Los nueve hijos de José González Cortés, el jubilado casi ciego, exvendedor del cupón de la ONCE, que murió por los golpes que recibió en su piso del barrio de La Pradera de Alcázar de San Juan en 2020, están convencidos de que hay dos personas más implicadas en el asalto, aparte de la toxicómana María Ángeles Pozo.
Ninguno tiene pruebas, pero consideran imposible que las lesiones de su padre, que falleció tres meses después de entrar en coma con golpes que le causaron roturas óseas y hemorragias cerebrales, se las hiciera una sola persona. “Esta señora está amenazada para que diga quiénes han sido”, ha afirmado Pablo José G.N., uno de los vástagos del acusado, que asegura que las sospechas se las transmitieron a la policía “y no hicieron nada”.
En esa línea, aunque sin restarle culpabilidad a ‘La Pozo’, han declarado el resto de hijos e hijas del fallecido. “Aunque estuviera casi ciego, por como era mi padre lo que le hicieron no lo pudo hacer una sola persona”, ha contado este testigo.

Tenía problemas con la bebida «de siempre»
Todos los hijos, que ejercen la acusación particular en el caso, saben que era alcohólico y tenía problemas con la bebida de siempre, pero también que cobraba una buena pensión, y que algunas personas del barrio, como la acusada, lo sabían, aunque su padre no estaba amenazado por nadie ni que sepan tenía enemigos.
“En esa casa había más cosas de valor, no solo se llevaron la tele”, ha contado otra hija en la sesión de esta tarde del juicio con jurado que durará toda la semana en la sección segunda de la Audiencia de Ciudad Real. “Yo estuvo con él en hospital y le ve los brazos con cardenales, como si le hubiesen agarrado”, ha dicho otro hijo, Custodio.
Un vecino vio la puerta rota y a ella allí
Pero los hijos no estaban la tarde en la que supuestamente José González, Pepe, fue asaltado en su casa y molido a golpes, el 25 de noviembre de 2020. Lo más cercano a un testigo de cargo en este caso es J.L.C. y su expareja. El primero ni siquiera vive en el bloque de Pepe pero el día 25 si estuvo allí (iba a visitar a su hija) con su expareja. J.L.C. ha contado que sobre las seis y media de la tarde vio a la acusada, a la que conoce de frecuentar la casa de Pepe, oyó golpes y gritos en la puerta de José González y bajó, cuando se asomó “como otras personas del vecindario que se callan”, ha remarcado, “La puerta de la casa de Pepe estaba rota y ella en la puerta, sola”.
Más tarde este mismo testigo dice que vio a la acusada en la calle, con la tele del fallecido que sabe con seguridad que era la suya, vendiéndoselo a otra persona.
‘La Pozo’ discutió de dinero el día de antes con Pepe
Su exmujer, M. C.R.O., que también sitúa a María Ángeles en casa del fallecido esa tarde, ha contado que el día de antes tuvo que avisar a la policía por la bronca previa que tuvo la acusada con el fallecido, el 24 de noviembre. Eran más de las diez de la noche, había toque de queda por el estado de alarma, y como no paraban de gritar avisó a la policía. La acusada estuvo en casa de Pepe, discutieron, él la echó, le dijo que se fuera, que no le daba más dinero hasta que le pagara lo que le debía. La vecina bajó a ver que pasaba, y dice que María Ángeles estaba en la puerta y Pepe tirado en el suelo, pero hablaba.
Por ese incidente y las amenazas que vertió María Ángeles sobre ella, “me dijo que me iba a rajar”, ha contado, la denunció a la policía (han tenido un juicio por eso), “le tenía miedo, iba por allí porque tiene un hijo que vive en el otro bloque”, ha contado esta testigo.
Como su exmarido también oyó golpes en la puerta de José González la tarde del 25 y avisaron a la policía, “pero ya no bajé como había tenido el problema con ella el día anterior, lo hizo el padre de mi hija y la vio allí”.
Esta vecina alertó a la presidenta de la comunidad de vecinos, que a su vez avisó a dos sobrinos del fallecido que vivían por el barrio, y a la Policía Nacional, que fue la que entró horas después del supuesto asalto, cuando José González estaba en coma tendido en la cama.
En la sesión de tarde del juicio ha declarado otra vecina del bloque que escuchó los golpes y las voces la noche del 24, cuando la acusada discutió por dinero con el fallecido y por videconferencia desde prisión R.M.G., el vecino del barrio que le compró el televisor de José González a María Ángeles Pozo. “Yo estaba en la calle, la vi pasar con la tele y se la compré por 50 euros, fui juzgado por receptación”, ha declarado.
Penas de entre 17 años y nueve meses a 30 años
La fiscalía acusa a Pozo, adicta a las drogas, de homicidio agravado por “abuso de superioridad”, además de robo, y pide una condena de diecisiete años y nueve meses. La acusación particular, que ejercen los nueve hijos de la víctima, acusan de asesinato por “desvalimiento” de González, que además de la ceguera tenía problemas de movilidad, y solicitan la pena máxima, 25 años por el asesinato y cinco más por el robo.
El juicio seguirá este martes con los policías de la investigación. El magistrado Fulgencio Velázquez de Castro que preside el tribunal ha ordenado que se vuelva a citar a las dos testigos que no han comparecido esta tarde, como estaba previsto. Su testimonio se considera importante en el caso.