La isla del Pan, la ruta de las pasarelas más popular de las Tablas de Daimiel, luce radiante, libre del carrizo y los sedimentos que se la habían ‘tragado’ en los últimos treinta años. Tan diferente está que es muy posible que el público más joven jamás haya contemplado un paisaje así dentro del parque, y los más mayores solo en fotografías.
“Una de las cosas que nos ha permitido esta actuación es recuperar pequeñas isletas que se habían perdido o no eran reconocibles por la colmatación de sedimentos; por ejemplo hemos reencontrado la isleta de los Melones que estaba totalmente perdida, y alguna más dentro del vaso lagunar”, explica Carlos Ruiz de la Hermosa, director conservador del parque nacional.

El agua, elemento diferenciador
El elemento diferenciador respecto a lo que se vio verano: excavadoras y camiones retirando miles de metros cúbicos de lodos (35.000 m³), es el agua. La restauración, que comenzó a finales de julio y concluyó a primeros de diciembre, se ha rematado con el encharcamiento con aguas subterráneas que tiene concedida esta zona desde los años ochenta.
El agua es lo que definitivamente le ha dado otra dimensión a la isla del Pan hasta recuperar la imagen de las míticas fotografías aéreas que la dirección del parque guarda del vuelo americano del año 1956. A ese momento se parece ahora esta parte de las Tablas, un oasis en un escenario de sequía y degradación que ya casi ha dejado de ser noticia.

Algunas macollas de masiega
En los vasos de las lagunas se ve alguna macolla de masiega que se ha respetado, la vegetación autóctona de las Tablas asociada al agua que se ha perdido en estos años de sequía y que será la pieza central de la segunda fase de la restauración. “Tenemos que hacer un esfuerzo por incrementar la presencia de esa masiega en todo el entorno del parque. Todavía estamos en un estado muy primario de una actuación dura, muy impactante y que necesita tiempo”, apostilla Ruiz de la Hermosa
“La naturaleza tiene sus tiempos, no se puede pasar de las excavadoras en agosto a los patos en diciembre”, argumenta el director, que pide un poco de paciencia hasta que el proyecto del Organismo Autónomo Parques Nacionales, financiado con fondos de recuperación europeos, esté completo.

Masiega de las Lagunas de Ruidera para las Tablas
La restauración seguirá adelante en los próximos años con la plantación de masiega procedente de dos espacios, por un lado del centro de mejora genética del Serranillo (Guadalajara), y también gracias a la colaboración del parque natural de las Laguna de Ruidera, “allí estamos recogiendo semilla de masiega para mejorar la diversidad genética de las plantas que vamos a reintroducir”.

Los primeros visitantes de la isla del Pan tras el cierre y la restauración ambiental -reabrió al público el 8 de diciembre- no dejan de elogiar lo bien, lo amplio y espectacular que ha quedado todo, como cuando se inauguró en los años ochenta, pero el parque no tiene aún la fotografía real de la reacción del público. La dirección hará una encuesta en enero, cuando pasen las navidades.
Ruiz de la Hermosa, “un técnico, no quién toma las decisiones políticas”, remarca, es discreto en valorar lo que ha supuesto esta restauración aprobada por el patronato del parque no sin polémica. “El objetivo de mantener el pulso vital se ha complicado, pero sin ocultar que estamos en un contexto de ruptura del funcionamiento hidrológico natural desde hace muchas décadas”.

A por la quinta primavera sin agua
Ruiz de la Hermosa reconoce que el que “el parque está en un proceso de degradación ambiental claro y manifiesto”. En 2023, el año de la celebración de su cincuenta cumpleaños como parque nacional, el que debería ser el principal o uno de los principales humedales de España, va hacia la quinta primavera con el 80% de la superficie seca. “Desde la primavera de 2018 el parque está completamente seco, y el resto del año el otro 20% se ha mantenido inundado con medidas de gestión, entre ellas la activación de pozos de emergencia”.

El trasvase del verano y las pruebas de la Tubería
Como cabía espera el trasvase excepcional de agua del Tajo-Segura aprobado en primavera ha tenido un impacto muy modesto, en parte por los meses en los que se ha producido.
El trasvase se puso en marcha a mediados del mes de agosto porque el condicionante impuesto por la Dirección General del Agua -que en los últimos años se ha mostrado en contra de derivar agua del Tajo a las Tablas-, era hacerlo dentro del año hidrológico, que terminó el 1 de octubre. Por eso la primera suelta de tres de los seis hectómetros aprobados se hizo a mitad de agosto.
Del 15 de agosto al 30 de septiembre se produjo la aportación de los 3 hm3 que se habían asignado para el parque nacional. Además entre octubre y noviembre el parque también ha recibido una aportación de agua de las pruebas de puesta en marcha de la Tubería Manchega.

El trasvase, en la zona de Puente Navarro
El agua del trasvase no se ve en la isla del Pan, ha “empapado” la madre vieja del Guadiana, en la presa de Molemocho y Puente Navarro, hasta allí ha llegado hectómetro cúbico adicional de las pruebas de la tubería, pero el paisaje general en la zona es el de los últimos años: seco, ni el Guadiana ni el Cigüela corren este invierno camino del parque, la única manera de que llene.
Pese al espejismo de la isla del Plan, las Tablas no tienen más de 140 hectáreas encharcadas de 1.500 posibles, lo que representa solo el 5% del vaso lagunar. “El contexto general del parque es dramático”, insiste Ruiz de la Hermosa.

Las grullas y otros atractivos de las Tablas
No obstante, quienes aprovechen esos días de fiestas navideñas para visitar las Tablas de Daimiel encontrarán muchos motivos de interés para pasear por el parque. Faltan aves acuáticas, pero es tiempo de grullas y otras especies que siguen surcando los cielos daimieleños. “Hemos pasado de tener un espacio constreñido por la vegetación a un espacio abierto, eso sí, necesita tiempo para seguir mejorando”.
El año 2023 también empezará en las Tablas con otro proyecto: la remodelación del centro de visitantes que está bastante obsoleto. Cuando se remodeló en 1998 lo que se hizo es acondicionar un edificio de usos múltiples. El proyecto también se acometerá con fondos europeos.

Las Tablas y los valores por los que son parque desde 1973
Las Tablas de Daimiel son un humedal prácticamente único en Europa y último representante del ecosistema denominado tablas fluviales, antaño característico de la llanura central de la Península Ibérica. Es un ecosistema complejo que mezcla las características de una llanura de inundación, producida por los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su confluencia, con la de un área de descarga de aguas subterráneas procedentes de un acuífero de gran tamaño.
Estos desbordamientos, favorecidos por la escasez de pendiente en el terreno, llevan emparejados el desarrollo de una potente y característica cubierta vegetal que constituye un excepcional hábitat para toda la fauna ligada al medio acuático.