El Aquarius de Médicos Sin Fronteras navega a puerto seguro en España con 629 migrantes y, mientras que cada día miles de personas arriesgan la vida en el Mediterráneo, el Consejo Local de la Mujer de Manzanares invitó este martes a reflexionar sobre las situaciones que afrontan durante el terrible camino e incluso en destino con perspectiva de género.
Las historias están a la vuelta de la esquina y el testimonio de Rima Dobosh, una mujer de origen sirio, que lleva veintiún años en Manzanares y que ha vivido de cerca la crisis de refugiados, sirvió para poner cara a sus personajes, acompañada de la responsable del programa de atención a personas refugiadas de Cruz Roja en Ciudad Real, Ana García.
En manos de traficantes de personas para huir de la guerra
Detrás de la migración masiva de personas a las puertas de Europa están las guerras, los conflictos armados o la persecución por razones políticas. Respaldada por fotografías, Rima Dobosh contextualizó la vida de la población siria previa a la guerra y a la instauración de los fanáticos del Daesh en el poder.
Para Rima, Siria era como “un mosaico” donde convivían “musulmanes, cristianos, kurdos, inmigrantes de Palestina e Irak”, y gozaba de prosperidad económica y desarrollo social. “La educación obligatoria era gratuita” y “el 90 por ciento de la población tenía casa en propiedad”, señaló. Además, fue un país receptor de desplazados, que defendió la integración y “no creó campos de refugiados”.
Peor que cualquier desastre natural, “que un terremoto o un volcán”, la guerra ha borrado de un plumazo la historia de Siria y ha dejado campo abierto para que ganen “los traficantes de armas, de personas, de sexo, de órganos”. Emocionada, Rima contó la travesía en patera de su sobrina entre Turquía y Grecia, y cómo su hermana repetía una y otra vez que había dejado a su hija mayor en manos de unos traficantes.
Miles de euros gastó esta familia para que su hija mayor de edad, que no podía viajar con el visado del núcleo familiar, pudiera llegar a Europa y reunirse con el resto de su familia. Sin bienes, la madre viajó a Italia con la guitarra de su hija sin saber si la volvería a ver.
Los riesgos del viaje por ser mujer
Afortunadamente la travesía terminó bien, pero no será el único bache que tendrá que afrontar en esa búsqueda de una nueva vida. La psicóloga de Cruz Roja lo dejó claro desde el principio: “atendemos a solicitantes y beneficiarios de protección internacional, pero la mayoría de las solicitudes son denegadas”, por lo que “tener una condición administrativa irregular te condiciona toda tu vida”.
Por condición de género, las mujeres encuentran en el trayecto muchas veces situaciones similares a las que impulsaron su huida del lugar de origen, como violaciones y favores sexuales. Pero es que aparte de las redes de trata de seres humanos para trabajos forzados o prostitución, los riesgos continúan en el destino. Sólo hay que echar un vistazo a la denuncia por casos de abuso y acoso sexual a nueve temporeras inmigrantes en una finca fresera de la provincia de Huelva
Procedentes de Camerún, El Congo, Senegal, Pakistán o Siria, Ana García destacó que es la cultura patriarcal la que hace a las mujeres más vulnerables a la hora de afrontar el camino, porque en muchas ocasiones “han estado privadas de su libertad desde pequeñas, han sufrido violaciones masivas o tenido matrimonios forzados”.
Solas en la mayoría de las ocasiones al llegar a Europa, la psicóloga afirmó que el “duelo” que sufren las mujeres refugiadas y migrantes es mucho más duro que el de los hombres. Así, explicó que “son mujeres que han sufrido múltiples pérdidas, su familia, sus orígenes, su vivienda, su estabilidad vital”. El factor comúne es que todos se ven obligados a salir de su país sin tener planeada la salida previamente y normalmente sin recursos.
Los refugiados reclaman “respeto” como seres humanos
Frente a los traumas, Ana García señaló que existe la resiliencia, “la capacidad de sobreponerse”, y para ello organizaciones como Cruz Roja desarrollan itinerarios individualizados de integración, con atención psicológica, orientación a la formación o aprendizaje de idiomas, para llegar a la plena autonomía.
Con la mirada puesta en las costas españolas, Rima Dobosh pidió “respeto” para los refugiados como para cualquier otro ser humano. “Aquí no venimos a hacer turismo, el refugiado nunca va a volver a su casa, porque ya no la tiene; ni tampoco venimos a robar trabajos”, expresó la manzanareña, que no dudó por un momento en hacer referencia a la solidaridad del pueblo español. “Ojalá que algún día entre todos digamos basta a las guerras”, concluyó.
El Consejo de la Mujer trasciende del ámbito local
Antes de la charla, la concejala de Políticas de Igualdad, Beatriz Labián, destacó que el Consejo Local de la Mujer está muy vivo, a pesar de su juventud, con sus miembros “activos” y llenos de “motivación”. Con la mirada puesta en las mujeres refugiadas, la edil adelantó que está previsto organizar una exposición relacionada y también va a haber un taller de confección para recaudar fondos.
Así pues, el pleno del Consejo Local de la Mujer acordó “trascender el ámbito local” para abordar las diferentes problemáticas que afectan a las mujeres y los refugiados es un tema de actualidad, “que lejos de resolverse, parece que cada día se hace más intenso y doloroso”, por lo que volcarán sus esfuerzos en este sentido.