Con tan solo veintiocho años a sus espaldas, Eduardo Gallego no tiene nada que ver con la imagen de directores mayores que accedían a la dirección de banda bien porque se defendían con varios instrumentos o por edad. El manzanareño forma parte de una generación de directores profesionales que acumulan años de sacrificio y estudio, y que hoy son expertos en teoría musical, instrumentación o composición.
Desde pequeño mamó la música por tradición familiar y a los ocho años pasó a formar parte de la banda de Manzanares. Eduardo Gallego, que hasta el concierto de la feria de Manzanares ha ocupado un espacio entre los clarinetes de la Asociación Músico-Cultural Julián Sánchez-Maroto, pasó por la Escuela Guillermo Calero y después por el Conservatorio Marcos Redondo de Ciudad Real. Enamorado de las piezas de Gustav Mahler, Ígor Stravinski y György Ligeti, siempre consideró la opción de dedicarse profesionalmente a la música, aunque terminados los estudios profesionales eligió el camino de la educación: magisterio y psicopedagogía.
El Conservatorio de Albacete incorpora la dirección de banda entre la especialidades
Acompañado del presidente de la Asociación Julián Sanchez-Maroto, Eduardo Gallego empieza a recordar los primeros cursos de técnica de dirección en Valencia, en Valle de Albaida. “Iba cada quince días y me turnaba para llevar el coche con dos chicos de Membrilla”, comenta. Así pues, a los 20 o 21 años le empezó a interesar la parte más teórica de la música de banda, “análisis, composición, instrumentación”. Cuando el Conservatorio Superior de Albacete incorporó los estudios, lo tuvo claro.
Desde entonces, España ha pasado a ser uno de los pocos países en el mundo que contemplan los estudios de dirección de banda, como Holanda, que es una auténtica “referencia”. Eduardo Gallego expresa que “es una gran oportunidad para la profesionalización de las bandas de música, tan arraigadas en nuestro país”. A pesar del gran número de bandas, más de 100 tan sólo en la provincia de Ciudad Real, el terreno de la dirección ha estado marcado hasta ahora por la baja cualificación.
A excepción de los directores de orquesta con titulación superior que han acabado en las grandes bandas del país, los cursos impulsados por José Rafael Vilaplana marcaron un cambio hace diez años. El anterior director de la banda de Manzanares, Pedro Delegido, fue uno de sus alumnos. Asimismo, el camino abierto por el Conservatorio Superior de Albacete puede marcar tendencia en toda España, donde los trece jóvenes que han terminado este 2018 los estudios de dirección de banda esperan llenar auditorios.
Galicia y Valencia llevan la delantera
En España hay “grandes bandas”, pero todavía en muchas no existen procesos de selección a la hora de acceder a la dirección. Eduardo Gallego destaca la calidad lograda por agrupaciones de Castilla-La Mancha como la Filarmónica Beethoven de Campo de Criptana y hace referencia al alto nivel alcanzado en comunidades autónomas como Galicia o Valencia. En la Comunidad Valenciana la élite de las bandas, formada por formaciones de Llíria, Buñol y Cullera, se conoce como el G6, pero Gallego advierte que “Galicia en los últimos años está haciendo muy bien las cosas”.
Quizás tenga que ver el funcionamiento de la Federación Galega de Bandas de Música, “que ha sido fundamental a la hora de promover actividades, promocionar las agrupaciones y marcar las estructuras en las bandas”. De hecho, Gallego aprovecha para dar un tirón de orejas a la federación de Castilla-La Mancha, cuya existencia califica de “simbólica”, al eludir actividades de promoción o la organización de actividades. La federación de bandas incluso carece de voz y voto en los foros culturales de la región.
Aunque la banda de Manzanares no tiene en la actualidad problemas de financiación, a pesar de que en la actualidad reciben menos del 70 por ciento del presupuesto que tenían adjudicado hace seis años, Eduardo Gallego y Cristóbal Díaz-Peñalver advierten la necesidad de apoyo institucional para mantener su actividad. En la actualidad, el Ayuntamiento de Manzanares aporta 18.000 euros anuales a la banda, aparte de financiar el Curso de Perfeccionamiento Instrumental y el encuentro de bandas, y reciben una aportación de la Diputación; pero los conflictos en Miguelturra y Ciudad Real evidencian que existe malestar entre los instrumentistas por falta de reconocimiento del papel que representan en los pueblos.
El sello personal de Eduardo Gallego
Al frente de la Banda Juvenil de la Asociación Julián Sánchez-Maroto en los últimos cinco años y subdirector de la banda de adultos desde 2012, Eduardo Gallego ha tenido que pasar como uno más el proceso de selección tras la decisión de Pedro Manuel Delegido de abandonar la banda. Cristóbal Díaz-Peñalver recuerda que 58 personas concurrieron en el proceso, donde tuvieron en cuenta “el currículum, la experiencia, la disposición y la cercanía”. Los tres finalistas, entre los que estaba también Francisco José Velasco y Luis Miguel Abengózar, se enfrentaron a un concierto y a la decisión final de los músicos de la banda, donde Eduardo Gallego arrasó.
Como director, el manzanareño no va a dejar de explotar las dos vías de acción de las bandas: “la popular, que saca la música a la calle, acompaña al pueblo y participa en los festejos”, y “la sinfónica, para teatros, con repertorio pensado para tocar una mayor calidad artística”. Su sello personal estará marcado por la introducción de “repertorio original para banda”, ya que la mayoría de las piezas son transcripciones de partituras para orquesta sinfónica; e introducir “nuevos lenguajes y nuevas sonoridades”, sin perder de vista la fusión de tradición con modernidad.
Pasodobles y zarzuelas aparecerán en los repertorios diseñados por Eduardo Gallego junto a obras actuales y originales para banda, que explorarán el lenguaje cinematográfico y la vía contemporánea. En el concierto de Santa Cecilia, en torno al 22 de noviembre, pretende incluir ya los tres lenguajes, que tendrán en cuenta las tendencias del repertorio de bandas de los últimos cuarenta y cincuenta años a nivel internacional. ‘Ecos de un mundo distante’ de José Miguel Fayos, que ha sido profesor de Eduardo Gallego, podría aparecer entre el nuevo repertorio.
Una banda joven
Con sesenta y cinco integrantes, Eduardo Gallego destaca que la banda Sánchez-Maroto está “en buena forma”. En estos momentos destaca la baja edad media de sus instrumentistas, lo que hace que sea “flexible”, que trabaje “rápido”, aunque el principal peligro es que muchos abandonan o reducen la periodicidad de asistencia por los estudios. El relevo es una de las claves para mantener su nivel y, en este sentido, el papel de la banda juvenil es clave. El director también valora como muy positivo que haya instrumentistas en los conservatorios de la provincia, porque “aportan todo: formación, calidad y compromiso”, gracias a “un sacrificio y una dedicación incalculable”.
A este respecto, Eduardo Gallego y Cristóbal Diaz-Peñalver aprovechan para anunciar en exclusiva a lanzadigital.com, que Pablo Pérez Calero, que tiene los estudios superiores de trompeta terminados y que lleva muchos años en la banda de adultos, empezará a dirigir la banda juvenil. La decisión pretende mantener la dualidad de batutas entre las dos bandas y descargar de trabajo a Eduardo Gallego. El director destaca que “el principal objetivo es crear una inercia de trabajo entre los jóvenes, darles cuerda para que adquieran actitud y compromiso de cara a adquirir conocimientos musicales”.
En la actualidad, la banda juvenil está formada por unas treinta y cinco personas, aunque viene una nueva hornada de integrantes de la Escuela de Música Guillermo Calero, con la que están muy coordinados, y su labor de estímulo ha sido muy importante en los últimos tiempos, sobre todo tras ganar el certamen de Moncada, que supuso “un gran impulso para consolidar el grupo de jóvenes”. La coordinación entre la escuela y la banda juvenil también ha posibilitado, entre otras cosas, aumentar el número de músicos dentro del viento metal, que empezarán a entrar a partir de ahora. Con 65 integrantes, la banda de Manzanares está “sobredimensionada” en madera y necesitada de viento metal, por eso también incluyeron hace unos años varias becas para trombones, tubas y trompas con buenos resultados.
Los retos pasan por la música original para banda
Entusiasmado ante la inminencia de dirigir los primeros ensayos, Eduardo Gallego destaca que su principal objetivo es aumentar la calidad musical de la banda y su baremo está marcado por obras como la ‘Cuarta sinfonía’ de David Maslanka, uno de sus compositores de repertorio original para banda preferidos. Aficionado a participar en concursos de dirección, como demuestra que en las próximas semanas participará en la final del III Concurso Nacional de Dirección Maestro Galindo de la Banda de Música de Calasparra, Eduardo Gallego tampoco descarta que la Asociación Sánchez-Maroto participe en los próximos años en alguna competición tras ganar en 2016 el certamen de Mota del Cuervo.