Los forenses del Instituto de Toxicología de Ciudad Real que firman la autopsia de Gonzalo Buján atribuyen el deceso a un golpe en la cabeza “seco, muy violento, con un objeto metálico y romo”, que desplazó de lado a lado el cerebro de forma brusca hasta producirle una hemorragia masiva.
Carmen Garrido, la forense cuyo informe preliminar de autopsia redirigió la investigación de la Guardia Civil, ha explicado que llegó a esa conclusión al ver bajo el cuero cabelludo de Buján, en el interior del cerebro, una marca de tres por tres centímetros coincidente con la parte metálica que dejan unas pinzas de arrancar coches, como las que se intervinieron al principal acusado del homicidio, Julio Felipe Cristón.
Buján estaba sentado cuando le dieron con las pinzas
Respecto a cómo se produjo el golpe, la doctora Garrido y su compañero Carlos Fernández “no contemplan otra posibilidad”, han remarcado, más que la agresión se produjera con el joven de 28 años, un chico alto, sentado y con la cabeza girada. Consideran que el golpe fue tan fuerte e inesperado que produjo que el cerebro se moviera de un lado a otro, y encontraron los efectos del golpe y contragolpe en el interior del cráneo, con una trayectoria “que es imposible que se le hayan podido hacer de pie”.
No tiene marcas golpearse contra el suelo
La doctora ha confirmado que Buján, que según los testigos cayó al suelo desplomado al poco de bajarse del coche cuando empezó a reñir con los feriantes, no tenía más que un hematoma exterior en la cabeza, y ninguna marca de golpeo contra el suelo u otros impactos. Por no tener no tenía ni señales de lucha o defensa.
No tenía aneurismas ni patologías previas
La forense, que vio a Buján en la misma UCI en la que falleció tras doce intentos de reanimación, no encontró la prueba del golpe metálico hasta que no abrió el cuerpo e hizo la autopsia. También le ha contado al jurado que trató de buscar aneurismas (alteraciones cerebrales) u otra patología previa de Buján que hubiera precipitado la muerte y no la encontró, “era un chico joven y sano”, ha concluido.
Tampoco se hallaron alteraciones en las muestras del corazón y el cerebro que se enviaron al Instituto Nacional de Toxicología, como han ratificado otros peritos por videoconferencia desde Madrid en la sesión del juicio de esta mañana.
Un golpe así no provoca hemorragias cerebrales
En el contrainforme de las defensas los profesores de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela, Jose Ignacio Muñoz Barús y José Manuel Suárez Peñaranda, descartan que un impacto que apenas dejó “un chichón exterior”, produjera una hemorragia cerebral tan extensa.
La tesis de la defensa: “aneurisma por estrés”
“Hay una incongruencia entre la lesión y el daño que se le atribuye, no hay laceración, no hay herida ni rotura de huesos”, han afirmado.
La única explicación que encuentran estos peritos es que Gonzalo Buján tuviera un aneurisma cerebral que no se le había diagnosticado, o que ese aneurisma se desencadenase por el mismo estrés de la pelea, “la ira puede provocar un aneurisma”, han concluido.
Estos científicos aseguran que una de cada 50 personas tiene aneurismas (alteraciones cerebrales) sin saberlo.