La crisis económica española ha estado directamente relacionada con los movimientos migratorios, tanto de nacionales como de extranjeros. Tras la llegada de cientos de personas de otros países en los años 90, principalmente de Latinoamérica, ahora los flujos han modificado su dirección: los foráneos están retornando, y el volumen de españoles está en progresivo crecimiento hacia el exterior en busca de oportunidades. Así lo confirma el último número del informe ‘Panorama social’, de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que recoge que, en el caso de Ciudad Real, la tasa de emigración de jóvenes nacidos en España estaba entre 29 y 53 por cada 100.000 residentes, una de las más bajas.
J. Y.
Ciudad Real
En el capítulo ‘La nueva emigración española: ¿Una generación perdida?’, la provincia de Ciudad Real registró el mismo porcentaje de emigrantes de jóvenes de hasta 39 años que Cuenca y Albacete, y que provincias de otras comunidades como Zamora, Ávila, Cáceres, Badajoz, Huelva, Córdoba, Jaén, y Teruel.
Por su parte, Guadalajara alcanzó una emigración de jóvenes nacidos en España de entre 77 y 101 por cada 100.000 residentes en ese territorio, y Toledo, de entre 53 y 77. Precisamente, Castilla-La Mancha y Murcia se encuentra en el extremo más bajo de la tasa de migración de jóvenes, pues no sobrepasa el centenar por cada 100.000 ciudadanos.
En concreto, los jóvenes de Madrid y el País Vasco emigraron el triple que los castellanos-manchegos extremeños durante la crisis económica, ya sea forzados por la falta de oportunidades laborales en España o para completar su formación en el extranjero.
Respecto al colectivo de españoles nacidos en el extranjero hubo más actividad en la provincia en dichos años, pues los jóvenes que salieron fuera de España a lo largo de los años más duros de recesión se situaron en una tasa de entre 1.163 y 1.319 por 100.000 habitantes, al igual que la tasa de personas foráneas llegadas a la provincia de Ciudad Real y que en dicho periodo decidieron retornar a sus países de origen o mudarse a otros territorios con más salidas profesionales. En este caso, se movieron entre 4.685 y 5.886 extranjeros de entre 20 y 39 años por 100.000 habitantes.
En lo referente a la población total, Ciudad Real tuvo una mayor actividad migratoria durante la crisis, entre 402 y 615 personas, aunque muy alejada de las provincias más industrializadas y de más desarrollo económico. En este caso, según el informe de Funcas, abandonaron el país tanto los extranjeros que residían en cada provincia, como los que nacieron en España.
Nueva fase
El informe de las cajas de ahorro resalta entre sus conclusiones la constatación de que, a pesar de la drástica caída de los flujos de inmigración de extranjeros se seguirán manteniendo con otros matices. “El boom migratorio de principios del siglo XXI no fue algo accidental para la demografía española, sino la entrada en una nueva fase, en la que la emigración e inmigración cambiarán de intensidad dependiendo de la coyuntura económica, pero coexistiendo y con una naturaleza diferente a la de siglos pasados”.
Destacan el aplastante peso de la emigración de extranjeros en relación a españoles, pero el ascenso de los flujos de éstos al exterior.
