Ciudad Real ha vuelto a llenarse este caluroso primer sábado de octubre de disfraces, pinceles y dados de colores. El corazón de los Jardines del Prado late con fuerza durante la segunda jornada de Mancha Cómic 2025, evento que cada año convierte la ciudad en punto de encuentro para aficionados al cómic y los juegos de mesa, artistas y familias enteras.
Desde primera hora de la mañana, el recinto se ha llenado de visitantes que, entre puestos, exposiciones y charlas, reivindican el cómic, los juegos y la imaginación.
Entre los espacios más concurridos se encuentra la zona de los juegos de mesa, donde Carmen, una de las responsables de la organización, explica con entusiasmo el funcionamiento: “Aquí tenemos una zona de juegos de mesa, muestra que tenemos en la tienda y que nos mandan las editoriales para que prueben, y pueden coger el que quieran”.
Sobre la mesa se reparten cartas, tableros y fichas que cambian de manos con rapidez. Carmen sonríe mientras comenta que el público es de lo más variado: “Los tenemos más o menos por rango de edad, para los más pequeños y para los más mayores. No hay límite de edad. Vienen familias enteras, grupos de amigos o adolescentes que se sientan a jugar”.
En cuanto a los juegos más demandados, lo tiene claro: “Sin lugar a dudas, los más populares están siendo el Virus, el Exploding Kittens y el Dobble. Son muy rapiditos de jugar, y a los niños les gusta un montón porque tienen dibujos muy llamativos”, explica. El Dobble, añade, se ha convertido incluso en “un recurso educativo que se usa mucho en el cole”.
A pocos metros de allí, el bullicio de los puestos de artistas y stands de editoriales se mezcla con la música, los disfraces y las risas. Los visitantes hojean láminas, libros, cómics, charlan con los autores o posan para las fotos con sus personajes favoritos.
El ambiente, entre familiar y festivo, es lo que más valora David, un habitual del Mancha Cómic: “Todos los años vengo”, dice sin dudar. “Lo que más me gusta es el ambiente y el buen rollo, sobre todo cuando estoy con los artistas, porque ya nos conocemos y la gente se anima y vas conociendo gente nueva”.
Este sábado ha venido “más tranquilo”, sin disfraz, pero con la misma ilusión: “Ayer iba disfrazado; hoy no, me lo he tomado de descanso. Pero ayer con el disfraz la gente se lo pasaba bien, disfrutaba, me pedían fotos, los niños se reían… Lo bonito es el buen rollo que se crea”.
Aunque los puestos sean “más o menos los mismos”, David percibe una evolución: “No es más grande porque la Plaza del Prado es la que es, pero cada año siento que está mejor, viene más gente, se animan más”, cuenta. Y añade con una sonrisa: “Me he hinchado a comprar a los artistas. Prefiero comprarles a ellos, ayudarles de alguna manera”.
También repite experiencia Marina, otra visitante veterana que ha visto crecer el festival desde sus orígenes. “He venido a todos, desde que se hizo en la biblioteca”, recuerda. “Se nota muchísimo que cada año le ponen más mimo, que es un evento que funciona, que trae mucha gente”.
Para ella, lo mejor también es el espacio dedicado a los autores: “Sobre todo los artistas, que tengan su sitio para poder demostrar lo que hacen y que todo el mundo lo valore, les compre cosas y todo eso”, explica mientras observa los puestos llenos de láminas y cómics firmados.
El público que se acerca al Prado no es solo local. Entre los expositores también hay propuestas llegadas de otras localidades, como el Museo Plomhist de Manzanares, dedicado a la historia en miniatura. Su responsable, Julián Serrano, se muestra encantado de repetir experiencia: “Venimos todos los años. Es una experiencia bastante bonita”, asegura. “Al principio, cuando vinimos el primer año, pensábamos que no encajábamos, pero luego nos empezamos a encontrar a gusto y muy contentos”.
Su exposición, con maquetas y figuras en plomo, despierta la curiosidad de pequeños y mayores. “De todo un poco”, responde cuando se le pregunta qué es lo que más venden, aunque insiste en que lo importante es “enseñar el lado artístico”.
“El público de Ciudad Real es fenomenal, maravilloso. Muy acogedor. Siempre nos tienen reservado el mismo sitio aquí dentro, en el Antiguo Casino, y nos tratan muy bien”, subraya agradecido.
Con el paso de las horas, el Prado sigue lleno. Familias con bolsas de cómics, grupos de jóvenes disfrazados, ilustradores firmando ejemplares… todo convive en un ambiente relajado y optimista. Mancha Cómic confirma un año más su fuerza como cita cultural abierta, que celebra el talento, la creatividad y la comunidad que se teje en torno al cómic, el juego y la imaginación.
