Las temperaturas veraniegas y las ganas de salir tras casi dos meses de encierro han empujado a la ciudanía este fin de semana a tomar calles, plazas, caminos y huertos para ejercitarse y “ver caras nuevas, sin videollamada”, como reconoce una vecina de Poblete, uno de los 81 municipios de menos de 5.000 habitantes sin franjas horarias por edad para el paseo o el deporte al aire libre.
Se puede salir a pasear, hacer deporte o sacar a los niños de seis de la mañana a once de la noche. Solo una vez por actividad, con un progenitor con un máximo de tres niños, y obviamente sin pararse a conversar con los vecinos en corros sin guardar la conveniente distancia de seguridad. Aparte de las salidas para comprar productos de primera necesidad. Sencillo en teoría pero no tan fácil cuando la tranquilidad del pueblo puede más que el miedo al contagio.
“Cierta relajación el sábado”
“La mayoría de la gente es responsable y cumple las normas. Este domingo la situación está más tranquila pero el sábado, sin duda por las ganas que había de salir, hubo cierta relajación a la hora de relacionarse”, reconoce el alcalde Luis Alberto Lara, que elogia la actitud del vigilante municipal (Poblete no tiene aún Policía Local), “estuvo increíble, llegó a casa agotado de recordar el cumplimiento de las normas”.
Pasada la euforia del desconfinamiento deportivo, la localidad con la tasa de población más joven de la provincia y de las pocas que gana habitantes, la responsabilidad se ha impuesto este domingo.
“No hay horarios pero siguen rigiendo normas”, recuerda el alcalde, que considera Poblete, con sus espacios abiertos para pasear y hacer deporte, un pueblo ideal para empezar a ensayar la nueva normalidad tras la crisis sanitaria del coronavirus.
“Hay información suficiente en nuestra página web, Facebook, etc, para que la gente conozca la normativa al detalle; la mayoría, insisto, cumple, pero también tenemos que decir que todos los comportamientos que requieran una sanción la van a tener”, remarca Lara.
Israel, deportista: “Salir sin horario nos va mejor”
Quienes están encantados con la falta de restricciones horarias son deportistas como Israel, que sobre la una de la tarde de este domingo corre (viene de vuelta) por la vía verde de Poblete que lleva al yacimiento de Alarcos. Empleado en una tienda de deportes en Ciudad Real, cerrada como todo el comercio desde la pandemia, Israel ha procurado estar activo. “Lo de salir sin horario nos va mejor. A los que nos gusta dormir nos viene mejor levantarnos un poco más tarde para hacer deporte. Yo prefiero dormir bien, desayunar y salir”, “para salir a correr a las seis de la mañana te tiene que gustar mucho, a mí no me gusta tanto”, bromea.
Cree que se puede hacer deporte al aire libre cuando se quiera sin peligro de contagio. “Las personas estamos cada vez más concienciadas, no hay que tener miedo, hay que tener respeto. Ahora que está todo mejor saldré todos los días hasta que pueda volver a trabajar, imagino que abriremos el día 11”.
Caras nuevas y aire libre
Por otra de las rutas de paseo de Poblete regresa en torno a la hora de comer una madre con su hijo de menos de 14 años. Aunque podía haber salido con él desde el fin de semana pasado, esta vecina de Poblete reconoce que no lo han hecho hasta este sábado. “Me daba respeto la situación, la semana pasada no salí”. Madre e hijo regresan de ver las obras del nuevo campo de fútbol, el chaval está deseando que reabran las instalaciones para jugar, y celebran “ver caras nuevas, de personas que hace tiempo no podías ver, o solo por videollamada”.
Laura: mejor los paseos de este fin de semana
Laura, que empezó a salir con sus hijas de cuatro y ocho años la semana pasada, reconoce que le han gustado más los paseos de este fin de semana, “el fin de semana anterior hizo frío, con este tiempo se disfruta más”.
Desde que está permitido se dan un paseíto de hora y media y ya está, pero no todos los días, “nosotros tenemos la suerte de tener patio, hay días que juegan en el patio y no quieren salir”. El confinamiento con ellas no lo lleva mal, “hay que estar entreteniéndolas todo el rato”. Que no haya franjas horarias le gusta, “aunque lo suyo es que no salgamos todos al mismo tiempo. Nosotros procuramos separarnos el máximo que podemos del resto de la gente”.
Los huertos urbanos vuelven a estar presentables
La actividad no solo ha vuelto a las zonas de paseo y deporte de Poblete este fin de semana. Los 44 huertos urbanos vuelven a estar presentables, tras casi dos meses de abandono forzoso en los que la hierba se ha hecho fuerte en ellos.
Uno de esos hortelanos aficionado es Luis, médico en el Hospital General Universitario de Ciudad Real (otorrinolaringólogo, ‘los que hacen las traqueotomías en las UCI’s’, explica). Por su trabajo ha estado en contacto con el virus, pero no tiene miedo por él, “sí por los demás”. En cualquier caso el Ayuntamiento ha establecido un sistema de turnos para evitar aglomeraciones en los huertos.
Se ha establecido un sistema que permite a cada persona ir tres veces a la semana, de manera que en un día pueden ir al huerto seis personas como máximo, con parcelas distantes unas de otras, para evitar el contacto entre ellas.
La ‘desescadala’ en los huertos empezó el lunes
Poblete pidió una autorización especial y desde la semana pasada los adjudicatarios de los huertos pueden trabajar en ellos. Es lo que ha hecho Luis los últimos siete días, “me he dado una buena paliza con la hoz y la ‘mulilla”, explica, mientras muestra su parcela impoluta de mala hierba que preparada para empezar a cultivar. Tiene pensado plantar “un poco de casa cosa, pepinos, melones, sandías, un poco de todo”.
Evasión de la actividad del hospital
El huerto le sirve como evasión de la actividad frenética en el hospital estos meses, admite que la situación está mejorando, pero teme por el después, “hay que pensar que la gente sigue enfermando de cáncer, hemos estado tan centrados en el coronavirus que ahora se nos van a disparar las listas. La crisis sanitaria va para largo”, opina.
Jesús, o en el taxi o en el huerto
Jesús Nevado, otro de los hortelanos, no puede escuchar las reflexiones de su colega de huerto, su parcela está alejada de la de Luis. Taxista en Ciudad Real, Nevado reconoce que “cuando no está con el taxi está en el huerto”, una pasión que tuvo que abandonar cuando ya había sembrado, en febrero, “con el confinamiento se ha quedado todo perdido, se ha llenado de hierbas, y he tenido que volver a cavar lo que tenía. De momento solo tengo patatas, ahora sembraré para la temporada de verano”.
Pese a las dificultades laborales (paró un mes y ahora ha vuelto a trabajar por turnos) el huerto es su gran ilusión, “lo hago para mi consumo y el de mis familiares. La huerta engancha porque te da la satisfacción de recoger el fruto de tu trabajo”, dice, mientras celebra este pequeño respiro en el inicio de la desescalada, que sí, “aquí se lleva mejor”.