En el veinticinco aniversario de la pareja de guardia civiles Chamorro y Bevilacqua, el reconocido escritor de novela negra Lorenzo Silva ha admitió este sábado en Ciudad Real que su primera obra fue “aparte de una gamberrada, un experimento sin afán de continuidad”. Hoy la historia de este autor, que consiguió el Premio Planeta en 2012, es una saga formada por 12 volúmenes.
En el marco de las cuartas jornadas literarias ManchaNegra, organizadas por la Asociación del Libro de Ciudad Real y Serendipia, Pedro Romero, miembro del club de lectura de esta librería, y José Ramón Gómez, coordinador de las jornadas, además de psicólogo y profesor universitario, han sometido a Silva a un “duro interrogatorio” sobre sus novelas en el Aula Cultural Universidad Abierta de la UCLM.
Ante un nutrido grupo de lectores, Lorenzo Silva ha hablado de la mala fortuna que sufrió el manuscrito de ‘El lejano país de los estanques’ (1998) en una España donde la opinión de las editoriales era “que la novela policíaca no funcionaba bien, menos si era de autores nacionales y menos si la protagonizaban dos guardias”.
Fue tras quedar finalista del Premio Nadal, con ‘La flaqueza del bolchevique’ (1997), cuando la directora de Destino decidió para su “sorpresa” publicar esta obra que había sido rechazada por una decena de editoriales. La acogida fue tremenda y sin duda está detrás del boom por el género negro que vivido en los últimos años en este país.
“La literatura tiene que tener la vocación de no ser indiferente”

¿Por qué optó por este género? Lorenzo Silva ha reconocido que “por provocar”, porque “la literatura tiene que tener la vocación de no ser indiferente”, por eso no ha temido abordar temas como el terrorismo en el País Vasco ni ponerse “en los zapatos” de un expolítico independentista catalán radicalizado.
Aborda la novela policiaca “sin complejos”. Bebe de la tradición anglosajona marcada por autores como Edgar Alan Poe, pero también reivindica las aportaciones españolas al género, pues según ha destacado, cómo olvidar las aportaciones de Miguel de Cervantes con ‘Rinconete y Cortadillo’ o ‘La fuerza de la sangre’, donde “una mujer empoderada, es víctima e investigadora al mismo tiempo”.
Tras publicar el tercer libro de la saga, Lorenzo Silva decidió no congelar en el tiempo a los personajes, a diferencia de lo que ocurre con Sherlock Holmes, y considera que “es una de las mejores decisiones que he tenido”, junto a que fuera una pareja de guardia civiles, un hombre y una mujer.
El futuro de la saga

El temor de los lectores, según ha confesado José Ramón Gómez, es que a sus míticos personajes no les queda mucho para la jubilación. “Al final todo está en el aire, todo está a punto de desaparecer, porque somos humanos”, ha respondido Silva, que todavía no tiene un cierre pensado y no sabe “lo que va a pasar” más allá de los libros inmediatos.
Eso sí, ha tranquilizado a los lectores. “Si todo sigue así, a Chamorro le quedan 4 años para la jubilación y luego pasaría a la reserva, por lo que podría trabajar 9. Da para 9 libros, lo que se traduce en tres mil y pico páginas, por lo que todavía tengo mucha tarea”, ha advertido.
Asimismo, el interrogatorio, al que ha asistido el concejal de Cultura de Ciudad Real, Nacho Sánchez, ha dado para conocer el primer encuentro de Lorenzo Silva con Domingo Villar, otro de los autores de referencia, del que ha destacado su “discreción y sutileza, algo infrecuente entre las personas, entre los escritores y sobre todo entre los escritores de novela negra”.
‘Púa’, su último libro
Recién publicada, la jornada también ha dado para la venta de su última novela, ‘Púa’, casi en primicia, un thriller “totalmente adictivo”, según ha reconocido Pedro Romero, protagonizado por un antiguo agente secreto que participó en la guerra sucia del Estado, convencido en la defensa de la democracia y de las víctimas del terrorismo.
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