J. C. Chinchilla
Ciudad Real
Media tarde de febrero en uno de los pequeños pueblos de la provincia de Ciudad Real. El aire y el frío son los únicos protagonistas de un paisaje inerte, que pocas veces rompe un mayor que va al Hogar o al Centro Social. Una estampa que poco tiene que ver con la de pocas décadas atrás, cuando los pueblos no eran tan pueblos como ahora. Entonces los niños apuraban la tarde jugando antes de ir a cenar, la plaza era un ir y venir. Había vida.
Una vida que los pueblos ahora sólo recuperan en parte durante el verano, en especial durante las fiestas. Entonces parece que el tiempo no ha pasado. Sus vecinos de niñez y juventud regresan de la ciudad para pasar unos días en el pueblo. Un espejismo temporal que contrasta con la tristeza del resto del año.
Y es que en la actualidad, casi la mitad de los pueblos de la provincia, 42, tienen menos de mil habitantes. A mediados del siglo pasado, sólo cinco municipios de la provincia contaban con menos de un millar de vecinos (Cañada de Calatrava, Caracuel de Calatrava, Navas de Estena, Valdemanco del Esteras y Villar del Pozo, sin contar con Ruidera, Llanos del Caudillo y Arenales de San Gregorio, que en aquella época no eran pueblos independientes).
Tendencia a la baja
La tendencia de la despoblación rural, lejos de parar, aumenta. En los últimos veinte años, los 42 municipios que ahora tienen menos de mil habitantes han perdido un 22 por ciento de su población y ahora sólo tienen 21.638 vecinos.
Si en 1996 estos municipios representaban el 5,7 por ciento de la población de la provincia, en 2016 bajó hasta el 4,2 por ciento.
Desde los años 60
En los años 60, época en la que empezó la caída de los pueblos, estos 42 municipios representaban en 10,6 por ciento de la población de la provincia, que por entonces tenía 80.000 habitantes más que en la actualidad.
Reorganización
Ante el panorama de la despoblación rural, el catedrático de Geografía de la UCLM, Félix Pillet, aboga por una reorganización de los municipios pequeños y que éstos pivoten en torno a las grandes localidades de la provincia (Ciudad Real, Puertollano, Alcázar de San Juan, Tomelloso, Valdepeñas…).
El catedrático indicó que las publicaciones que está realizando la Universidad apuestan por potenciar los “núcleos urbanos rectores” más importantes, es decir, aquellos que tienen más de diez mil habitantes y, a partir de ahí, intentar dar solución a los problemas de los numerosos núcleos rurales (en España casi el 70% de los municipios tienen menos de 2.000 habitantes).
Pillet considera importante abordar una reordenación municipal. “Esto no quiere decir que los municipios pequeños, al reagruparse con otros pierdan su identidad”, afirmó el catedrático, que puso como ejemplo los tres anejos de Ciudad Real capital, que mantienen sus señas de identidad.
Recuerda que en 1997 el Centro de Estudios de Ordenación del Territorio ya consideraba que no debería haber ningún municipio con menos de mil habitantes. Y es que el problema es garantizar la viabilidad y estabilidad económica de estos núcleos tan pequeños.
Pillet ve claro que esta situación de despoblación, lejos de parar, va a ir a peor. La natalidad será más baja, habrá una población más envejecida… Por este motivo consideró que ya ha llegado el momento de comenzar a dar pasos, porque este fenómeno se irá agudizando.