El forraje para el alimento del ganado también está viviendo los estragos de la climatología de los últimos meses, marcada por las altas temperaturas y la sequía.
La falta de pastos ante la escasez de precipitaciones está haciendo que su mercado esté cerrando una campaña que está lastrando la ganadería de toda España, de Castilla-La Mancha y Ciudad Real.
“Empieza a haber dificultades por la menor oferta de los agricultores”, explica Rafael Díaz, ganadero de Villahermosa, quien advierte del alto precio de las pajas -pacas de trigo, avena o cebada-, y forrajes alfalfa o veza- “ante la subida de la demanda por parte de países árabes”.
En concreto, las cotizaciones de estos subproductos se han incrementado hasta un 70%, según Díaz, de entre 200 y 220 euros la tonelada el año pasado, a los 340 y 360 euros este año “si los encuentras”.
Según la última sesión de las lonja de forrajes de León, que es referente, los precios del alfalfa en paquete rama se sitúan en los 264 euros la tonelada, tras subir 12 euros, y el de deshidratada ha cotizado a 336 euros la tonelada (seis más). Igualmente, las operaciones de veza de forraje de primera se comercializan a 210 euros los 1.000 kilos y los de forraje, a 160 euros, tras crecer en 60 euros en el último año.
Son costes que se suman a los de los insumos -transporte, energía y electricidad-, con fuertes incrementos, aunque, quien también es miembro fundador de la cooperativa quesera Río Cañamares -que producen unos 40.000 kilos de queso de oveja Señorío de Villahermosa-, reconoce los sobrecostes están siendo compensados con el alza en los precios de la leche y la carne.
Afortunadamente, “tienen un precio adecuado”, sostiene, aunque lo principal es que lleguen las precipitaciones en “el otoño caliente que viene”, con el fin “de que resurja el campo, los pastos y, así, la ganadería”. De lo contrario, las consecuencias serán “catastróficas”, al igual que si “se anticipan las heladas”.
Pastan en la dehesa
Más suerte tiene Carolina Fernández, ganadera de vacuno en extensivo -tiene una finca en Valle de Alcudia y otra en Menasalbas (Toledo)-, porque sus vacas pastan en la dehesa, aunque también precisa de forraje procedente de suministradores agricultores para suplementar la comida del ganado.
Este aprovisionamiento también conlleva otro sobrecoste porque “compramos los paquetes de forraje en verano y los almacenamos”.
Fernández ve un futuro “incierto”, principalmente por los costes de la energía, la luz y el transporte, “que nos afecta mucho”, pero también por el esenario seco del campo, a la espera de que se recupere, y los “cambios de la nueva PAC”.
“No hay apenas información”, sostiene, y la tramitación “es muy complicada”.