Luis Miguel F. R., Janibel S. C., y Altagracia Mercedes F. P., los tres acusados de un delito de tentativa de homicidio con la agravante de abuso de autoridad contra Rosa Lidia L. L. hace cinco años y medio, han reiterado este miércoles su versión sobre que ésta se autolesionó al clavarse un cuchillo y después lanzarse por la ventana de un segundo piso en una vivienda de Alcázar de San Juan, mientras que la víctima ha manifestado entre lágrimas y tras un biombo que quisieron matarla porque se negó a hacer de ‘mula’ por 8.000 euros.
Ha sido en la primera sesión del juicio que se está repitiendo en la sección primera de la Audiencia provincial de Ciudad Real desde este 23 de junio por orden del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, tras anular el primero celebrado hace dos años donde los procesados fueron absueltos por “las numerosas dudas” suscitadas en la valoración jurídica.
En la jornada de este miércoles se han puesto de manifiesto los dos relatos enfrentados, en el que ha llamado la atención la coincidencia en los testimonios de las dos mujeres y el hombre investigados, que se enfrentan a nueve años de prisión cada uno, sobre el intento autolítico de la lesionada, y la sentida manifestación sobre los hechos de ésta.
Luis Miguel. F.R. ha recordado cómo el 29 de noviembre de 2015 recogió a Janibel S.C., entonces su pareja, y a Altagracia F.P., la víctima y otra mujer del club ‘Sol Fantasy’ de Miguelturra. Los cinco se trasladaron en coche a Alcázar de San Juan, donde vivían los tres acusados, la pareja en el segundo piso de un bloque de la céntrica calle Doctor Bonardell, donde transcurrieron los hechos, y Altagracia en un nivel superior. Llegaron sobre las 6 de la mañana y se pusieron a ver una película, pero, al parecer, la víctima, según el procesado, empezó a delirar y “a decir cosas sin sentido”, hasta el punto de que intentó irse de la casa. La pareja se lo impidió porque vestía un pijama corto y estaba descalza, y en un momento de confusión Rosalidia cogió un cuchilló y se apuñaló a sí misma sobre el abdomen.
Entonces llamaron a su vecina y amiga y ésta bajó, y fue quien consiguió quitarle el arma. A su vez, en esos instantes, la mujer rompió un vaso e intentó atacar a sus compañeras (llevaba trabajando un mes en el club), aunque Luis Miguel no lo vio porque había salido a pedir ayuda. Todas salieron corriendo y por ello no vieron cómo se precipitó por la ventana hasta la calle.
Llamaron a la policía
Yanibel S. C. ha confirmado la misma versión respecto a que la víctima decía “cosas incoherentes”, incluso ha sostenido que en el coche ya se percató de que todo el trayecto fue llorando.
En este sentido, la presunta atacante ha declarado haber visto consumir droga a su compañera y también ha dicho conocer un intento pasado de suicidio de ésta, a la vez que ha subrayado la intención de preservar la vida aquel 29 de noviembre de 2015 por parte de todos los implicados, pues “todos llamamos a la policía”.
También ha negado, a preguntas del fiscal, que su entonces pareja la sujetara mientras ella y Altagracia la apuñalaban. Al contrario, ha declarado que ésta le arrebató el cuchillo, aunque Rosa Lidia consiguió recuperarlo y herirse otra vez.
Dejó el cuchillo sobre el microondas
En la misma línea, Altagracia F. P. ha manifestado que cuando llegaron a Alcázar ella se dirigió a su casa donde la esperaban sus tres hijas. Ya en la cama oyó que la llamaban sus vecinos y bajó acompañada al menos de su hija mayor. Vio a la víctima herida en la cocina con el cuchillo entre las manos y “sin parar” de pincharse. “Me llevé las manos a la cabeza, y le dije que porqué hacía eso, que si no pensaba en su hija”, ha declarado a preguntas del fiscal y acusación particular.
Igualmente, según ha agregado, le quitó el cuchillo y lo dejó sobre el microondas, aunque la herida la amenazó a ella, a Yanicel y a su hija con un cristal y por ello abandonaron el domicilio sin ver cómo se precipitó a la calle.
Los tres han negado que hubieran llevado a Rosa Lidia a Alcázar para cerrar un transporte de drogas desde la República Dominicana, aprovechando que tenía previsto viajar allí a principios de 2016, y que ésta se negara.
Y del mismo modo han destacado que fueron a interesarse varias veces al Hospital, justo hasta mediados de enero, cuando la víctima declaró ante la policía.
La hija de Altagracia también ha comparecido y ha testificado en estos similares términos, es decir, que ella fue una de las amenazadas con el trozo de cristal.
Decían “se mueve, sigue viva”
La declaración de Rosa Lidia ha sido más dura y ha centrado los hechos en la proposición de hacer de ‘mula’, cuya negativa provocó una violenta discusión con la pareja. Al parecer, Yanibel la apuñaló por primera vez y, posteriormente, fue Altagracia quien le propinó el segundo pinchazo. Así lo sintió, aunque en realidad tenía tres puñaladas.
“Me intenté escapar dos veces pero me metieron al piso, y me sentí mareada y les pedí un vaso de agua”, ha relatado, momento en que inopinadamente “noté un ardor en mi abdomen”, y cayó al suelo. Segundos después, con Altagracia ya presente, se arrastró a la cocina y “oí que decían ‘se mueve, sigue viva’”. Entonces “sentí el segundo ardor”. El terror la dominó e hizo que en todo momento “me defendiera, forcejeara y arañara”.
Emocionada, ha señalado que fue el hombre quien la tiró por la ventana y que cayó boca arriba en la calzada. En toda la triste escena, incluso ya malherida, estuvo consciente, y se mostró inquieta y desconfiada, tanto que hasta que no vio a la policía y la placa de los sanitarios no se sintió segura.
En otro momento ha asegurado de manera tajante “que yo nunca me he intentado suicidar, y menos siendo madre”, como tampoco es verdad, ha sostenido, que fuera lamentándose en el coche ni que empezara a delirar.
De hecho, ha asegurado que antes nunca había sido tratada por ansiedad o depresión, mientras que desde estos hechos permanece en tratamiento psiquiátrico. Por ello, reclamará la indemnización de 28.000 euros por las lesiones sufridas, y otros 144.000 euros por las secuelas que sufre si son condenados los acusados.
La joven necesitó casi un año para recuperarse, ya que permaneció hospitalizada 253 días, 27 de ellos en la UCI, 49 en planta y 177 en el Hospital de Parapléjicos de Toledo.
El ingreso en la UCI fue causado precisamente, ha recalcado, por la visita en el hospital de los procesados y otras dos personas. “Cuando vi llegar a los cinco entré en coma”.
Respecto a la tardanza en denunciar los hechos, Rosa Lidia ha dicho que “tenía miedo” porque la habían amenazado con matar a su hija y a su madre.
Su progenitora ha corroborado esta versión en el plenario, donde también ha comparecido. Ha dicho que los médicos le dijeron que el estado de su hija podría derivar en la muerte, y que cuando la llamaban los procesados “siempre les decía que estaba crítica”, aunque hubiera mejorado.
Hechos contradictorios
Han declarado como testigos la médica del Punto de Atención Continuada (PAC) que atendió a la víctima, quien ha corroborado el alto estado de agitación y ansiedad que tenía, que apenas le dejó valorar las heridas. Entre los balbuceos al ser preguntada por sus antecedentes, sólo le entendió “algo sobre su hijo o su hija”.
Por su parte, los dos policías que atendieron a la mujer y realizaron las primeras investigaciones en el piso, han coincidido en señalar que los hechos “eran contradictorios” sobre si se trataba de una acción autolítica o un ataque de terceros.
Por un lado, Luis Miguel les dijo abajo que Rosa Lidia se había autolesionado, mientras que el desconcierto que mostraba la víctima no era coherente con este intento, así como cuando subieron al apartamento, donde estaban las mujeres, no vieron rastros de sangre. Yanibel les entregó el cuchillo pero las circunstancias “no nos cuadraron”, ha dicho uno, al igual que el otro, que se fijó en el desorden de la estancia, ha asegurado que “era todo muy raro”.
Mañana jueves seguirá el juicio con la segunda sesión, con la declaración de más testigos y los forenses.