A Agustín Muñoz Patón le saluda todo el mundo por la calle. Es el librero, el único, de Manzanares que lleva, con la ayuda de Roberto, el timón de la librería ‘La Pecera’, un referente en la comarca con una amplia variedad de títulos en sus estanterías. Como en los ultramarinos de los pueblos que tienen “de tó”, así sucede en esta librería, donde están desde lo más comercial y libros de texto hasta atractivas propuestas de editoriales poco conocidas, con el optimismo y potencia de la cola levantada de la ballena Moby Dick como logo de una travesía que Agustín emprendió hace una década.
Afuera hace calor, traspasa la habitual cuarentena de grados que deja confinados en sus casas a los mortales que huyen del infierno exterior en las horas centrales de bastantes jornadas de agosto, pero en los cristales de los escaparates de ‘La Pecera’ hay olas sobre las que chapotean y saltan toda clase de simpáticos peces, transmitiendo el frescor de haber buceado por corales de letras, aventuras inimaginables, países exóticos, excitantes emociones y un sinfín de cautivadoras tramas.
Como el marinero que está continuamente pendiente de hacia dónde sopla el viento, un librero tiene que estar siempre al día, al tanto de lo que puede gustar e incluso ‘petar’, pero hay veces que “no te lo esperas”. Una vez entró a La Pecera una chica, dijo ‘¿Sabes qué te quiero?’ y, como era “guapilla’, se sorprendió e incluso conmovió con la inesperada frase, aunque pronto advirtió que se trataba de un título de Blue Jeans, escritor sevillano que en esos momentos aún no conocía y al poco se convirtió en un referente entre los lectores juveniles.
También le han pasado curiosas anécdotas con encargos como cuando “un apasionado de Stefan Zweig” le trajo un listado de títulos que el librero, ni corto ni perezoso, se dedicó a buscar y traer a La Pecera, cuando, después del “trabajazo” que supuso recopilarlos, en realidad la relación aportada por el cliente era la de los libros que ya tenía y lo que anhelaba eran los restantes del escritor austríaco.
Despistados también los hay, una vez le preguntaron si vendía “tiritas” y en algunas ocasiones entran pidiendo un café creyendo que acceden a la cafetería que está al lado, además de los que preguntan si hacen fotos o por complementos de vestidos, dos negocios que estuvieron antes instalados en la calle Padres Capuchinos 8, esquina Virgen de Gracia, actual ubicación de La Pecera, a la que se trasladó hace siete años la librería desde un local más pequeño en la calle Virgen de la Paz, tres años después de hacerse cargo de ella Agustín.
Geógrafo reconvertido en librero, Agustín vio como “una oportunidad” en marzo de 2011 coger el traspaso de esta librería que ya llevaba funcionando cinco años y tenía su clientela en la calle Virgen de la Paz. “Me gustaba la librería, me apetecía meterme en un proyecto” de estas características y “me lancé a él”, relata, satisfecho por la respuesta de los manzagatos, de un “pueblo lector”, con “inquietudes literarias”, lo que le ha permitido seguir al frente de este negocio estos diez años.
El nombre lo mantuvo, tiene “su magia”, sostiene Agustín, a quien le han dicho “multitud de cosas” sobre La Pecera, desde si tiene que ver con la Biblioteca del Ateneo de Madrid donde se juntaban los ilustrados y que se denomina así, hasta preguntarle si estaba afiliado al Partido Comunista ya que hay casetas en Ferias que se llaman Peceras. Es curioso lo diverso a lo que puede recordar este nombre que puede llevar a pensar en “una pecera de ideas, en algo fresco o incluso en moverse como los peces” en un mar de libros, con una ballena como logo que literalmente puede que no quepa en La Pecera pero “literariamente sí”.
Si tuviera que definir La Pecera, sería como una “librería de confianza, porque, tanto yo como Roberto, nos lo curramos, damos el callo y somos responsables. Si le falta un título al cliente se lo traemos, la atención personal la tenemos y recordamos con mensajes al móvil la llegada de los pedidos. Lo único es que no se lo llevamos a su casa, no tenemos esa logística, pero te das un paseíllo, llegas a la librería y lo recoges”, resume Agustín, quien trata que, además de los títulos con mayor promoción, siempre haya en La Pecera un relevante porcentaje de “nuevas editoriales para descubrir nuevos títulos y proyectos”.
Asteroide, Impedimenta, Blackie Book, Tres Hermanas y en infantil Kalandraka son algunas de estas editoriales con publicaciones que “sorprenden y dan más riqueza e incentivos” a unos lectores que no sólo son de Manzanares, sino que también suelen provenir de localidades como “Membrilla, La Solana, Llanos y Villarta”.
Las pequeñas editoriales te dan riqueza y diversidad, pero tampoco pueden faltar los títulos con “un tirón gordo” que ayudan mucho en el balance de cuentas como ha sucedido estos últimos meses con ‘Sira’, de María Dueñas. “Cuando me quedé con la librería, me dijo el antiguo librero, si te sacan un libro como ‘Millenium’ triunfas; y luego salieron ‘Cincuenta sombras de Grey’ o ‘Juego de Tronos’, libros que son un bombazo y son un flujo, un evento comercial para las librerías”, detalla Agustín.
También funciona mucho el ‘boca a boca’, y más aún si se trata de un autor local como Jesús Villegas, profesor de Literatura en el IES Azuer, cuya novela ‘Bocalinda’ se está vendiendo “un montón”. Otro libro que acaba de salir y “está gustando mucho” es ‘Adir’, de Manuel Rivas Cabezuelo, escritor de Torre de Juan Abad que sitúa su nueva entrega, un viaje por la Edad del Bronce, en la Motilla de Azuer.
Además de estos títulos, como recomendaciones refrescantes para este verano, Agustín cita novelas como ‘Algo en lo que creer’, de Nickolas Butler; ‘Las nubes sobre la colina’, de Ryotaro Shiba; el cómic de thriller social ‘Contrapaso’, de Teresa Valero; y el humor de ‘El fantasma y la señora Muir’, de R.A. Dick; sin olvidar para los más pequeños el optimismo de la serie ‘Perro apestoso’; ni la adolescente agenda ‘Grimorio’, de Bebi Fernández, ilustrada por la manzanareña Cristina Reina.
‘Como polvo en el viento’, de Leonardo Padura, y ‘La bruma verde’, de Gonzalo Giner, libro que está actualmente leyendo, son otras dos obras aconsejadas por Agustín, así como la libertad y ecologismo de ‘Hacia rutas salvajes’, de Jon Krakauer; las reflexiones sobre el riesgo y la condición humana de ‘Krakauer esencial’ y la disparatada diversión de ‘Qué empiece la fiesta’, de Niccolò Ammaniti.