La cultura invadió el espacio público para remover corazones y razones en una noche cálida donde la cantautora más comprometida de esta tierra manchega usó su torrente de voz para hablar de las pasiones del ser humano, las heridas que surcan a la mujer y la historia de los pueblos.
Más de 6.000 personas abarrotaron este viernes por la noche la Plaza de la Constitución de Manzanares entre soportales encalados en un concierto donde Rozalén demostró que no hay registro musical que la pare, que puede pasar del pasodoble a la rumba tras soltar algún segundo de coplera, y que también llega a ser la más festivalera.
Himno de la lucha feminista, ‘La puerta violeta’ abrió el “río de canciones” de María Rozalén y de Beatriz Romero, pues en concierto la cantautora y su intérprete de lengua de signos llegan a ser solo una, ante un auditorio inclusivo e intergeneracional. Condenadas aún en el siglo XXI a descubrir el amor a través de relaciones desigualitarias, las mujeres fueron protagonistas desde el primer minuto.
Canciones de su tercer trabajo en solitario ‘Cuando el río suena…’, con el que ha conseguido el disco de oro, marcaron el paso. Un concierto con la historia de su familia abierta en canal, la de su tioabuelo ‘Justo’ enterrado en una fosa común o la del ‘El hijo de la abuela’, Miguel, el que cometió el “crimen” de tener un “pensamiento libre”. De la mano de una de las composiciones más íntimas, el cielo incluso llegó a soltar unas lágrimas al escuchar el ‘Amor prohibido’ de rosario y sotana de sus padres.
Digna “portavoz de la calle”, como la ha calificado algún medio en los últimos tiempos, la albaceteña demostró con su voz afilada que hay mucho más allá del fenómeno producido en torno a la canción de ‘Girasoles’, a través de la desgarradora ‘Será mejor’ del disco ‘Quién me ha visto…’, o la divertida ’80 veces’ de 2013, en la que tuvo una segunda intérprete mano a mano, Daniela. Entre canciones muy coreadas como ‘Comiéndote a besos’, otra del primer trabajo incluso movió en “trenecito” a toda la plaza, ‘Las hadas existen’.
Singulares fueron las canciones dedicadas, pero brindaron algunos de los momentos más memorables. Bajo punteo de guitarra, Rozalén homenajeó a la “preferida” por su abuela, a la eterna María Dolores Pradera, fallecida el pasado lunes. Aunque la magia de la noche inundó la plaza a través del verso de Luis Eduardo Aute, con el que Rozalén reivindicó “el espejismo de intentar ser uno mismo”, uno de los momentos más especiales de las casi dos horas de concierto.
Música para poner en valor el patrimonio de la provincia
Antes de la actuación, el vicepresidente de la Diputación provincial David Triguero, acompañado de la artista y del alcalde de Manzanares, Julián Nieva, manifestó el interés del Gobierno de José Manuel Caballero por “poner la cultura y la música en la calle, para toda la ciudadanía”, a través del ciclo de Conciertos en Espacios y Lugares Emblemáticos.
El diputado provincial destacó que además “la cultura y la música es un buen elemento para poner en valor el patrimonio de la provincia”, ya que acercan a vecinos de toda la región e incluso de fuera a las poblaciones, a las plazas, los molinos, los castillos o los ríos que tendrá en cuenta este año el ciclo de conciertos. También es una forma de dar a conocer a las bandas locales como teloneros, en este caso, la Shaman Rock Band.
Por su parte, Julián Nieva expresó la gran “satisfacción” que suponía recibir a Rozalén en Manzanares, actuación que fue un “empeño personal”. Asimismo, el primer edil hizo referencia al interés del Ayuntamiento por aprovechar el tirón del concierto para poner en valor sus recursos turísticos con la apertura de los museos hasta las once de la noche de forma gratuita.