Ya han llegado a Ciudad Real los 55 esquiladores de ovejas procedentes de Uruguay contratados por el empresario agrícola José Rivero Cendrero para cubrir las necesidades de la campaña de esquileo en la provincia y en la región.
Tras varios retrasos por las restricciones de movilidad ante la pandemia de la Covid-19, estos profesionales llegaron a Madrid junto a otros 200 (en total 258) en un avión fletado por seis empresarios españoles de varias comunidades autónomas.
Son la mano de obra experimentada para el corte de pelo de las 600.000 ovejas que, tradicionalmente, Rivero atiende en Castilla-La Mancha (la mitad en Ciudad Real), a través de la contratación de trabajadores extranjeros, principalmente latinoamericanos.
Aterrizaron el miércoles y por tanto no han tenido que guardar la cuarentena que desde este viernes ha de preservar cualquier visitante que llegue a territorio español, aunque han solventado las pruebas doblemente. Fueron sometidos a un test a la salida en Montevideo, al igual que a su ingreso en España, donde permanecerán hasta el 20 de julio.
Los componentes del grupo contratado en Ciudad Real realizarán el trabajo distribuidos en distintas ubicaciones fuera y dentro de Castilla-La Mancha, y ya se han desplazado en cuadrillas a las localidades ciudarrealeñas de Agudo y Saceruela, y a otros municipios de Albacete, Aragón o Sevilla.
En total, esquilarán a un millón de ovejas y corderos en explotaciones donde contarán con las medidas de seguridad, explica Rivero, cumpliendo la normativa.
De la misma manera, vivirán en casas que “han sido preparadas y desinfectadas para que no se contagie ningún muchacho”.
La esquila o corte del pelo o el vellón de ovejas y corderos es beneficioso a la hora de preservar la buena salud de estos animales. Según los expertos también optimiza la productividad de leche de las cabañas ovinas.
Campaña del ajo
Con más incertidumbre se ha mostrado el empresario agrícola respecto al inicio de la campaña de ajo, ante las limitaciones de Gobierno central a la movilidad extranjera. Como titular de explotaciones ajeras en Albacete, Rivero se queja de los problemas para contratar a temporeros rumanos.
Ya ha empezado la recolección pero necesita más mano de obra, indica.
“Estamos intentando que vengan pero no quieren venir porque no les compensa”, al tener que estar “quien días parados” ante la obligación de tener que guardar 14 días de cuarentena desde su llegada.
Recuerda que en Castilla-La Mancha la recogida de ajo que se inicia estos días necesita 14.000 trabajadores y otros tantos contratos, tradicionalmente provenientes de países como Rumanía, Polonia, Bulgaria y Marruecos.
“Estamos haciendo gestiones, pero no sabemos qué va a pasar”, sostiene Rivero, por lo que “sólo podremos contar con los extranjeros que están aquí y los españoles que quieran trabajar en el campo”.