La familia valenciana que seleccionó el Ayuntamiento de Caracuel entre más de mil quinientas propuestas para reabrir el único bar del pueblo hace un año, se muda a Poblete. No reniegan de haberse atrevido a emprender en una zona rural, lo recomiendan, pero admiten que en su caso el proyecto laboral “no ha salido ni como nosotros esperábamos, ni como ellos esperaban”.
Elisabet Zaragoza y su pareja Miguel Ángel Martín, con Borja, su hijo veinteañero, y los gemelos de dos años, no venían a vivir a Caracuel sin más, sino a emprender un negocio. Apostaron por abrir una arrocería valenciana, El Buen Yantar, con la visión de atraer clientes de Ciudad Real, Puertollano y comarca, dentro del proyecto municipal Repuebla Caracuel. Y así ha sido, “la arrocería ha funcionado superbien, pero la gente de allí no está por la labor de que haya una arrocería en un local municipal y de que nosotros seamos las personas idóneas para tener el bar abierto”, cuenta Eli, ahora en el bar de la piscina de Poblete, que regenta desde el 24 de junio y en el que reabrirá, a partir de septiembre, el restaurante arrocería El Buen Yantar, durante todo el año.
“El apoyo del alcalde de Caracuel ha sido muy bueno”
“El apoyo a nivel de alcaldía en Caracuel ha sido muy bueno, yo le tengo que agradecer al alcalde Ismael Laguna la implicación personal y política, pero hemos sentido que en un pueblo pequeño, cerrado a recibir cosas nuevas, nuestro proyecto no encaja”, resume.
La familia, de cinco miembros, sigue viviendo en Caracuel de Calatrava, pero su idea es apostar al cien por cien por la arrocería en Poblete, “la pena es cerrar el bar en Caracuel, pero entiendo que ellos buscarán otra opción adecuada a sus gustos”.
La tranquilidad que buscaban
En lo personal la experiencia de urbanita en un pueblo de una provincia que antes del Repuebla ni conocían, ha sido muy positiva. Han encontrado la tranquilidad que buscaban, “calles en silencio, los niños jugando al aire libre, contacto con animales, de hecho tenemos un corderito que nos regalaron; esa parte genial, lo peor ha sido el clima de poca aceptación. Sé que cuesta, a mí me costó adaptarme a la costumbre de la tapa, pero veníamos con mucha ilusión y no hemos encontrado esa reciprocidad”.
Pese a esto, el bar ha abierto todo el año. “Hemos dado casi dos mil platos de paella y la gente de fuera ha seguido viniendo en invierno, incluso hemos dado bautizos, bodas, comuniones, fiestas locales y eventos. Hemos abierto todos los días de la semana, excepto los lunes”.
Volcados con el nuevo proyecto de Poblete
A caballo entre Caracuel –este domingo cerrarán el bar de allí, que también era una adjudicación- y Poblete, la familia está volcada con la nueva arrocería. De la licitación del bar de la piscina de Poblete se enteraron de casualidad, por unos clientes, cuando estaban casi a punto de tirar la toalla en una provincia en la que, insisten, “nos sentimos muy a gusto, no queremos irnos”.
Las condiciones de la adjudicación en Poblete son encargarse del bar, con las instalaciones de invierno, en las que abrirán el restaurante todo el año, durante cinco años renovables por otros cinco más. “Así sí merece la pena invertir en un negocio”, cuenta.
Ya se puede tomar arroz en la piscina, pero con reserva
Abierto desde el 24 de junio, el bar de la piscina de Poblete funciona desde las once y media de la mañana hasta las doce de la noche. Ya se puede tomar paella con reserva, pero en la terraza. Para septiembre, cuando termine la decoración de las instalaciones de invierno (una especie de bunker acristalado con buenas vistas de Alarcos, en la zona en la que salen las rutas al yacimiento arqueológico), abrirá el restaurante especializado en arroces valencianos, pero no solo, “daremos todo tipo de comida”.
Ilusionada con el nuevo restaurante esta emprendedora da trabajo a siete personas, “es un proyecto a largo plazo”, dice. Trabajando en cocina están Minodora, la cocinera que le ayuda en los fogones, originaria de Rumanía, con veinte años en España, y Madalina, que lleva algo menos, ambas afincadas en Poblete.
Arroces y productos de la zona como el vino y el queso
“En Poblete queremos seguir sirviendo nuestros arroces, son nuestro sello, con productos de esta zonas, aquí cerca de Alarcos hay muchas queserías y vinos, queremos que también se puedan probar en nuestro restaurante”, explica.
La fusión Valencia-Ciudad Real ya está en la cabeza de Elisabet, que incluirá en la carta de nuevas variedades arroceras como el arroz con cochifrito y foie, “ya lo han probado clientes y gusta. En la carta de arroces siempre innovamos”. También incluirá menús vegetarianos, para celíacos y no solo se podrán tomar arroces, aunque este producto es la esencia del restaurante. “Utilizo la variedad albufera, que hay muy poquito al año, lo traemos de Valencia, en sacos, lo pedimos al principio de la temporada”.
Repoblar merece la pena
Repobladores convencidos (optaron a la oferta del Ayuntamiento de Caracuel porque leyeron la noticia en el periódico Lanza, cuando llevaban años buscando un pueblecito para cambiar de vida y abrir un bar), Zaragoza y su pareja animan a otras personas a emprender en las zonas rurales. “Sí que animo a dejar la ciudad por un pueblo. Emprender en zonas rurales es una gran solución para no dejar morir a estos lugares, es muy interesante. Deben saber que es complicado que en estos sitios pequeños la aceptación al forastero cuesta un poco, hay que seguir intentando que no mueran”.