Luis Alejandro Tercero, nacido en 2002 y natural de Villanueva de los Infantes, acaba de cerrar una etapa universitaria difícil de igualar. Graduado en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UCLM en el campus Ciudad Real, ha obtenido 31 matrículas de honor de las 39 asignaturas del plan de estudios. Una cifra que impresiona, pero que él no vivió como una carrera por la perfección, sino como el resultado de estudiar con auténtica vocación y disciplina.
“Yo ya tenía claro que quería estudiar Derecho. Siempre he querido ser juez, aunque ahora estoy más enfocado en la docencia universitaria”, explica Luis Alejandro, que actualmente cursa dos másteres: el de Acceso a la Abogacía y otro en Derecho Constitucional, mientras colabora en tareas de investigación en el área constitucional de su facultad.
Aprender a estudiar
El salto desde el instituto a la universidad fue un punto de inflexión para él. “En Bachillerato realmente no se estudia como en la universidad. Allí de memoria escribías el contenido en sin pararte a pensar demasiado. Aquí los manuales pueden tener 700 páginas. Si no entiendes lo que estás estudiando, no puedes avanzar”. Esa exigencia le obligó a encontrar su propio método: ser constante, organizarse bien y, sobre todo, entender cada concepto en profundidad. Acudía diariamente a clase, cumplía con las prácticas y se centraba de lleno en los exámenes a partir de diciembre.

Aunque su número de matrículas de honor impresiona, Luis Alejandro asegura que nunca fue un objetivo inicial. “En Primero me sorprendí con los resultados, y ya en Tercero me dije: ‘voy a intentar mantener esta línea’. En cuarto sí que me marqué como meta llegar a 30 matrículas”. Lo logró con una más.
Con los años, los profesores fueron reconociendo su esfuerzo, aunque él mismo tuvo que gestionar en ocasiones el “paso extra” hacia la matrícula de honor. “Hay asignaturas donde tuve un 10 y el profesor entendía que para matrícula hacía falta algo más. A veces era cuestión de acercarte y decirle: ‘tengo un 9,75, ¿crees que podría optar?’”.
También hubo espacio para alguna broma entre compañeros: “Cuando sacaba un sobresaliente me decían ‘¿qué te ha pasado?’.
De Filomena a la excelencia
Su primer gran examen fue bajo la borrasca Filomena. “Era de Derecho Constitucional, el área que ahora más me apasiona. Iba asustado, era muchísimo contenido. Pero aprobé con un 10. De 100 alumnos, solo cinco aprobaron”. Aquella experiencia marcó el inicio de un recorrido brillante.
El interés por los derechos fundamentales, que se estudian en segundo, fue decisivo. “Ahí me enganchó el Derecho Constitucional. También me gustaba Penal, pero Constitucional me atrapó del todo”. En este sentido, uno de los profesores que más le ha marcado en estos años ha sido Tomás Vidal, de Constitucional, y que será quien dirija su tesis.
Mucho más que estudiar
Fuera del aula, Luis Alejandro ha sabido equilibrar su vida universitaria. Es árbitro de fútbol, entrena, sale con sus amigos y mantiene hobbies más allá del estudio. “Los fines de semana tengo partidos. Me encanta el deporte y también salir con los amigos. La vida universitaria no es solo empollar”.
Ciudad Real
Estudiar en Ciudad Real fue una decisión práctica, pero que no cambiaría. “Soy de un pueblo cercano (Villanueva de los Infantes) y mis padres preferían que me quedara cerca. Acerté en la decisión, porque aquí hay profesores de primer nivel. A veces tendemos a infravalorar lo nuestro, pero solo puedo decir que la formación en la UCLM es excelente”.

Su trayectoria ha sido reconocida en numerosas ocasiones: mejor expediente del Grado en Derecho, Premio Extraordinario de Fin de Grado, reconocimiento al mejor Trabajo Fin de Grado de la Facultad, Premio del Consejo Social y Premio de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia de Murcia por su investigación sobre la amnistía, entre otros reconocimientos.
Futuro
Aunque aún no ha descartado una oposición, su vocación parece clara. “A mí lo que más me gusta es la docencia, la Universidad. No le tengo miedo a una oposición, pero ahora estoy centrado en investigar y seguir formándome”.
El consejo que ofrece a los futuros estudiantes de Derecho es directo: “Si no te gusta, no lo hagas. Esto requiere vocación. Si te apasiona, los resultados llegan solos. Pero hay que demostrarlo desde el primer curso”.