Este 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha con la que pretende incidir en la importancia de la prevención y en la necesidad de seguir trabajando en la educación a la ciudadanía para eliminar los estigmas que rodean al suicidio y a la conducta suicida.
Con el fin de conocer la importancia de esta efeméride y las situaciones derivadas de la salud mental, Lanza se ha puesto en contacto con María Dolores de la Cruz, psicóloga sanitaria y jurídica, con experiencia en consultoría de organizaciones y RRHH, ha sido finalista al premio Ágora Bienestar en edición 2023, en la categoría de Trayectoria Profesional, y cuenta en su haber con el IV Premio Cátedra de Investigación y Desarrollo en Psicología Aplicada- Edición 2016.
De la Cruz incide en la necesidad de que se conmemoren días como el de la Prevención al Suicidio o el Día Mundial de la Salud Mental, al considerar que “contribuyen a la visibilización y a la concienciación de realidades que están rodeadas de mucho tabú y estigmas y que sin embargo, estan presentes y hay que abordar”.
Desde su punto de vista, la salud mental, y concretamente el suicidio, “es una realidad tan dura y tan compleja que son fundamentales todas las acciones e iniciativas que se encaminen y estén dirigidas a fomentar la visibilización y concienciación, siempre desde el rigor ante este tipo de realidades. Sin duda, contribuyen a que se pueda ayudar a las personas que están pasando por este momento y, por supuesto, a los familiares y el entorno cercano”.
A la hora de prevenir el suicidio, la psicóloga considera que la familia tiene un papel fundamental porque “son la red más cercana de apoyo de la persona”. Pese a ello matiza que, muchas veces los entornos, “no llegan a conocer que dicha persona tiene pensamientos suicidas”, al aclarar que “las personas con ideación suicida padecen un sufrimiento tan grande que no quieren hacer sufrir a su entorno e incluso se sienten culpables o sienten vergüenza por ello, por lo que muchas veces no lo comunican, e incluso lo intentan disimular. Si bien es cierto que cuando sí lo comunican, la familia y el entorno cercano, desempeñan un papel importantísimo desde el minuto cero”.
Cuando una persona decide quitarse voluntariamente la vida, el sentimiento de culpa que puede generar en los familiares más cercanos y amigos puede ser un hecho. A este respecto, María Dolores de la Cruz indica que, en ese caso, resulta “inevitable pensar que se podría haber hecho algo más en el caso de que se produzca ese fatídico desenlace. Sin embargo, el peso y la responsabilidad del proceso desde que se conoce que la persona tiene pensamientos suicidas, no puede recaer solo en la familia. Por tanto, hay que tratar de ayudar y acompañar siempre a las familias en este proceso, con acompañamiento y facilitando el acceso a todos los recursos posibles y la información necesaria, tanto para las personas que tienen ideación o pensamiento suicida, como para las familias afectadas y los entornos. Son el primer punto de apoyo de las personas, y es una situación difícil para ellas, ya que lo pasan realmente mal”.
Para los familiares también es importante que puedan ser “atendidos a nivel de salud mental utilizando todas las herramientas disponibles desde el primer momento, con el fin de saber cómo pueden gestionar esta situación y cómo pueden interactuar, acercarse y hablar con su familiar sobre este tema o incluso cómo enfrentarse a una posible crisis con tentativa”.
Por este motivo, la psicóloga De La Cruz considera que la atención en cuanto a salud mental tiene que ser tanto para la persona con pensamiento o ideación suicida, como para su entorno más cercano.
Una de las principales causas de mortalidad no natural
El suicidio es una de las principales causas de mortalidad no natural que se producen en España. De hecho, las estadísticas provisionales indican que se han convertido en la segunda causa de muerte no natural por detrás de las caídas accidentales. Por tanto, se trata de una realidad que está muy presente en la sociedad actual. Para María Dolores de la Cruz, esa es una realidad “en la que hay que prestar atención, dotándola de todos los recursos y de toda la ayuda posible a todos los niveles, tanto en lo que se refiere a población infanto-juvenil, como a los adultos y a los mayores”.
“En salud mental el riesgo cero no existe”
De la Cruz quiere dejar claro que “cuando se habla de salud mental, el riesgo cero no existe. En cualquier momento de la vida, ante cualquier circunstancia, independientemente de la persona o de la profesión que se realice”. Pese a ello matiza que hay profesiones y situaciones consideradas “de riesgo, como es el caso de FCSE y relacionadas con el sector sanitario y emergencias”, motivo por el cual “la salud mental en el trabajo es uno de los grandes desafíos de nuestra sociedad y de las organizaciones en la actualidad, con independencia del trabajo o la profesión que se desempeñe”. Pese a ello, indica que “es importante ser consciente, de que todos podemos ser vulnerables y necesitar ayuda en cualquier momento”.
“Tras la pandemia se ha hecho visible la salud mental”
Preguntada sobre si en los últimos tiempos y con el ritmo de vida actual han aumentado las conductas suicidas y los casos de suicidio respecto a los que se daban hace algunas décadas, De La Cruz aclara que “la diferencia es que ahora, es más visible”, añadiendo que “afortunadamenta, tras la pandemia la salud mental se ha hecho visible, así como todas las realidades que hay alrededor de ella”.
Desde su punto de vista, “se ha roto un poco esa barrera y ese estigma que había alrededor de la salud mental. Con esto también se han roto los tabúes. Sin embargo, siempre ha sido una realidad que ha existido, aunque era una realidad latente, es decir, que permanecía oculta o escondida”.
“Las personas con la ideación del suicidio no desean morir, sino que quieren dejar de sufrir”
Refiriéndose a las causas del suicidio, explica que se trata de una realidad “multifactorial”, necesitando “estudio, visibilización y análisis” y señala que “los factores contextuales son determinantes en muchos casos”. En este sentido hace hincapié en que las personas con conductas suicidas “no son enfermos mentales, es importante eliminar etiquetas y estigmas erróneos, pues hay que dejar claro que la realidad del suicidio viene derivada de que las personas que han desarrollado esta ideación no desean morir, sino que solo quieren dejar de sufrir”.
Explica que “ante esa situación de sufrimiento extremo que viven, y debido a que sienten que ya no tienen herramientas para poderlo afrontar, empiezan a valorar la posibilidad de quitarse la vida como alternativa ante su sufrimiento. Por eso es tan importante pedir ayuda y acudir a los servicios de salud mental para la gestión de ese sufrimiento”.
Para la psicóloga María Dolores de la Cruz “el suicidio es una realidad que está presente. Es multifactorial, aunque requiere mayor investigación y estrategias de intervención y, trabajando desde la salud mental, también se puede prevenir”. Considera a su vez que la inversión en salud mental y en los servicios que se prestan “siempre es necesaria y crucial, tanto a nivel de información, además de intervención y recursos”. Por este motivo señala que “es importante informar desde el rigor y dar acceso o la posibilidad de acceso a esa atención tan necesaria, a los pacientes. También es importante, dejar claro que se puede que se puede salir de esa situación de sufrimiento y recuperar la cotidianeidad y la ilusión, y afortunadamente tenemos muchos ejemplos”.
Papel que juegan los medios de comunicación
Respecto al papel que juegan los medios de comunicación a la hora de tratar e informar sobre el suicidio, De La Cruz opina que el papel de los medios ante la realidad del suicidio es “fundamental”, en especial “por su contribución a la visibilización, a la divulgación rigurosa y por tanto, a la concienciación”.
A su juicio, “derribar barreras, así como derribar estigmas y tabúes resulta muy importante, siempre y cuando se haga desde una divulgación desde el rigor. Todo ello es fundamental para su prevención. Y en ese campo pueden intervenir todos los medios de comunicación que estén al alcance”.
Asimismo, indica que siempre es importante destacar que “se puede salir de ese sufrimiento, un sufrimiento que se suele vivir en soledad, sin querer compartirlo ni siquiera con el entorno cercano”.
Hace unos años el suicidio era un tema tabú en los medios de comunicación social, pues no se solía hablar de ello para no contribuir al ‘efecto llamada’. Pero en los últimos tiempos esa tendencia ha cambiado, hasta el punto de que los medios reflejan esa realidad del suicidio. Según la psicóloga De La Cruz, “a día de hoy afortunadamente se comunica alrededor de las realidades que vivimos. Es necesaria la información desde el rigor. Eso es lo que hace y lo que permite que la gente y concretamente, las personas que están pasando por situaciones difíciles sepan que no están solos, que pueden hablar de ello, pedir ayuda y dónde dirigirse”.
Los intentos y las tentativas suelen ser mayores a los suicidios
Recuerda a su vez que los intentos y las tentativas de suicidio suelen ser mayores a los actos que finalmente llegan a consumarse: “Según las estadísticas, siempre hay más intentos que situaciones en las que se llega finalmente al suicidio. Afortunadamente, hay ocasiones en las que se llega a tiempo, pero el sufrimiento que vive la persona para dar ese paso y llegar a intentarlo es demasiado grande. Por ello, siempre debe de haber la intervención oportuna en salud mental, para que se pueda gestionar ese sufrimiento que se vive y ni siquiera se llegue a intentar, sino que se vean las alternativas ante esa situación”.
María Dolores De La Cruz aclara que muchos de los casos que llegan a consulta están relacionados con el suicidio o presentan ideación suicida. Por este motivo matiza que, ”en muchas ocasiones se ve acudir al psicólogo como la última opción ante la situación que se vive, lo que prolonga el sufrimiento y puede agravar la situación de partida”.
“Poner el foco en el ámbito rural, respecto a salud mental, es clave”
De La Cruz señala que “en las zonas rurales esa situación se dilata mucho más en el tiempo, por la visión que se tiene del propio concepto de salud mental, impreso de un estigma profundo, el desconocimiento de los recursos disponibles, la dificultad de acceso a los mismos por la dispersión geográfica entre el lugar de residencia y los núcleos donde se encuentran los recursos disponibles, o la propia vulnerabilidad social y económica de los pacientes, lo que agrava la situación y el sufrimiento que conlleva. En el caso de las zonas en riesgo de despoblación, la situación puede llegar a ser incluso más compleja, por lo que poner el foco en el ámbito rural, respecto a salud mental, es clave”.
De La Cruz aclara que cuando una persona llega a consulta “se le realiza una intervención personalizada y diseñada para cada caso concreto, siendo como un “traje a medida”, con el que se trata de buscar la recuperación de la persona lo más pronta posible con independencia del motivo por el que acude a consulta, para lo que “dar el primer paso y acudir a consulta, es primordial”.