Las frutas y verduras de temporada no faltan en la mesa de los ciudarrealeños. Y su presencia no ha decaído a lo largo de los dos meses del estado de alarma por el coronavirus. Cebollas, ajos, patatas o calabacines son los más demandados entre las hortícolas, así como las naranjas y otros cítricos, muy exitosos al principio del confinamiento, siguen siendo la estrella, en los últimos días junto a los plátanos y las fresas.
Son productos sanos que la población ciudarrealeña ha consumido y consume en tiempos de pandemia y ha hecho que la actividad entre los mayoristas haya registrado repuntes dentro de la cadena de distribución.
Puntuales en los estantes de tiendas y súper, no ha habido desabastecimiento de frutas y hortalizas en la pandemia, asegura Antonio Millán, propietario de Frutas Millán, dedicada al comercio al por mayor de estos productos.
Millán confirma el éxito de los cítricos, que subieron sus precios en marzo, mantenidos en abril, con oscilaciones de entre 2,40 y 2,55 euros el kilo de mandarinas y entre 1,82 y 1,90 euros el de naranjas en la venta al público, más de 5 y 7 veces, respectivamente, sobre lo percibido por los agricultores.
En parte, según Millán, estos valores al alza también se debieron a que “la campaña estaba ya avanzada”, porque después “no ha subido”.
La manzana, la pera o el kiwi son otras frutas con demanda permanente, dependiendo la estación y el origen, al igual que el melón y la sandía en verano.
Entre las verduras, el ajo ha sido el más exitoso, tanto en cotización como en demanda, por el cierre de la producción y las fronteras de China, principal exportador del mundo.
“Con los problemas del coronavirus, explica Millán, no salió ajo chino y todo el mercado europeo tuvo que recurrir al ajo español”.
La cebolla, igualmente muy consumida entre los ciudarrealeños, repuntó sus precios en las primeras semanas del confinamiento, si bien “han vuelto a bajar” ante la llegada de la campaña de recolección.
Sin embargo, el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) de abril recoge una diferencia porcentual del precio de la cebolla entre el agricultor y vendedor final del 1.743%, llegando a multiplicarse por más de 18 veces entre el origen (0,07 euros) y el destino (1,29 euros). Precisamente, Ciudad Real tiene una gran tradición cebollera, con más de 2.000 hectáreas de las casi 12.000 ha sembradas en Castilla-La Mancha.
El calabacín, otro de los artículos más demandados, ha mantenido una relación comercial más equilibrada entre oferta y demanda, y su precio en los lineales en abril marcaba algo más de 2 euros el kilo, según el IPOD.
Las patatas, uno de los productos más consumidos a nivel mundial, mantienen igualmente el consumo porque “tienen más duración”.
Circunstancias coyunturales
La evolución de los precios de los alimentos perecederos en los mercados, según Millán, está marcada por “muchas circunstancias”, como la climatología. Causas casi siempre “de carácter coyuntural”.
La pandemia es una de las casuísticas porque la población empezó a almacenar alimentos y “nos pilló con el pie cambiado”, aunque al ser imperecedero apenas hubo grandes carestías.
Hubo algún momento puntual al principio “con un poco de descontrol”, en el que “te quedas descolocado”, al igual que los transportistas “que no eran capaces de digerir tanto trabajo”, pero la cadena de abastecimiento y distribución continuó “sin problemas”.
La empresa de Millán sirve una gran diversidad de productos a tiendas, supermercados medianos y vendedores ambulantes y se provee de cooperativas, agricultores locales o importación.
Seguridad e higiene
Leónides Murillo, el contable de la empresa Frutas Millán confirma el cumplimiento de la normativa exigida por Sanidad a la hora de trabajar y atender a sus clientes. Siguen “a rajatabla” tanto el plan de limpieza y desinfección, como el de contingencia.
En concreto, cumplen, según asegura, los protocolos de higiene en las instalaciones, a través de la esterilización de cada área logística y de sus vehículos, además de mantener la seguridad en la zona de clientes y entre sus seis trabajadores. “Guardamos las distancias mínimas y usamos guantes y mascarillas”, indica, aunque “como somos mayoristas no tocamos los productos”.
Igualmente, como medida preventiva, han de comunicar posibles casos cuando haya trabajadores “con síntomas o cuyos familiares hayan estado en contacto con la Covid-19”.
Naranjas y plátanos
Por su parte, Luis Molina, de Plátanos Molina, ubicada en Alcázar de San Juan, reconoce picos crecimiento en las ventas en la pandemia porque “la gente empezó comprando compulsivamente”.
Las naranjas y los plátanos son las frutas más demandadas en la actualidad, asegura, dentro de una apuesta de sus compradores por los productos de buena calidad y de verduras de la zona.
También, en su caso, confirma la subida de ventas y precio del ajo porque “China ha dejado de exportar”, al igual que las cebollas y las acelgas son productos estrella entre sus clientes: tiendas de alimentación, supermercados medios y puestos en los mercadillos.
El tomate, el pimiento verde y el rojo son otras de las verduras siempre presentes entre mayoristas y comercios al público, también con brecha en los precios respecto al origen pero mucho más moderadas y precios en los lineales de entorno a los dos euros, dependiendo de calibres y variedades.
Alcachofas, berenjenas o pepinos tampoco suelen faltar en la mesa de los ciudarrealeños y más en tiempos de movilidad reducida donde las familias “han puesto atención en la comida”.
Como pyme con cinco trabajadores siguen escrupulosamente las normas de Sanidad, con el uso de mascarilla y los guantes, el respeto de las distancias en las dinámicas del trabajo y unas medidas preventivas para la seguridad de clientes y empleados.