) recogido por la Federación Española de Enología que refleja que el consumo de vino tinto/rosado registra una caída del 1,7%, hasta los 5,55 millones de hectolitros aparentes, frente al del blanco que crece en un 4 por ciento y supera los 4,24 millones de hectolitros.
Pero no sólo ha crecido el consumo sino también su producción, que según los datos publicados por el Gobierno entre el 1 de agosto de 2023 y el 1 de julio de 2024 fue en España de 27.827.661 hectolitros de vino de los cuales de blanco fueron 14.950.384, lo que supone un 53 por ciento de la producción, quedándose en 12.877.277 la de tinto y rosado.
Una tendencia, cifras aparte, que ha sido observada por los expertos en diferentes aspectos de este mundo que han apuntado a varios fenómenos que ha dado la confluencia perfecta para que el resultado sea el que es.

«Se están aparcando vinos tintos más robustos, con largas crianzas»
“La gente tiende de últimamente a beber más vino blanco”, afirma Belén García, la sumiller del Mesón Octavio de Ciudad Real añadiendo que ahora la tendencia, según está observando en su día a día en el restaurante, va a más a vinos jóvenes, vinos frescos, muy aromáticos y cargados de fruta, y se están aparcando «vinos tintos más robustos, con largas crianzas».
La sumiller explica que se observa una evolución en la elaboración de estos vinos: “Se ha dado una vuelta al clásico vino blanco que se elaboraba en La Mancha 10 o 15 años atrás”, afirma haciendo hincapié en que ahora se están elaborando vinos más modernos, con imágenes en botella más trabajadas, destacando la evolución que ha tenido en especial la elaboración con airén, la variedad tradicional de la zona.
Se observa también una introducción de variedades nuevas en los gustos del consumidor aparcando otras que estaban siendo muy populares como el verdejo, variedad que aunque “en general ha calado mucho en España, pero creo que cada vez se valora mucho más otras como puede ser nuestra airén o nuestra macabeo”.
«Las bodegas han escuchado al consumidor», algo que es muy importante para García recalcando que las Castilla-La Mancha están abriendo sus puertas desde hace años haciendo escuela, porque de esta manera se descubren vinos diferentes. A esto se une que el consumidor que se inicia en beber vino está más informado.

Cambio de hábitos sociales por la pandemia y en los gustos del consumidor
El cambio de hábitos, en el comportamiento social a raíz de la pandemia de Covid-19, en los gustos del consumidor y una falta de cultura del vino son las tres causas apuntadas por la presidenta de la Asociación regional de Catadores de Castilla-La Mancha, María Victoria Jiménez.
La pandemia ha potenciado, asegura, el salir mas de día que de noche, el denominado ‘tardeo’ y «cuando sales de día el vino blanco como que es un producto más fácil de bebe, más ligero y por un lado está ese matiz y por otro el tinto la gente lo interpreta como más asociado a comidas con un cierto potencial gastronómico o para las cenas, momentos en los cuales se hace consumo acompañado de una comida más formal».
En cuanto a los gustos, se está produciendo «un rechazo a los vinos más intensos, más envejecidos y se tiende más a vinos más jóvenes, incluso dentro de los tintos, y que tengan menos crianza en definitiva, más afrutado y sin tantos matices a madera».
Respecto a la falta de cultura del vino para Jiménez, es algo en lo que tienen que entrar las asociaciones de catadores para demostrar que hay tintos para cada momento. «El consumidor asocia estos vinos como más fuerte, con más madera y ahí entramos nosotros para demostrar al consumidor que los vinos tintos también pueden ser perfectamente por ejemplo para el mediodía porque hay tintos para todo momento. También los hay más ligeros más afrutados».
Elaboraciones más ricas, oferta más atractiva y cambio de gustos del consumidor
La tecnología y la profesionalidad de los enólogos que hacen que elaboración actual de vinos blancos sea más ricas y con una oferta más atractiva es una de las causas apuntada por Federico Lucendo, enólogo y uno de los directores de Bodegas Lucendo, para ese reinado actual del blanco.
Antes, explica, había un único vino blanco, pero ahora hay espumosos, blancos jóvenes, con crianza «que es un concepto que hasta hace muy poco tiempo, sobre todo en nuestra zona no se estaba haciendo», algo, añade que en su bodega se está apostando, por esa elaboración de blancos envejecidos.
A esto se une a que al propio consumidor también le apetece consumir productos más frescos, más fáciles de beber, con menos alcohol, pero que no hay que olvidar lo que significan los vinos tintos: «ha habido un descenso generalizado del consumo de este vino pero también un aumento importante de su precio. El vino tinto bueno se sigue pagando, sigue aumentando el precio y va a seguir estando ahí».