Cati Quiñones Rodríguez, junto a su marido e hijo, se desplazó desde San Sebastián, donde residen, hasta Manzanares para recoger este sábado los restos de una de las seis personas identificadas de las trece exhumadas de la fosa común 2 en el año 2022.
Su tío vivía en Membrilla, fue fusilado y “sabíamos que su cuerpo estaba en Manzanares, pero no en qué sitio. A mi madre algo le dijeron, pero eran otros tiempos, no había teléfono y, cuando quiso reaccionar, ya estaba enterrado”.
“Me los llevo a Tomelloso con los restos de mi madre y sus padres. Así allí estarán los cuatro juntos”, comentó Cati, de 82 años, que confesó que le hizo “ilusión” dar con el paradero del cuerpo de su tío y gracias, precisamente, a una medalla que llevaba en su bolsillo, porque en el listado de cuerpos arrojados a esta fosa 2 no aparecía el nombre de Ramón R. A. que se hallaba inscrito en la medalla, lo que hizo buscar en los de otras fosas.

De Tarrasa, llegó Xavier Corral Nieto, junto a su primo y hermano, para recoger los restos de su abuelo Gabriel Nieto Parrado que, posteriormente, enterraron este mismo sábado en el columbario que ha dispuesto el Ayuntamiento de Manzanares para estos cuerpos de personas fusiladas. “Se van a quedar aquí”, en Manzanares, prefieren que “esté con sus compañeros”, comentó “emocionado y nervioso” Xavier, quien no conocía “a nadie de la Memoria Histórica. Todo ha sido vía Whatsapp. Vino una chica a tomar el ADN a mi madre cuando estaba viva, porque murió hace un año”, y la prueba dejó clarísimo que los huesos eran de su abuelo.
Jornalero manzanareño, Gabriel Nieto Parrado fue llevado al paredón con una sentencia muy similar, “mimética” a la de otros muchos fusilados, y su esposa también fue condenada pero “al ser mujer y tener tres hijas no la mataron”.

“En casa se hablaba muy poco de ello, era un tema tabú”, casi como que “el abuelo no se tenía que haber complicado la vida y mi abuela tampoco. Entonces, nadie hablaba de estos temas. De hecho, a mi madre no se lo quisimos explicar para no perjudicarla porque cada vez que hablábamos de estos temas había convulsiones a nivel de memoria”, y eso que, en aquel momento, “ella era muy pequeña, tenía un año y medio y pasó de cárcel en cárcel cuatro años con mi abuela para después entrar en un internado en Barcelona igual que sus hermanas hasta que salieron de mayores y se instalaron en Tarrasa y cada cual hizo su vida”.
Entre los familiares de los cuerpos identificados, también estuvo José Domínguez, nieto de José Núñez Herrador, quien aseguró que le gustaría decir que “hoy se hace justicia con estas personas, pero no es así. Hoy sólo se recupera la dignidad que les fue arrebatada hace 85 años cuando fueron vilmente asesinadas y arrojadas miserablemente cual de si basura se tratase”, unas personas que “fueron encarceladas, torturadas, juzgadas sin garantías de ningún tipo y ejecutadas por una sanguinaria dictadura”, siendo el delito que cometieron “defender la libertad y la igualdad de todos los españoles”.

En el acto, los antropólogos María Avendaño y Jorge Moreno explicaron cómo, a través del proyecto ‘Mapas de Memoria’, realizaron las investigaciones para localizar a las familias de los cuerpos exhumados, y la profesora de la Universidad Complutenese de Madrid, María Benito, el trabajo realizado a nivel de las pruebas de genética.
Así mismo, intervino la concejal de Manzanares, Isabel Díaz-Benito, que indicó que se van a proseguir las exhumaciones en Manzanares donde se estima que fueron casi trescientas las víctimas, así como el catedrático de Antropología de la Uned y director del Centro Internacional de Estudios de Memoria y Derechos Humanos, Julián López García, que resaltó que en la provincia de Ciudad Real fueron asesinadas por la represión franquista unas 4.000 personas, cantidad muy similar a la que se produjo, por ejemplo, en toda Cataluña.
