Noemí Velasco
Manzanares
Representantes de asociaciones culturales, sociales y vecinales, colectivos de teatro, danza o tiro con arco, empresarios y vendedores de productos artesanos, y apasionados de la tradición popular de todas las edades, participaron en la noche del viernes en la multitudinaria apertura de las Jornadas Histórico-Turísticas ‘Manzanares medieval’, que reviven durante todo el fin de semana los orígenes de la población como Encomienda de la Orden de Calatrava hace ocho siglos. Teatro, danza, talleres infantiles, divulgación histórica, música; las Jornadas Medievales van más allá de un despliegue de artesanos en forma de mercadillo, pues suponen una recreación fiel de alguno de los pasajes de la historia local con más de cincuenta actos programados y con una amplia implicación de la sociedad manzanareña.
Tras la apertura de los mercadillos medieval y calatravo, autoridades y representantes de los gremios de la época asistieron a la inauguración oficial de las quintas Jornadas Medievales a las diez de la noche en el Castillo de Pilas Bonas, decididos a rememorar el nombramiento de alcaldes hidalgos y pecheros de la villa en torno a la festividad de San Miguel. Como anunciador, Juanjo Díaz-Portales desgranó desde el estrado el origen de la Encomienda de Manzanares, como “fortificación en el límite del territorio controlado por la Orden de Santiago” tras la batalla de las Navas de Tolosa, y describió cada una de las enseñas de los gremios de la época: los danzantes, con un dibujo de un tambor y una dulzaina en representación de la base musical de la danza; la mesnada de infantería con una cruz calatrava roja en referencia a los soldados que derramaron su sangre en defensa de la fe o la agrupación de pastores que hizo referencia al Honrado Concejo de la Mesta como órgano que regulaba la trashumancia.
Acompañado del alcaide de la fortaleza, adalid, sargento de armas, alcaldes y regidores salientes y la concejala de Cultura Silvia Cebrián como representante del Ayuntamiento actual, el comendador Manuel Lorente dio unas palabras con referencias al Quijote en el cuarto centenario de la muerte de Cervantes. Lorente dio las gracias al Ayuntamiento por apostar por las jornadas, a las asociaciones por su colaboración y animó al vecindario a retroceder en el tiempo ocho siglos, entre “arqueros, militares, titiriteros y trovadores”, en “un lugar de La Mancha de cuyo nombre sí quiero acordarme”.
Después, la asociación folclórica Airén interpretó una de las cánticas a Santa María con letra del ‘Libro del buen amor’ de Arcipreste de Hita y varias canciones sefardíes con instrumentos de la época; y decenas de personas participaron en uno de los actos más vistosos de las jornadas, la ‘procesión de las antorchas’ sobre una calzada cubierta de romero en el entorno del castillo, que tuvo un impresionante despliegue de arqueros con arcos y ballestas, caballeros con cotas de malla y espadas, escuderos, curiosos lanzadores de venablos, forzudos y damas de la corte. Los vecinos no sólo representaron a personas de la nobleza, sino que el gremio de pastores y de espaderos destacó por la adaptación al Medievo, con costureras, niños cuidadores de animales, con conejos y perdices incluidas, curanderas con hierbas medicinales o videntes con amuletos.