La Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR) distingue este 13 de febrero, Día Mundial de la Radio, a la periodista María Peral (Ciudad Real, 1962), destacada profesional del periodismo español, especializada en tribunales. Suya (en El Español) fue la exclusiva de las cuentas en Suiza del Rey emérito, un hito en su carrera y una decepción profunda en lo personal. Gajes de un oficio que la ha hecho «muy, muy feliz», dice, desde que empezó en la prensa de provincias hace ya cuarenta años. De todo eso habla en esta entrevista para Lanza antes de recibir este jueves en Ciudad Real (19.00 horas, antiguo casino) un premio que la ha emocionado porque «me lo dan mis colegas».
Pregunta.- ¿Qué recuerda de sus inicios profesionales, creo que cubrió para el diario Lanza los primeros plenos de la Cortes de Castilla-La Mancha?
Respuesta.- Me abrumaba acabar la carrera y no tener empleo. Desde tercero me puse a trabajar y a estudiar y acabé la carrera estando en Lanza. Recuerdo perfectamente la constitución de la autonomía, ese estructura jurídico política sonaba a muy lejano. Yo me empeñé en que eso era importante, que iba a determinar nuestras vidas y que me tenían que dejar cubrir la información autonómica. Así que le pedía el coche prestado a mi madre y con diecinueve o veinte años me iba a Toledo cuando había pleno, toda una aventura entonces, en la mitad de los años ochenta.
P.-¿Cómo vivió aquel momento?
R.-Mi paso por Lanza y el periodismo de provincias fue una escuela insustituible. Iba al pleno de la Diputación, al Ayuntamiento, a la comisaría de policía, a la rueda de prensa del sindicato, y además hacía información autonómica. Creo que menos deportes hacíamos de todo, sucesos, información económica, política. Teníamos una panoplia de conocimiento, de contacto con la actualidad muy enriquecedora. La especialización vino después, cuando me marché al ABC. El periodismo en los medios nacionales no es tan todoterreno, es un periodismo experto en una materia concreta para poder competir.
P.-¿Y cómo ve la evolución de la autonomía alguien que estuvo en los inicios?
R.- Creo que la administración autonómica ha aproximado el servicio público a los ciudadanos, y me parece que el Gobierno de Castilla-La Mancha eso lo tiene clarísimo. La autonomía, sobre la que inicialmente había tantas dudas de eficacia, nos ha hecho una sociedad mejor, más enriquecida, cohesionada y económicamente más potente. A Castilla-La Mancha le ha venido muy bien la autonomía.
P.-¿Qué sintió cuando le comunicaron la concesión de la Insignia de Oro de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real?
R.-Me quedé de piedra y superemocionada. Yo me siento muy manchega, muy de Ciudad Real, y que alguien, vosotros, mis colegas, me premie a mí, que soy una periodista vocacional… Una de las mejores cosas que me han pasado en la vida es informar a los ciudadanos de cosas relevantes que pasan, y que los colegas de mi tierra se fijaran en mí, fue asombroso, bonito, emocionante. No tengo palabras, me ha conmovido.
P.-¿Cómo fue lo de dar el salto al periodismo nacional?
R.- A cada uno la vida nos lleva por un lado. En Ciudad Real hay una calidad de vida grande, estas en el campo en dos minutos, hay muchísimas ventajas, pero la emoción de competir en un medio grande y sacar exclusivas es impagable, sobre todo a quien nos va la marcha.
«Me pueden poner a parir sin enterarme»
P.-Entiendo que también es “grande” la repercusión y las críticas a sus opiniones y noticias en las redes sociales, ¿cómo lleva eso?
R.-Yo no veo Twitter, creo que tenemos la obligación de protegernos de lo más negativo, y los insultos, la polarización, la descalificación gratuita, lo que no aporta, lo aparto de mi vida. Manejo muy poco las redes sociales, lo que hago es insertar noticias del periódico o mías por si a alguien le interesan, pero raramente miro los comentarios ni a favor ni en contra. Hay tanta crispación y tanta gente que pierde el tiempo en meterse con el vecino. No entro y no me entero, me pueden poner a parir sin enterarme.
P.- Como especialista en tribunales, ¿qué ve más politizado el periodismo o a la justicia?
R.- Mucho más el periodismo. Los ciudadanos pueden estar tranquilos, no tenemos unos jueces políticos, eso es una falacia, y una falacia calumniosa; es verdad que hay muchos asuntos con consecuencias políticas que se dilucidan en los tribunales, pero eso no hace a los jueces políticos. Los jueces hacen su trabajo y las consecuencias políticas de lo que hacen tendremos que gestionarlas en la sociedad, otra cosa es que tengamos políticos que evalúen la justicia según les interese o les deja de interesar, eso dice muy poco en favor de los políticos, pero mucho a favor de los jueces. Ellos siempre están en su posición, hay errores, se equivocan, hay jueces a los que hay que tirar de las orejas porque no motivan las decisiones, hay jueces a los que hay que vigilar, ser críticos, como con cualquier poder, pero no se puede hacer una descalificación general del poder judicial porque no se la merecen ni responde a la realidad.
P.-Ahora combina labores directivas en un medio con participación en tertulias, ¿cómo lo hace?
R.-Colaboro en los medios públicos, en RTVE y RNE. Los medios públicos deben servir a los intereses de la sociedad, sin ningún tipo de connotación mercantil, ideológica, o sectarismo. Creo que eso se da, me siendo muy cómoda en nuestra televisión pública, y nuestra radio pública. Y le tengo mucho cariño a las corporaciones públicas como Lanza que fue mi comienzo. El deje de periodista de provincias no lo voy a abandonar nunca. Para mí es un periodismo insustituible, el más cercano.
P.- ¿Y sigue yendo a juicios?
R.-Yo estoy a pie de calle siempre. Ayer [el martes] estuve en el juicio de Medina y Luceño, estoy en las declaraciones del Supremo. Yo soy una periodista reportera.
P.- ¿Cómo va a terminar el asunto del fiscal general del Estado?
R.- No lo sé. El periodismo de tribunales nunca debe ser un periodismo piscinero, de adivinación. Un proceso penal se sabe como empieza, pero no cómo termina. Por sus propias características es siembre un objeto vivo en el que hay pruebas de cargo, pruebas de descargo; argumentos que otro contradice y que intenta mejorar, no es fácil saber cómo acabará.
Hay que dejar trabajar al Tribunal Supremo sin presiones indebidas y que el fiscal general como cualquier otro investigado tenga todas las garantías para poder defenderse y a partir de ahí todo funcionara.
P.- ¿Cree que debería haber dimitido desde el momento que lo procesaron?
R.- Yo si hubiera sido él seguro que me habría marchado, no tengo dudas. Creo que su situación tiene un coste para la institución y para mí las instituciones están por encima de sus titulares coyunturales. Entiendo que si él no se considera responsable y que no acabará condenado le cueste irse. Yo no hubiera dudado. La Fiscalía merece trabajar sin que su titular máximo tenga sombra de sospecha. Hay una incompatibilidad casi deontológica con estar tú mismo siendo sospechoso de una conducta ilícita.
Tienes que pensar que el procedimiento al fiscal general lo abrieron cinco magistrados y no constan votos particulares discrepantes. No es una decisión arbitraria, introducen unos elementos de sospecha que acaben como acaben hubieran aconsejado marcharse. Pero claro, es fácil hablar cuando no estás en su pellejo.
Las cuentas en Suiza del Rey emérito
P.- ¿Qué juicio o seguimiento judicial le ha marcado más?
R.- Ha habido dos asuntos que me han impresionado mucho, uno fue el juicio en el Tribunal Supremo por el secuestro de Segundo Marey por los GAL, y el otro una exclusiva que di en El Español cuando accedimos a la investigación que se estaba siguiendo en Suiza contra el Rey emérito y descubrimos todas las declaraciones de Corina, de los testaferros, las cuentas de la Fundación Lucum y las cuentas que el emérito tenía fuera y no había declarado a Hacienda.
Toda esa investigación la conseguí, la fuimos publicando en el periódico, para mí fue muy impactante descubrir que habíamos tenido durante años a un jefe del Estado que había estado ocultando dinero a la Hacienda española.
P.- Deduzco que una no se acostumbra a la corrupción, por muchos casos que siga…
R.- Cada proceso te enseña algo y te marca de alguna manera. Piensa que todos los juicios a los que voy son siempre casos mediáticos, complejos, gordos; siempre, siempre, sacas alguna enseñanza de todo. De Gurtel, de Filesa, a mí me llama muchísimo la atención ahora que sigo el asunto del exministro Ábalos cómo con la que ha caído con la corrupción en este país y las condenas que ha habido, se siguen produciendo supuestos asuntos como si no hubiéramos aprendido nada.
Desanima un poco que haya tanta corrupción. Creo que el periodismo ahí debe ser valiente y hacer una labor de denuncia y contar lo que pasa. La corrupción es un cáncer social. En eso hay alguna frustración, dices porras, otro asunto de corrupción con empresarios, con adjudicaciones irregulares, es desmoralizante; también hay ver que tenemos un Estado de Derecho en el que eso se denuncia, se investiga, y si ha lugar se juzgará a quien sea y se dictará sentencia, de manera que no hay que introducir el pesimismo.
“La justicia necesita respeto y medios”
P.- ¿Qué le parece el proyecto de reforma del ministro Bolaños para “democratizar” la justicia?
R.- Es un concepto erróneo. No creo que haya que democratizar la justicia, la realidad objetiva es que desde hace muchos años los nuevos miembros de la carrera judicial proceden de todas las clases sociales y no tienen ni familiares jueces ni relacionados con el Derecho. La imagen tópica de corporativismo y endogamia no se apoya en la realidad. La justicia necesita respeto y medios.
Si el Gobierno se tomase el mismo interés que se ha tomado en poner en marcha Hacienda que descubre hasta donde tenemos el último euro, los procedimientos no se eternizarían, los jueces trabajarían en condiciones, y la eficacia del servicio público de la justicia sería muchísimo mayor. El poder judicial no necesita ni descalificaciones gratuitas ni democratizaciones. La carrera judicial es un cuerpo plural en el que la ideología debe pasar a un segundo plano.
P.- Creo que estuviste en una comisión de modernización del lenguaje jurídico
R.- Sí, era secretario de Estado Juan Carlos Campo que impulsó ese trabajo, luego ministro de Justicia y ahora magistrado del Tribunal Constitucional. Ahí nos juntaron a gente que salvo yo eran todos supersabios; el presidente de la Real Academia de la Lengua, el presidente de la Agencia EFE, el fiscal jefe de Andalucía, gente buenísima. Trabajamos meses en cómo hacer que el lenguaje jurídico fuera accesible. Se llegó a un catálogo de conclusiones y recomendaciones, de escasa aplicación, que me siguen pareciendo útiles para que los ciudadanos entiendan el lenguaje de la justicia, que es una de las cosas que más separa. Ese sí es un déficit del poder judicial. Estuvo muy bien, el trabajo está en la web del Ministerio de Justicia.
P.-¿Quedará algún periódico de papel en unos años?
R.- Ya no, las cosas van más deprisa. El papel es una etapa superada.
“El periodismo te puede hacer muy, muy feliz”
P.-¿Qué le diría a los estudiantes de Periodismo o personas que se quieren dedicar a esta profesión?
R.- Que no escatimen en medios y que no tengan miedo. Que vayan a por todas siempre, que no se dejen arrastrar por el pesimismo de quienes les dicen que no tendrán trabajo o que no prosperarán porque hay mucha competencia. El periodismo es una profesión en la que uno tiene una sensación de servicio público muy intensa y eso te puede hacer muy, muy feliz. Hay que poner muchísimo empeño, no cejar y ponerle la misma pasión a una noticia grande que a una pequeña. Y el último día como si fuera el primero.
María Peral es adjunta al director de El Español y responsable de tribunales, área en la que ha centrado su especialización. Licenciada en Ciencias de la Información, ha trabajado en el diario Lanza, de Ciudad Real; El País, ABC y El Mundo. En la actualidad colabora como analista en RTVE.
Aparte de la Insignia de Oro de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR) es Premio Javier Bueno, de la Asociación de la Prensa de Madrid. Premio de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense por su labor periodística en beneficio del mundo jurídico. Premio de la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria por su apoyo a la independencia judicial. Premio de la Plataforma Cívica para la Independencia Judicial. Premio First Amendment Award, de la Fundación Eisenhower.
En el antiguo casino a partir de las 19.00
El acto de entrega de la Insignia de Oro se celebra este 13 de febrero, en el antiguo casino de Ciudad Real, coincidiendo con el Día Mundial de la Radio. En el mismo acto se entregará el XX Premio APCR de Periodismo a Mireia Morollón, de la Cadena SER en Ciudad Real y se concederá una mención a Onda Cero como heredera de la emisora pionera EAJ-65 Radio Ciudad Real por su nonagésimo aniversario.