Los propietarios de gasolineras y estaciones de servicio de la provincia de Ciudad Real piden el cierre parcial de éstas ante la escasez de clientes que paran a repostar, los cuales han descendido en torno a un 75%, ante la situación del estado de alarma por el coronavirus.
El presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio, Francisco Molina, ha explicado que desde la CEOE se está intentando que algunas gasolineras puedan echar el cierre mientras dure el estado de alarma. «Hay pequeños pueblos donde hay dos o tres gasolineras abiertas y a las que van un par de coches o un par de tractores al día», ha apuntado Molina, indicando que es «una tontería» mantenerlas abiertas, y ha abogado por establecer «un servicio de guardias, parecido al de las farmacias» para que la población, en caso de que lo necesite, pueda repostar.
En el caso del propio presidente, que regenta varias gasolineras, alguna de ellas en la A-4, las ventas han descendido en torno a un 75 y 80%. «Solo repostamos a camiones y algún vehículo de algún que otro trabajador, pero las ventas han caído en picado», ha señalado Molina.
También ha cambiado la forma de suministrar combustible. En los pueblos, normalmente es el gasolinero quien echa combustible a los vehículos. Ahora, desde la patronal han enviado un comunicado a todas las estaciones de servicio para que sea el propio cliente quien se suministre para evitar al máximo el contacto entre el personal de la gasolinera y el cliente.
Muchas gasolineras cuentan con el servicio de ventanilla, lo que permite que el personal no esté en contacto directo con el cliente. Sin embargo, muchas otras se atiende a través del mostrador, por lo que el personal ha comenzado a adoptar distintas medidas de seguridad como establecer la distancia de un metro, además de llevar mascarilla y guantes.
Bajada de los precios escasa
La Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicios considera «escasa» la bajada de los precios de los carburantes, puesto que el barril de Brent ha caído hasta los 31 dólares, pero el combustible «sigue siendo carísimo». Los precios han bajado en torno a los diez céntimos, cuando éstos deberían de haber bajado «muchísimo más», según ha apuntado Molina.