“Juan, María, venir a por mis hermanas. Esto mal, horrible”. Este mensaje en Instragram de la hermana mayor de la niña ucraniana Yesenia (‘Senia’) a la que acogen en verano, espoleó a actuar al matrimonio ciudarreleño formado por Juan Luis Escobar y María Jesús Márquez. El mensaje, uno de los tres que recibieron el viernes pasado, les pedía que fueran en avión a Kiev a recoger a sus hermanas menores y sacarlas de la guerra. Volar les pareció inviable, pero no coger el coche del garaje de casa, unos bocadillos, y poner rumbo a Polonia sin pensarlo mucho y con poco más que lo puesto.
Ocho días y siete mil kilómetros después, en los que han recorrido media Europa, durmiendo poco y pasando por fronteras “tristes”, que se están llenando de refugiados de guerra, la pareja ha regresado a Ciudad Real este sábado con las tres niñas: Liubava, Senia y Varya, de 14, 12 y 10 años.
Las primeras refugiadas en Ciudad Real
A las primeras refugiadas de la guerra de Ucrania que llegan a Ciudad Real las han recibido familiares de la pareja entre aplausos, y medios de comunicación que como Lanza han contado su odisea en esta última semana. Vienen cansados, pero contentos. Tanto ellos como las niñas tienen todavía energía para sonreír y que esa imagen la pueda ver desde Ucrania la familia biológica que dejan atrás: hermana (se queda en Polonia), padre, madre y un hermano de 21 años que no puede salir del país para defenderlo del ataque ruso.
La despedida en la frontera de la madre
“La parte más dura ha sido recogerlas. Pensábamos que sería en Polonia, pero allí no pudo ser, eran las cinco de la madrugada y después de treinta y seis horas sin dormir fuimos de Polonia a Eslovaquia. El ambiente allí ya era muy triste, de refugiados. También lo fue el momento en el que su madre se despedía de las niñas, no solo de estas tres, sino de la mayor que se queda en Polonia. Eso ha sido lo más duro”, cuenta Juan Luis, nada más apearse del turismo familiar en el que han viajado con su mujer y las que desde ahora son “nuestras hijas”.
“Nos hubiéramos traído a tres más”
Lo más complicado del viaje, aparte de ese momento, fue la recogida en sí. No ha sido sencillo salir de una Ucrania en guerra, “primero nos dijeron que por Polonia, luego por Rumanía, por República Checa”. Pero no están arrepentidos de nada, “nos hemos traído a tres niñas pero nos hubiéramos traído más”, aseguran.
Gestos de solidaridad en Polonia y Alemania
El viaje también ha tenido momentos “en los que nos hemos reído mucho” dice María Jesús, y cargado de gestos de solidaridad. Cuando estás ante una guerra las prioridades cambian. Vienen sin mascarilla, se han estado abrazando con personas desconocidas y tienen experiencias increíbles. “Hemos conocido a una familia polaca que nos ha abierto sus puertas sin conocernos y sin hablar el idioma, pero nos hemos entendido”, cuenta.
En Alemania les conmovió el gesto de la dueña de una cafetería de carretera que encontraron para cenar (familiares desde España les han ayudado para encontrar alojamiento y comida), que al enterarse de que viajaban con tres niñas ucranias se echó a llorar y nos les cobró. “Hasta por facebook nos han ofrecido alojamiento desconocidos, nos traémos cosas muy bonitas”.
De la guerra en Ucrania no han hablado con las niñas, “no hemos querido, la pequeña hizo amago de llorar el primer día, y lo hemos dejado, son muy niñas”.
Una nueva etapa: “Lo importante es que están a salvo”
A partir de ahora se abre un nuevo camino para todos. Del papeleo de pasaportes etc se ha encargado estos días la hija del matrimonio, Andrea, que vive en Oviedo. Pero eso les preocupa menos, este fin de semana descansarán y desde el lunes actuarán con las niñas como si fueran sus hijas. “Lo primero será el tema sanitario, allí por su edad no están vacunadas del covid, luego las intentaremos escolarizar”.
La hermana más mayor se queda en Miguelturra
La hermana más mayor, que también ha venido a Ciudad Real en verano, se queda con una familia de Miguelturra, Senia y Varya, las pequeñas, con sus padres de acogida María y Juan, funcionarios del Ayuntamiento de Ciudad Real que agradecen a sus compañeros las cero pegas que les han puesto para no trabajar esta semana.
“De los trámites legales veremos cuál es el siguiente paso. Lo importante era tenerlas aquí. Sabemos que después de la guerra vendrá la posguerra, no hemos pensado hasta cuando, desde hoy su casa está ahí, en el segundo”, dice Juan Luis señalando su vivienda de Ciudad Real, próxima a la Puerta de Santa María. Sus vecinos también conocen su gesto, y alguno ha salido al balcón a aplaudirles.
Los vínculos con Ucrania de esta familia
Los vínculos de esta familia de Ciudad Real con Ucrania empezaron hace doce años, a través de la asociación Crean (Ciudad Real en Ayuda al Niño), a acoger niños ucranianos afectados por el desastre de Chernobil. Luego estuvieron veranos sin traer a nadie, hasta que en 2017 se trajeron a ‘Senia’ (Yesenia). El vínculo con su familia se hizo más estrecho y hace dos años viajaron con otros amigos a conocer al resto de la familia a Kiev, “tenemos mucho vínculo con el país, con otros niños, aparte de estas tres”.