Uno de los sectores primarios más necesarios en la alimentación como es la ganadería también se está viendo afectado por el coronavirus.
Si por un lado los titulares de este tipo de explotaciones enfatizan la necesidad de proteger el medio rural como ámbito fundamental para el abastecimiento de los supermercados y la seguridad alimentaria, por otro muestran su preocupación por el parón económico que está viviendo España y el mundo.
“Miedo e incertidumbre” son las palabras más repetidas por algunos ganaderos entrevistados respecto a la sostenibilidad económica que les espera, debido al cierre de la actividad en los ámbitos profesionales del turismo y la restauración.
Tras los primeros días del estado de alarma, temen perjuicios en el conjunto del sector, ovino, vacuno y caprino, “porque no sabemos lo que va a pasar”.
Más seguridad y compromiso muestran a la hora de abordar el día a día, dentro de la dinámica de atención a sus cabañas, que apenas ha cambiado. Según dicen, cumplen a rajatabla los protocolos de actuación: se trasladan a la explotación de manera individual en los coches y usan mascarillas y guantes cuando les retiran los productos -animales o leche- o van a comprar piensos.
Miedo al parón
La ganadera Pilar Ramírez habla “de miedo” a que se paralice la actividad, aunque hasta este miércoles “hemos seguido cargando corderos” a “precios estables”.
Ramírez cogestiona una explotación familiar de carne y leche en Tomelloso, con 900 cabezas ovejas de cruce manchego y lacaune, y reconoce que “se oye hablar” de una interrupción de la distribución, sobre todo en el mercado internacional.
A nivel nacional, ‘el roto’ está en los pedidos de la restauración, sobre todo en fechas festivas como este 19 de marzo, Día del Padre, o la cercana Semana Santa.
Sobre las medidas de seguridad en su labor diaria, asegura que las cumplen estrictamente, con un ocupante por coche para viajar a la explotación, y la permanencia de la jornada entera allí “para no estar yendo y viniendo”.
En la recogida de leche o porte de los corderos, “todos vamos protegidos con mascarillas y guantes”, apunta.
Ramírez, por otro lado, reflexiona sobre la crisis del coronavirus, y los “días de pánico e incertidumbre que vivimos porque, en definitiva, no sabemos qué va a pasar”. La alerta sanitaria debería servir, a su juicio, “como enseñanza para valorar lo importante”, a la vez que lamenta que haya habido personas desde puntos álgidos como Madrid que al inicio de la crisis “se refugiaran en el campo, como si no hubiera riesgos”.
Defiende, igualmente, la ganadería y la agricultura como sectores “estratégicos” a la hora de abastecer la despensa.
“Al pie del cañón”
Carmelo Pizarro, agricultor y ganadero de Agudo, recuerda la importancia del sector primario en la alimentación, ahora “al pie del cañón más que nunca” para “alimentar a España”.
En plena crisis del coronavirus, “el campo no puede parar”, asegura, a pesar de “los tiempos difíciles que arrastran la agricultura y ganadería”. Más lastradas por el parón de la economía, muestra su “miedo e incertidumbre” por “no saber si te recogerán los corderos o si los mataderos puedan cerrar por alguna infección y te tengas que quedar con los corderos y los terneros”.
Pizarro, que gestiona una explotación de 150 cabezas de vacuno y 700 ovejas, además de 1.500 olivos y 200 hectáreas de cereal, sostiene que éstos son los principales temores para los productores de la comarca de Montes Sur, de gran tradición ganadera.
Por ello, insiste en la necesidad de “tomar conciencia de que el campo y la ganadería “son básicos” para momentos de emergencia como éste.
Respecto a la dinámica diaria, “tomamos muchas precauciones”, “de uno en uno en cada coche” y con el uso de mascarilla y guantes en las entregas de producto a los enlaces de las cooperativas.
Preocupación
Más preocupada se ha mostrado Carolina Fernández , la ganadera que gestiona junto a otros tres socios Casa Gutier, una sociedad compuesta por una explotación vacuna con más de 600 madres reproductoras en Chillón y un cebadero en Menasalbas (Toledo), además de comercializar carne de ternera enriquecida con Omega 3.
Hasta ahora han seguido con la tarea “de sol a sol” porque las vacas “tienen que seguir alimentándose”. “La ganadería, recuerda, no para y es nuestra responsabilidad cuidar de los animales para hacer llegar un producto de calidad con todas las medidas de precaución exigidas por las autoridades”.
El temor de quien ha sido la ganadora del Premio Joven Agricultor de Asaja nacional es que se cierren las fronteras y se paralicen las ventas de terneros desde el cebadero o se interrumpa la actividad en los mataderos.
“Es muy complicado y los vivimos con mucho pánico” porque los animales “siguen comiendo” y sumando gastos dentro de una actividad que es una rueda: “con las salidas al matadero podemos pagar el pienso y los alimentos”.
No obstante, por ahora mantienen la actividad, con las entregas de pedidos cumpliendo las reglas de higiene y con el debido distanciamiento entre el repartidor y el cliente, al igual que los pedidos de carne al vacío enriquecida que venden vía online.
Trámites agrarios
Juan Miguel Requena, agricultor de Villanueva de la Fuente reconoce que la labor en el campo “también está complicada”. Ahora, en plena poda de olivos y el abonado de herbicidas, las restricciones “nos complican la forma de trabajar”, y por tanto “tenemos mucha incertidumbre” no sólo en el campo sino a la hora de realizar trámites, “muchos de ellos presenciales”, de contratación, arrendamiento o cesiones de derechos.
Con todo, celebra que se haya retrasado la tramitación de la PAC hasta el 15 de junio, y asegura que él y sus trabajadores cumplen las normas de seguridad a la hora de ir a la explotación, de uno en uno y guardando la distancia mínima prudencial.
