La historia popular da identidad y un carácter propio a los pueblos. El folclore, la danza y los trajes populares, pero también el lenguaje, la arquitectura y la gastronomía. Teodoro Sánchez-Migallón, Francisco Contreras, Jerónimo Romero-Nieva y Javier López explican que el acervo es “la cultura inmaterial que cada sociedad transmite de una forma popular” por vía oral y sin intervención de las ciencias.
Los cuatro son guardianes de la tradición conservada con celo por sagas familiares, investigadores de las raíces más añejas entre pliegos de cordel y divulgadores de tesoros escondidos en casas de labor. Desde la Asociación Cultural El Zaque representan el recipiente que entra “al fondo de nosotros mismos” y al subir “se desparrama para expandirlo”; además, suponen para la memoria colectiva una correa de transmisión hacia las nuevas generaciones.
Cuentan que en Manzanares hasta 1974 pocos habitantes conocían que tenía castillo. Jerónimo Romero-Nieva recuerda que fue su tío, Jerónimo Lozano García-Pozuelo, el que, al buscar un local de ensayo para la banda de cornetas, tras la desaparición del Gran Teatro, descubrió entre ruinas la fortaleza de la antigua Encomienda Calatrava.
Convertido en la actualidad en restaurante y hospedería, Francisco Contreras destaca que el Castillo de Pilas Bonas “es un ejemplo de cómo la voluntad de una persona permitió recuperar un espacio único” de gran interés turístico. En defensa del patrimonio físico e inmaterial, El Zaque surgió en 2012 para canalizar todo el conocimiento recogido por eruditos locales que, sin tener títulos en la mayoría de los casos, han investigado, rescatado y conservado los elementos que han configurado la idiosincrasia de la población.
Exposiciones, charlas y excursiones por el entorno
En torno a la festividad de San Blas, uno de los “santos viejos” de Manzanares, la pasión por el “coleccionismo de cosas raras” unió al grupo. Pronto comenzaron las exposiciones, charlas y salidas por el entorno. Hoy son “la chispa que prende la polvorilla de la gente que ama lo antiguo”, desde el urbanismo, a los nombres de las calles, los motes y los refranes. La primera muestra incluyó una veintena de fotografías sobre las “portadas” de Manzanares, según explica Teodoro Sánchez-Migallón, “un elemento propio de las casas de labor manchegas”.
En estos momentos, siete han desaparecido, “y menos mal que llegó la crisis, porque si no tendríamos 100 casas antiguas menos en el centro”. Luego llegaron otras exposiciones, sobre la iconografía de Jesús del Perdón, sobre la cerámica popular, sobre los pliegos de cordel o sobre la publicidad comercial hasta mediados del siglo XX. Con El Zaque, vio la luz una citación de 1936 para que los mozos que estaban de vacaciones se incorporaran a la guerra y el romance de ‘Uñas’, conocido como “el último bandido de La Mancha”.
Siete años después, El Zaque cuenta con un calendario de actividades completo, como la salida al campo por San Marcos, la celebración de los mayos con el Grupo de Folk Airén, la actividad ‘Conoce tu pueblo’ o la velada literaria que organizan por los “fieles difuntos” frente al Halloween de brujas y calabazas.
Al mismo tiempo que recuerda que la segunda edición de ‘Rincones encontrados’ de Manzanares con obras de artistas locales ocupa la biblioteca municipal Lope de Vega, Francisco Contreras adelanta que para este año planean organizar un recorrido por el cementerio, “por tumbas y epitafios”, y que la conferencia de las Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares medieval’, a cargo del joven historiador Alfonso Monsalve, se centrará en la Edad de Bronce.
Los integrantes destacan que El Zaque “no es un club cerrado” e insisten en que “la captación académicos es fundamental”, pues echan en falta que los jóvenes arqueólogos o ingenieros “vuelvan a Manzanares para contar sus experiencias y estudios”.
De la cerámica del chocolate Amatller al Torreón de Moratalaz
Frente a la “despreocupación general” que consideran que existe entre la Administración y los vecinos hacia el patrimonio, El Zaque divulga e insiste en la conservación. Hace un año, el colectivo fue noticia por promover la recuperación del Pozo del Concejo en la Plaza de la Constitución, en colaboración con el Ayuntamiento.
Situado en los soportales de la casa consistorial, el pozo fue clave para el paso trashumante entre la Cañada Real Soriana y el Cordel de la Plata. Javier López también recuerda la recuperación de la cerámica del chocolate Amatller, “pintada por el conocido ilustrador Rafael de Penagos, en la casa que hace esquina entre la calle Clérigos Camarenas con Gibraltar a principios del siglo XX”.
Digna representación de la historia vinatera de Manzanares, en las últimas semanas El Zaque ha conseguido la retirada de una cerámica de grandes dimensiones de la antigua bodega Vicente Muñoz Romero-Nieva en la carretera de La Solana.
En un futuro inmediato, una urbanización moderna ocupará el espacio y la intención del colectivo es que el nuevo edificio incorpore el mural, como ya ha ocurrido en otros lugares con los famosos de Nitrato de Chile. “El pueblo no puede perder la memoria, la conciencia popular”, destaca Jerónimo Romero-Nieva, que recuerda que Manzanares tenía grandes bodegas, a pesar de que quedan pocos vestigios.
Símbolo de la presencia de población árabe antes de la Reconquista, el futuro del Torreón de Moratalaz también les preocupa. Jerónimo Romero-Nieva confiesa su interés por conseguir una campaña arqueológica de verano a través de la Junta de Comunidades y la universidad, al igual que ha ocurrido en otras poblaciones de la provincia, como Valdepeñas con el Cerro de las Cabezas. “Conocer el origen de Manzanares es fundamental para conocer nuestra identidad”, insisten.
También tienen el foco puesto en la conservación de los bombos, edificios construidos en piedra seca típicos de la arquitectura popular en las tierras agrícolas, sobre todo tras la destrucción de uno localizado “a seis kilómetros del casco urbano” el pasado mes de marzo. Romero-Nieva además habla de los “hitos y mojones”, unos monolitos de piedra que delimitaban el término municipal; sin olvidar las cuevas de quintería, pues “Manzanares es posiblemente el término de la provincia que más número tiene”.
La Casa del Manifiesto, un episodio de repercusión nacional
La historia los lleva a la Casa del Manifiesto de Manzanares, uno de los episodios que más relevancia tuvieron para el devenir de la política española en el siglo XIX. Redactado por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por Leopoldo O’Donnell el 7 de julio de 1854, contempló las reformas políticas necesarias para llevar a cabo una “regeneración liberal” en España y dio paso al llamado Bienio progresista.
La vivienda donde tuvo lugar la elaboración de este documento está localizada en la calle Empedrada, esquina con calle Manifiesto, y en estos momentos el Ayuntamiento de Manzanares baraja diferentes posibilidades para adquirirla. Los componentes de El Zaque consideran que, ya sea a título particular o público, la casa tiene que tener “un lavado de cara” e incorporar “una placa alusiva al Manifiesto”.
Como “encrucijada de caminos”, la elaboración del Manifiesto en Manzanares, según cuenta El Zaque, fue más bien “por casualidad”. Francisco Contreras explica que Manzanares pilló de paso en la huida al sur de Cánovas y O’Donnell tras la Revolución de 1854, conocida como la Vicalvarada.
Además, los estudiosos apuntan a la vinculación de los dos políticos con Francisco González de Elipe, un procurador en Cortes de Manzanares, y con Pablo González-Calero, como alcalde en funciones. Como curiosidad, Francisco Contreras apunta que “no existe constancia de que la población estuviera identificada con el movimiento liberal”, pese a que a finales del siglo XIX y principios del XX sí existe del importante movimiento sindical ligado a CNT y UGT.
La defensa de una Casa de la Memoria
La creación de una Casa de la Memoria o un Centro de Estudios Comarcales está entre los grandes proyectos de la asociación cultural. El concepto de El Zaque va más allá de tener un espacio físico “donde dejar cosas”, sino que contempla la creación de una “base de datos” que recopile fuentes documentales. Sánchez-Migallón explica que “es necesario un espacio donde puedan acudir las familias para conservar el legado acumulado por sus parientes”, ya que en muchas ocasiones al morir corre el riesgo de desaparecer “porque no hay herederos que lo valoren”.
Los miembros de El Zaque aseguran que no son meros coleccionistas, sino que el principal objetivo es divulgar el patrimonio conservado y fomentar la investigación. “Si no sabes tú historia, estás condenado a la nada”, insisten.
Al igual que el folclore no solo es música y danza, Francisco Contreras advierte que en la Casa de la Memoria no solo tienen que tener cabida “cartapacios de pergamino o libros”, sino fotografías, cintas magnéticas de video y de audio, e infinidad de objetos más. Además, defiende la creación de una base de datos con todos los documentos y objetos de interés recogidos, las características y el propietario en el caso de no haber donación.
“Entendemos la Casa de la Memoria como un referente documental donde quede constancia, por ejemplo, que Manolo Rodríguez tiene grabaciones de entrevistas a personajes relevantes de la historia moderna de Manzanares”, señalan los integrantes de El Zaque, que han tenido tanto éxito con la idea que apareció recogida en varios programas electorales.
Asimismo, Contreras aprovecha para manifestar su ilusión por la puesta en marcha del Centro Regional de Folclore de Castilla-La Mancha en Ciudad Real, donde esperan encontrarse con colectivos que trabajan en la misma línea, como el Centro de Estudios del Campo de Montiel o la Asociación Cultural Venta de Borondo.
Otra de las líneas de trabajo marcadas para la Casa de la Memoria aboga por ordenar todos los estudios que existen sobre Manzanares. Javier López destaca que “no existe un gran libro donde acudir”, sino que existen varias obras, documentos pequeños e impresos variados que están dispersos.
Tampoco existe un hilo conductor, “continuo con orden cronológico y documental de las cosas”, lo que conduce a controversias sobre cuestiones como la existencia o no de murallas en Manzanares, donde los diferentes autores no alcanzan acuerdo.
Los nombres de José Antonio García-Noblejas, Manuel Corchado Soriano, Juan de Ávila Gijón Granados, Juan Ramón Romero Fernández-Pacheco y Clara Almagro aparecen entre los estudiosos que han posado su mirada en Manzanares.
De interés turístico
Junto a la riqueza patrimonial y natural, los planes turísticos han incidido en los últimos tiempos en la promoción de las tradiciones, la gastronomía y las gentes de La Mancha. La defensa de la cultura popular tiene mucho que ver con los planes de promoción en esta tierra poblada por inmigrantes que fueron capaces de vivir en “un territorio muy hostil”. “Quizás por eso aquí nos hemos criado la gente más dura de España”, dice Teodoro Sánchez-Migallón.
La vida en torno al agua moteó el paisaje de molinos hidráulicos, como el Molino Grande de Manzanares, recién restaurado, en poblaciones ligadas a la agricultura y los viñedos, “una estrella que llegó a finales del siglo XIX”. El campo está detrás del desarrollo de poblaciones como Manzanares, donde resisten impresionantes casas solariegas hoy visitables, como la Casa Malpica que acoge el Museo del Queso Manchego.
En El Zaque dicen que la mayor de las ventajas de Manzanares es el mayor de sus problemas, “el famoso cruce de caminos”. Con una arquitectura manchega identificable en el casco urbano, el colectivo destaca que Manzanares tiene interesantes puntos de interés turístico. Enseguida sale a la palestra la plaza de las palomas con la iglesia de la Asunción, en torno a la que El Zaque organizará varias conferencias y exposiciones por el 500 aniversario, y el pórtico plateresco con profusión de iconografía religiosa en altorrelieve, “de primer nivel regional”.
Teodoro Sánchez-Migallón también habla de la Fábrica de Harinas, todavía sin rehabilitar, “uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial del siglo XX que tiene Castilla-La Mancha y una de las más grandes que siguen en pie en España”. Para El Zaque, la provincia tiene que participar de “la primera empresa nacional, que es el turismo”, y la recuperación del patrimonio histórico y cultural tiene mucho que aportar.