Fue aldea de Caracuel de cuya población se independizó a finales del siglo XV. Probablemente su nombre procede de la pequeña alquería existente en el término de Caracuel tal y como se dice en las Relaciones Topográficas de 1575. En ese momento la escasez de agua obligó a abrir varios pequeños pozos para suministrar a la población.
Un municipio que tiene en la actualidad 385 habitantes según el censo de 2018 y que ha completado sus equipamientos comunes deportivos sociales, recientemente con la apertura de un centro para asociaciones y que en 1990 llegó a tener 600 habitantes. Su posición cercana a Ciudad Real permite pensar en un mantenimiento de una población viva y dinámica con los servicios generales que pueda necesitar de la capital. Una economía que se reparte entre un 42% del sector agrícola y un 52% del sector servicios con un pequeño porcentaje del sector industrial.
Iglesia, castillo y puente
Una estructura lineal de casi ochocientos metros de longitud de uno a otro extremo. Las calles Menéndez Pelayo y Cervantes recorren el municipio de uno a otro extremo. En posición trasversal un recorrido de unos trescientos metros que se desarrollan en los laterales de los viarios principales. En el encuentro de la calle Cervantes y Pozo un ensanche del viario crea el espacio de la plaza de la Constitución. Y entre las calles Almadén y santa Rosa de Lima el espacio que rodea a la iglesia parroquial.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Visitación es de una sola nave, cubierta con tejado a dos aguas, dotado con una torre lateral con campanario y puerta de entrada en un lateral. Los muros, construidos con cuarcitas, están enfoscados y enjalbegados. Un volumen que, en su ábside, tiene dos importantes contrafuertes que se presentan en la calle Iglesia. Un espacio interior de unos veinticinco metros de longitud por nueve de ancho.
En la plaza de la iglesia la forma longitudinal del templo con la sobriedad de sus paramentos encalados deja en su centro la zona de entrada con un pequeño ámbito de protección cubierto. La torre de geometría rotunda con un cuerpo de base cuadrada inferior y un segundo volumen de planta cuadrada de dimensiones algo menores y cuatro huecos con campanas se remata con cubierta a cuatro aguas.
Del Castillo de Calabazas del siglo XIII tan sólo se conserva una torre cilíndrica de piedra y adobe enfoscado y los restos derruidos de los muros. El puente de las Ovejas, situado sobre el río Guadiana, es un antiguo contadero de ganado de origen romano. Está situado sobre el río Guadiana.
Martinete de los Pozuelos
Continuando la calle Menéndez Pelayo en dirección Noroeste el viario se denomina Martinete en recuerdo de las importantes instalaciones existentes junto al río Guadiana. Una instalación de especial interés por su arquitectura y el entorno natural junto al Guadiana, que rodea esta importante instalación.
Una primera publicación sobre esta instalación se realizó en el libro Arquitectura industrial de Castilla-La Mancha. El libro “El Martinete de Los Pozuelos de Calatrava”, de María del Carmen Arcos Domínguez y Manuel Molina Cañadas completaba esta información.
Se instaló una ferrería en el Guadiana
La ferrería de los Pozuelos empezó a funcionar a mediados del siglo XIX. No hay noticia de esta importante instalación hasta 1845 cuando se instaló una ferrería en el Guadiana, en el término municipal de Los Pozuelos, en el mismo lugar que ocupa hoy la central eléctrica del Martinete El Martinete está ubicado al norte del actual término municipal de Los Pozuelos de Calatrava en el margen izquierdo del río Guadiana. Madoz habla ya de la ferrería como recientemente establecida en 1848.
En la construcción de esta infraestructura trabajaron arquitectos y maestros albañiles que vinieron de Quintanar de la Orden (Toledo) entre los que estaba el maestro Julián Contreras, que junto a su familia fue uno de los primeros pobladores de Los Pozuelos y algunos albañiles del Romeral, con el nombre de Juan García. Las obras duraron algunos años, se hicieron viviendas para el personal y casas para los jefes y personal de fundición que vinieron del Norte (Bilbao). También se hicieron almacenes de material fundido.
Cuando se realizó la construcción, la zona pertenecía al término municipal de Corral de Calatrava. Lo que actualmente pertenece al término de Corral de Calatrava, en el siglo XVI y XVII, pertenecía a tres encomiendas: la de Corral de Caracuel, Herrera y Bolaños, que se repartían 14.703 has que componen el actual término.
Francisco Pérez Crespo formó parte de una burguesía madrileña que se dedicó a invertir en propiedades surgidas de las desamortizaciones. Éste sería el caso de las tierras pertenecientes a la antigua Encomienda de Herrera, donde instaló una ferrería. Parece ser que conocía bien este ámbito industrial, puesto que era un sector muy desarrollado en el norte peninsular (Asturias, Cantabria y País Vasco), zona de la que era natural (Rasines, Santander).
El Martinete
Según las instalaciones que se conservan en El Martinete, el método utilizado era el indirecto, es decir, se transformaba primero el mineral en fundición y luego éste, se transformaba en hierro utilizando hornos bajos de afino u hornos de pudelar. Para el primer paso, se construyó un horno en 1865 (según inscripción situada sobre dicho horno) con una altura de 7 metros aproximadamente. El complejo construido estaba formado por unas naves industriales aisladas que tienen una especial calidad constructiva.
El cuerpo principal de la nave alargada construida en ladrillo con recercados de piedra tiene unas proporciones, un equilibrio de medidas y una utilización de materiales que hace pensar en un diseño previo especialmente cualificado. Y junto a ello las estructuras que aún quedan en pie en su parte inferior con los grandes arcos y el horno que permanece en pie manifiestan un conocimiento estructural cualificado
Posteriormente a la desaparición de la ferrería, se instaló una central hidroeléctrica que fue explotada por Felipe Sánchez de la Fuente en torno a 1920 aunque el aprovechamiento estaba a nombre de Antonia Enríquez de Salamanca. La central hidroeléctrica de El Martinete tenía una turbina hidráulica sistema Francis de 216 caballos de potencia y se mantuvo con actividad hasta 1963, momento en el que se abandonaron las instalaciones.
En la actualidad, los restos de la construcción existente y el entorno natural tienen un especial atractivo que hacen pensar en el interés de una recuperación inteligente de una infraestructura que debería tener usos que aprovechen los valores de la construcción existente.
La ruina actual tiene el atractivo de lo abandonado, de aquello que sugiere la memoria y la imaginación. Un espacio en el que combinar usos relacionados con la naturaleza de acampada, albergue juvenil con posibles instalaciones de restauración que permitiesen dar vida a una de las instalaciones industriales de la provincia más sugerentes y atractivas.