Los temporales de lluvia de finales del invierno y principios de la primavera han cambiado una deriva muy preocupante en el campo provincial y regional. Al ciclo de sequía de varios años, le ha seguido una hidratación de la tierra que garantizará el crecimiento y desarrollo de cultivos como los herbáceos y, con toda probabilidad, “una buena cosecha”.
Aunque la evolución va por comarcas, en las de menos altitud con más desarrollo, los cereales de invierno en la provincia, con 290.141 hectáreas (el 49,7% de cebada), están ya encañados, incluso en algunas zonas espigando, y se prevé una producción de grano que podría superar las 650.000 toneladas de la cosecha precedente, el 63% de cebada, el 20% de avena, y el 11,7% de trigo.
El portavoz de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha, Ramón López Hervás, ha comentado que las siembras “van con mucho retraso” en provincias como Cuenca y Guadalajara por el frío, y más adelantadas en Ciudad Real y Toledo, tras una nascencia “no muy buena por falta planta, y que con el agua se ha recuperado”.
Las lluvias han reforzado el ahijamiento “mucho más” y la cosecha “será buena si sigue acompañando el tiempo”, con “un 90% de bueno a muy buena”.
Sobre los precios, ha señalado que están “planos”, con leves dientes de sierra en las últimas semanas y una depreciación global, tras la subida de principios de campaña.
Ha apuntado que los mercados no responden, pues “hay pocas” existencias en cooperativas y en manos de los agricultores, si bien “hay poco movimiento”.
Por su parte, Pablo Tapiador, agricultor de Malagón, ha coincidido en que las explotaciones de cereal “no van mal”, incluso las parcelas con encharcamientos “no tienen enfermedades provocadas por hongos porque no está haciendo calor”.
Según este joven agricultor, que tiene sembradas 45 hectáreas de trigo 45, 30 de avena y doce de cebada, prevé un “buen año de grano”, a pesar de que el tamaño de la planta “no sea muy grande”.
Por el contrario, se ha quejado de los bajos precios, a 184,58 euros la tonelada de trigo blando, tras disminuir un 0,02% en la semana de l2 al 8 de abril, a 183,19 euros la tonelada tras perder un 0,38%, y a 178,08 euros el maíz de grano, con un repunte del 0,18%.
“Tendría que subir porque hay pocas existencias, pero te meten un barco de Ucrania o Rusia y cubren la demanda”, explica el agricultor.
Muy atrasadas
En la Comarca de Montiel, tradicionalmente con más retraso en el desarrollo de los cereales por su altitud, las plantaciones de trigo y cebada, mayoritariamente, van “muy atrasadas” y “esperando a que salga el sol y empiece a tirar”.
En la zona, refiere Juan Miguel Requena, ha llovido por encima de la media del resto de la provincia y se han registrado nevadas intensas, la última, más leve el pasado miércoles, y por tanto hay parcelas inundadas por estar hundidas y tener peor drenaje “en las que se ha perdido todo”.
Este agricultor, con sembrados de trigo chamorro, cebada y yeros, asegura que “todavía hay muchas incógnitas por despejar”, pues “tendría que llover en mayo y no helar”, dado que aquí los cereales no han encañado y todavía “están mateando”.
Con todo, “el agua viene muy bien, sobre todo a los leñosos”, sostiene el productor, ya que “estábamos centrados en salvar la propia planta por la situación crítica que vivíamos”.
Los temporales han sido “como una resurrección” para olivares centenarios y los almendros.
Buen crecimiento en la capital
En la misma tesitura se ha expresado Pedro Martínez, cerealista de Ciudad Real, que ha celebrado el estado vegetativo de los herbáceos en el término capitalino.
“El otoño fue seco, pero después ha llovido a tiempo y las temperaturas están acompañando”, coincidiendo con “el entre 70 y 80% de la crianza”.
De la misma manera, las previsiones de cosecha para Martínez, que tiene sembradas 800 hectáreas entre cebada, trigo, triticale y guisantes, son positivas, pues “si el calor arrebata, la planta aguantará mejor porque tiene humedad”