Los episodios en el hospital Santa Bárbara siguen sucediéndose. Si los días pasados era larvas de escarabajo en un sillón de la zona de enfermería ahora son mascarillas caducadas desde hace cuatro años para atender a un paciente con tuberculosis.
Precisamente por esta situación alrededor de un centenar de profesionales sanitarios han tenido que ser sometidos a pruebas rigurosas, de tuberculina, para detectar si alguno de ellos había sido contagiado, según una información adelantada este jueves por la Cadena SER y que fuentes del sindicato SATSE han confirmado a Lanza.
Desde los sindicatos sanitarios, una vez más, vuelven a poner el grito en el cielo porque en esta ocasión sí está en riesgo la salud de los profesionales que diariamente acuden al hospital Santa Bárbara a realizar su trabajo.
“Esto no debería haber pasado nunca”, comentan desde la parte sindical, “es intolerable”.
Menos supervisión
Una situación que se puede haber producido a causa de la reducción de personal que últimamente se está dando en el hospital puertollanense que ha sufrido un 10% del personal sanitario -esto es alrededor de un centenar menos de personas-. Así, hace unos años había una supervisora por planta que se encarga de revisar todo el material así como de la organización de los trabajadores a su cargo -permisos de vacaciones, por ejemplo, “son la clave de la gestión económica”. Sin embargo, ahora hay algunas supervisoras que tienen que llevar hasta dos plantas, por lo que se ha reducido el número de esta figura en un 40%, “antes lo que tenían bien controlado pues ahora no está tan controlado”. Además, los celadores que se encargan del almacén también se han reducido considerablemente.
Por último apuntaba que la OMS establece que debe haber un médico por cada tres enfermeras y en el hospital puertollanense hay un médico por cada 1,3 enfermeros, lo que significa una sobrecarga de trabajo muy importante.
“Nos acusan de alarmistas pero nosotros sólo ponemos voz a lo que está pasando, y todo se debe a Echániz con su política economicida” y apuntan “no queremos que se ponga en riesgo la salud de los sanitarios”.